Día 211
El Camino del Exilio
Si los seguidores de Jesús deben dar su total lealtad al Reino de Dios, ¿cómo deben relacionarse con los gobiernos y las estructuras de poder de su propio tiempo? En este video, veremos cómo la experiencia de Daniel y sus amigos en el exilio babilónico ofrece sabiduría para navegar por esta tensión. Seguir a Jesús en el siglo XXI significa aprender el camino del exilio.
Daniel 4
Nabucodonosor da gloria a Dios
Dan 4:1
Nabucodonosor, árbol caído
El rey Nabucodonosor, a todos los pueblos y naciones que habitan en este mundo, y a toda lengua: ¡Paz y prosperidad para todos!
Dan 4:2 Me es grato darles a conocer las señales y maravillas que el Dios Altísimo ha realizado en mi favor.
Dan 4:3 ¡Cuán grandes son sus señales! ¡Cuán portentosas son sus maravillas! ¡Su reino es un reino eterno! ¡Su soberanía permanece de generación en generación!
Segundo sueño de Nabucodonosor
Dan 4:4 Yo, Nabucodonosor, estaba en mi palacio, feliz y lleno de prosperidad,
Dan 4:5 cuando tuve un sueño que me infundió miedo. Recostado en mi lecho, las imágenes y visiones que pasaron por mi mente me llenaron de terror.
Dan 4:6 Ordené entonces que vinieran a mi presencia todos los sabios de Babilonia para que me interpretaran el sueño.
Dan 4:7 Cuando llegaron los magos, hechiceros, astrólogos y adivinos, les conté mi sueño pero no me lo pudieron interpretar.
Dan 4:8 Finalmente Daniel, que en honor a mi Dios también se llama Beltsasar, se presentó ante mí y le conté mi sueño, pues en él reposa el espíritu de los santos dioses.
Dan 4:9 Yo le dije: «Beltsasar, jefe de los magos, yo sé que en ti reposa el espíritu de los santos dioses, y que no hay para ti ningún misterio demasiado difícil de resolver. Te voy a contar mi sueño, y quiero que me digas lo que significa.
Dan 4:10 Y ésta es la tremenda visión que tuve mientras reposaba en mi lecho: Veía ante mí un árbol de altura impresionante, plantado en medio de la tierra.
Dan 4:11 El árbol creció y se hizo fuerte, y su copa tocaba el cielo, ¡hasta podía verse desde cualquier punto de la tierra!
Dan 4:12 Tenía un hermoso follaje y abundantes frutos; ¡todo el mundo hallaba en él su alimento! Hasta las bestias salvajes venían a refugiarse bajo su sombra, y en sus ramas anidaban las aves del cielo. ¡Ese árbol alimentaba a todos los animales!
Dan 4:13 »En la visión que tuve mientras reposaba en mi lecho, vi ante mí a un mensajero santo que descendía del cielo
Dan 4:14 y que a voz en cuello me gritaba: “¡Derriba el árbol y córtale las ramas; arráncale las hojas y esparce los frutos! ¡Haz que las bestias huyan de su sombra, y que las aves abandonen sus nidos!
Dan 4:15 Pero deja enterrados el tocón y las raíces; sujétalos con hierro y bronce entre la hierba del campo. Deja que se empape con el rocío del cielo, y que habite con los animales y entre las plantas de la tierra.
Dan 4:16 Deja que su mente humana se trastorne y se vuelva como la de un animal, hasta que hayan transcurrido siete años.”[a]
Dan 4:17 »Los santos mensajeros han anunciado la decisión, es decir, el veredicto, para que todos los vivientes reconozcan que el Dios Altísimo es el soberano de todos los reinos humanos, y que se los entrega a quien él quiere, y hasta pone sobre ellos al más humilde de los hombres.
Dan 4:18 »Yo, Nabucodonosor, tuve este sueño. Ahora tú, Beltsasar, dime qué es lo que significa, ya que ninguno de los sabios de mi reino me lo pudo interpretar. ¡Pero tú sí puedes hacerlo, porque en ti reposa el espíritu de los santos dioses!»
Daniel interpreta el segundo sueño
Dan 4:19
Daniel interpreta el sueño del rey
Daniel, conocido también como Beltsasar, se quedó desconcertado por algún tiempo y aterrorizado por sus propios pensamientos; por eso el rey le dijo: —Beltsasar, no te dejes alarmar por este sueño y su significado. A esto Daniel respondió: —¡Ojalá que el sueño y su significado tengan que ver con los acérrimos enemigos de Su Majestad!
Dan 4:20 La copa del árbol que Su Majestad veía crecer y fortalecerse, tocaba el cielo; ¡hasta podía verse desde cualquier punto de la tierra!
Dan 4:21 Ese árbol tenía un hermoso follaje y daba abundantes frutos, y alimentaba a todo el mundo; bajo su sombra se refugiaban las bestias salvajes, y en sus ramas anidaban las aves del cielo.
Dan 4:22 Ese árbol es Su Majestad, que se ha hecho fuerte y poderoso, y con su grandeza ha alcanzado el cielo. ¡Su dominio se extiende a los lugares más remotos de la tierra!
Dan 4:23 »Su Majestad veía que del cielo bajaba un mensajero santo, el cual le ordenaba derribar el árbol y destruirlo, y dejarlo enterrado para que se empapara con el rocío del cielo, aunque tenía que sujetar con hierro y bronce el tocón y las raíces. De este modo viviría como los animales salvajes hasta que transcurrieran siete años.
Dan 4:24 »La interpretación del sueño, y el decreto que el Altísimo ha emitido contra Su Majestad, es como sigue:
Dan 4:25 Usted será apartado de la gente y habitará con los animales salvajes; comerá pasto como el ganado, y se empapará con el rocío del cielo. Siete años pasarán hasta que Su Majestad reconozca que el Altísimo es el soberano de todos los reinos del mundo, y que se los entrega a quien él quiere.
Dan 4:26 La orden de dejar el tocón y las raíces del árbol quiere decir que Su Majestad recibirá nuevamente el reino, cuando haya reconocido que el verdadero reino es el del cielo.
Dan 4:27 Por lo tanto, yo le ruego a Su Majestad aceptar el consejo que le voy a dar: Renuncie usted a sus pecados y actúe con justicia; renuncie a su maldad y sea bondadoso con los oprimidos. Tal vez entonces su prosperidad vuelva a ser la de antes.»
Humillación de Nabucodonosor
Dan 4:28 En efecto, todo esto le sucedió al rey Nabucodonosor.
Dan 4:29 Doce meses después, mientras daba un paseo por la terraza del palacio real de Babilonia,
Dan 4:30 exclamó: «¡Miren la gran Babilonia que he construido como capital del reino! ¡La he construido con mi gran poder, para mi propia honra!»
Dan 4:31 No había terminado de hablar cuando, desde el cielo, se escuchó una voz que decía: «Éste es el decreto en cuanto a ti, rey Nabucodonosor. Tu autoridad real se te ha quitado.
Dan 4:32 Serás apartado de la gente y vivirás entre los animales salvajes; comerás pasto como el ganado, y siete años transcurrirán hasta que reconozcas que el Altísimo es el soberano de todos los reinos del mundo, y que se los entrega a quien él quiere.»
Dan 4:33 Y al instante se cumplió lo anunciado a Nabucodonosor. Lo separaron de la gente, y comió pasto como el ganado. Su cuerpo se empapó con el rocío del cielo, y hasta el pelo y las uñas le crecieron como plumas y garras de águila.
Nabucodonosor restaurado
Dan 4:34 Pasado ese tiempo yo, Nabucodonosor, elevé los ojos al cielo, y recobré el juicio. Entonces alabé al Altísimo; honré y glorifiqué al que vive para siempre: Su dominio es eterno; su reino permanece para siempre.
Dan 4:35 Ninguno de los pueblos de la tierra merece ser tomado en cuenta. Dios hace lo que quiere con los poderes celestiales y con los pueblos de la tierra. No hay quien se oponga a su poder ni quien le pida cuentas de sus actos.
Dan 4:36 Recobré el juicio, y al momento me fueron devueltos la honra, el esplendor y la gloria de mi reino. Mis consejeros y cortesanos vinieron a buscarme, y me fue devuelto el trono. ¡Llegué a ser más poderoso que antes!
Dan 4:37 Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia, y es capaz de humillar a los soberbios.
Daniel 5
La escritura en la pared
Dan 5:1
La escritura en la pared
El rey Belsasar ofreció un gran banquete a mil miembros de la nobleza, y bebió vino con ellos hasta emborracharse.
Dan 5:2 Mientras brindaban, Belsasar mandó que le trajeran las copas de oro y de plata que Nabucodonosor, su padre, había tomado del templo de Jerusalén.
Dan 5:3 Y así se hizo. Le llevaron las copas, y en ellas bebieron el rey y sus nobles, junto con sus esposas y concubinas.
Dan 5:4 Ya borrachos, se deshacían en alabanzas a los dioses de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra.
Dan 5:5 En ese momento, en la sala del palacio apareció una mano que, a la luz de las lámparas, escribía con el dedo sobre la parte blanca de la pared. Mientras el rey observaba la mano que escribía,
Dan 5:6 el rostro le palideció del susto, las rodillas comenzaron a temblarle, y apenas podía sostenerse.
Dan 5:7 Mandó entonces que vinieran los hechiceros, astrólogos y adivinos, y a estos sabios babilonios les dijo: —Al que lea lo que allí está escrito, y me diga lo que significa, lo vestiré de púrpura, le pondré una cadena de oro en el cuello, y lo nombraré tercer gobernante del reino.
Dan 5:8 Todos los sabios del reino se presentaron, pero no pudieron descifrar lo escrito ni decirle al rey lo que significaba.
Dan 5:9 Esto hizo que el rey Belsasar se asustara y palideciera más todavía. Los nobles, por su parte, se hallaban confundidos.
Dan 5:10 Al oír el alboroto que hacían el rey y sus nobles, la reina misma entró en la sala del banquete y exclamó: —¡Que viva Su Majestad por siempre! ¡Y no se alarme ni se ponga pálido!
Dan 5:11 En el reino de Su Majestad hay un hombre en quien reposa el espíritu de los santos dioses. Cuando vivía el rey Nabucodonosor, padre de Su Majestad, se halló que ese hombre poseía sabiduría, inteligencia y gran percepción, semejantes a las de los dioses. El padre de Su Majestad llegó a nombrar a ese hombre jefe de los magos, hechiceros, astrólogos y adivinos.
Dan 5:12 Y es que ese hombre tiene una mente aguda, amplios conocimientos, e inteligencia y capacidad para interpretar sueños, explicar misterios y resolver problemas difíciles. Llame usted a ese hombre, y él le dirá lo que significa ese escrito. Se llama Daniel, aunque el padre de Su Majestad le puso por nombre Beltsasar.
Daniel interpreta la escritura
Dan 5:13 Daniel fue llevado a la presencia del rey, y éste le preguntó: —¿Así que tú eres Daniel, uno de los exiliados que mi padre trajo de Judá?
Dan 5:14 Me han contado que en ti reposa el espíritu de los dioses, y que posees gran agudeza e inteligencia, y una sabiduría sorprendente.
Dan 5:15 Los sabios y hechiceros se presentaron ante mí para leer esta escritura y decirme lo que significa, pero no pudieron descifrarla.
Dan 5:16 Según me han dicho, tú puedes dar interpretaciones y resolver problemas difíciles. Si logras descifrar e interpretar lo que allí está escrito, te vestiré de púrpura, te pondré una cadena de oro en el cuello, y te nombraré tercer gobernante del reino.
Dan 5:17 —Su Majestad puede quedarse con sus regalos, o dárselos a otro —le respondió Daniel—. Yo voy a leerle a Su Majestad lo que dice en la pared, y le explicaré lo que significa.
Dan 5:18 »El Dios Altísimo dio al rey Nabucodonosor, padre de usted, grandeza, gloria, majestad y esplendor.
Dan 5:19 Gracias a la autoridad que Dios le dio, ante él temblaban de miedo todos los pueblos, naciones y gente de toda lengua. A quien él quería matar, lo mandaba matar; a quien quería perdonar, lo perdonaba; si quería promover a alguien, lo promovía; y si quería humillarlo, lo humillaba.
Dan 5:20 Pero, cuando su corazón se volvió arrogante y orgulloso, se le arrebató el trono real y se le despojó de su gloria;
Dan 5:21 fue apartado de la gente y recibió la mente de un animal; vivió entre los asnos salvajes y se alimentó con pasto como el ganado; ¡el rocío de la noche empapaba su cuerpo! Todo esto le sucedió hasta que reconoció que el Dios Altísimo es el soberano de todos los reinos del mundo, y que se los entrega a quien él quiere.
Dan 5:22 »Sin embargo, y a pesar de saber todo esto, usted, hijo de Nabucodonosor, no se ha humillado.
Dan 5:23 Por el contrario, se ha opuesto al Dios del cielo mandando traer de su templo las copas, para que beban en ellas usted y sus nobles, y sus esposas y concubinas. Usted se ha deshecho en alabanzas a los dioses de oro, plata, hierro, madera y piedra, dioses que no pueden ver ni oír ni entender; en cambio, no ha honrado al Dios en cuyas manos se hallan la vida y las acciones de Su Majestad.
Dan 5:24 Por eso Dios ha enviado esa mano a escribir
Dan 5:25 lo que allí aparece: Mene, Mene, Téquel, Parsin.
Dan 5:26 »Pues bien, esto es lo que significan esas palabras: »Mene: Dios ha contado los días del reino de Su Majestad, y les ha puesto un límite.
Dan 5:27 »Téquel: Su Majestad ha sido puesto en la balanza, y no pesa lo que debería pesar.
Dan 5:28 »Parsin: El reino de Su Majestad se ha dividido, y ha sido entregado a medos y persas.
Dan 5:29 Entonces Belsasar ordenó que se vistiera a Daniel de púrpura, que se le pusiera una cadena de oro en el cuello, y que se le nombrara tercer gobernante del reino.
Dan 5:30 Esa misma noche fue asesinado Belsasar, rey de los babilonios, y Darío el Persa se apoderó del reino.
Dan 5:31 Para entonces, Darío tenía sesenta y dos años.
Daniel 6
Daniel y el foso de los leones
Dan 6:1
Daniel en el foso de los leones
Para el control eficaz de su reino, Darío consideró prudente nombrar a ciento veinte sátrapas
Dan 6:2 y tres administradores, uno de los cuales era Daniel. Estos sátrapas eran responsables ante los administradores, a fin de que los intereses del rey no se vieran afectados.
Dan 6:3 Y tanto se distinguió Daniel por sus extraordinarias cualidades administrativas, que el rey pensó en ponerlo al frente de todo el reino.
Dan 6:4 Entonces los administradores y los sátrapas empezaron a buscar algún motivo para acusar a Daniel de malos manejos en los negocios del reino. Sin embargo, no encontraron de qué acusarlo porque, lejos de ser corrupto o negligente, Daniel era un hombre digno de confianza.
Dan 6:5 Por eso concluyeron: «Nunca encontraremos nada de qué acusar a Daniel, a no ser algo relacionado con la ley de su Dios.»
Dan 6:6 Formaron entonces los administradores y sátrapas una comisión para ir a hablar con el rey, y estando en su presencia le dijeron: —¡Que viva para siempre Su Majestad, el rey Darío!
Dan 6:7 Nosotros los administradores reales, junto con los prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores, convenimos en que Su Majestad debiera emitir y confirmar un decreto que exija que, durante los próximos treinta días, sea arrojado al foso de los leones todo el que adore a cualquier dios u hombre que no sea Su Majestad.
Dan 6:8 Expida usted ahora ese decreto, y póngalo por escrito. Así, conforme a la ley de los medos y los persas, no podrá ser revocado.
Dan 6:9 El rey Darío expidió el decreto y lo puso por escrito.
Dan 6:10 Cuando Daniel se enteró de la publicación del decreto, se fue a su casa y subió a su dormitorio, cuyas ventanas se abrían en dirección a Jerusalén. Allí se arrodilló y se puso a orar y alabar a Dios, pues tenía por costumbre orar tres veces al día.
Dan 6:11 Cuando aquellos hombres llegaron y encontraron a Daniel orando e implorando la ayuda de Dios,
Dan 6:12 fueron a hablar con el rey respecto al decreto real: —¿No es verdad que Su Majestad publicó un decreto? Según entendemos, todo el que en los próximos treinta días adore a otro dios u hombre que no sea Su Majestad, será arrojado al foso de los leones. —El decreto sigue en pie —contestó el rey—. Según la ley de los medos y los persas, no puede ser derogado.
Dan 6:13 —¡Pues Daniel —respondieron ellos—, que es uno de los exiliados de Judá, no toma en cuenta a Su Majestad ni al decreto que ha promulgado! ¡Todavía sigue orando a su Dios tres veces al día!
Dan 6:14 Cuando el rey escuchó esto, se deprimió mucho y se propuso salvar a Daniel, así que durante todo el día buscó la forma de salvarlo.
Dan 6:15 Pero aquellos hombres fueron a ver al rey y lo presionaron: —No olvide Su Majestad que, según la ley de los medos y los persas, ningún decreto ni edicto emitido por el rey puede ser derogado.
Dan 6:16 El rey dio entonces la orden, y Daniel fue arrojado al foso de los leones. Allí el rey animaba a Daniel: —¡Que tu Dios, a quien siempre sirves, se digne salvarte!
Dan 6:17 Trajeron entonces una piedra, y con ella taparon la boca del foso. El rey lo selló con su propio anillo y con el de sus nobles, para que la sentencia contra Daniel no pudiera ser cambiada.
Dan 6:18 Luego volvió a su palacio y pasó la noche sin comer y sin divertirse, y hasta el sueño se le fue.
Dan 6:19 Tan pronto como amaneció, se levantó y fue al foso de los leones.
Dan 6:20 Ya cerca, lleno de ansiedad gritó: —Daniel, siervo del Dios viviente, ¿pudo tu Dios, a quien siempre sirves, salvarte de los leones?
Dan 6:21 —¡Que viva Su Majestad por siempre! —contestó Daniel desde el foso—.
Dan 6:22 Mi Dios envió a su ángel y les cerró la boca a los leones. No me han hecho ningún daño, porque Dios bien sabe que soy inocente. ¡Tampoco he cometido nada malo contra Su Majestad!
Dan 6:23 Sin ocultar su alegría, el rey ordenó que sacaran del foso a Daniel. Cuando lo sacaron, no se le halló un solo rasguño, pues Daniel confiaba en su Dios.
Dan 6:24 Entonces el rey mandó traer a los que falsamente lo habían acusado, y ordenó que los arrojaran al foso de los leones, junto con sus esposas y sus hijos. ¡No habían tocado el suelo cuando ya los leones habían caído sobre ellos y les habían triturado los huesos!
Dan 6:25 Más tarde el rey Darío firmó este decreto: «A todos los pueblos, naciones y lenguas de este mundo: »¡Paz y prosperidad para todos!
Dan 6:26 »He decretado que en todo lugar de mi reino la gente adore y honre al Dios de Daniel. »Porque él es el Dios vivo, y permanece para siempre. Su reino jamás será destruido, y su dominio jamás tendrá fin.
Dan 6:27 Él rescata y salva; hace prodigios en el cielo y maravillas en la tierra. ¡Ha salvado a Daniel de las garras de los leones!»
Dan 6:28 Fue así como Daniel prosperó durante los reinados de Darío y de Ciro el Persa.
Salmo 56
En Dios he confiado
Sal 56:1
Al director musical. Sígase la tonada de «La tórtola en los robles lejanos». Mictam de David, cuando los filisteos lo apresaron en Gat.
Ten compasión de mí, oh Dios, pues hay gente que me persigue. Todo el día me atacan mis opresores,
Sal 56:2 todo el día me persiguen mis adversarios; son muchos los arrogantes que me atacan.
Sal 56:3 Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza.
Sal 56:4 Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal?
Sal 56:5 Todo el día tuercen mis palabras; siempre están pensando hacerme mal.
Sal 56:6 Conspiran, se mantienen al acecho; ansiosos por quitarme la vida, vigilan todo lo que hago.
Sal 56:7 ¡En tu enojo, Dios mío, humilla a esos pueblos! ¡De ningún modo los dejes escapar!
Sal 56:8 Toma en cuenta mis lamentos; registra mi llanto en tu libro.[a] ¿Acaso no lo tienes anotado?
Sal 56:9 Cuando yo te pida ayuda, huirán mis enemigos. Una cosa sé: ¡Dios está de mi parte!
Sal 56:10 Confío en Dios y alabo su palabra; confío en el SEÑOR y alabo su palabra;
Sal 56:11 confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal?
Sal 56:12 He hecho votos delante de ti, oh Dios, y te presentaré mis ofrendas de gratitud.
Sal 56:13 Tú, oh Dios, me has librado de tropiezos, me has librado de la muerte, para que siempre, en tu presencia, camine en la luz de la vida.