Día 246

14 Jesús & el Reino

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Mateo 21

Entrada triunfal

Mat 21:1

La entrada triunfal

21:1-9—Mr 11:1-10; Lc 19:29-38

21:4-9—Jn 12:12-15

Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagué, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos

Mat 21:2 con este encargo: «Vayan a la aldea que tienen enfrente, y ahí mismo encontrarán una burra atada, y un burrito con ella. Desátenlos y tráiganmelos.

Mat 21:3 Si alguien les dice algo, díganle que el Señor los necesita, pero que ya los devolverá.»

Mat 21:4 Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta:

Mat 21:5 «Digan a la hija de Sión: “Mira, tu rey viene hacia ti, humilde y montado en un burro, en un burrito, cría de una bestia de carga.” »[a]

Mat 21:6 Los discípulos fueron e hicieron como les había mandado Jesús.

Mat 21:7 Llevaron la burra y el burrito, y pusieron encima sus mantos, sobre los cuales se sentó Jesús.

Mat 21:8 Había mucha gente que tendía sus mantos sobre el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las esparcían en el camino.

Mat 21:9 Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás, gritaba: —¡Hosanna[b] al Hijo de David! —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor![c] —¡Hosanna en las alturas!

Mat 21:10 Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. —¿Quién es éste? —preguntaban.

Mat 21:11 —Éste es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea —contestaba la gente.

Jesús limpia el templo

Mat 21:12

Jesús en el templo

21:12-16—Mr 11:15-18; Lc 19:45-47

Jesús entró en el templo[d] y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas.

Mat 21:13 «Escrito está —les dijo—: “Mi casa será llamada casa de oración” ;[e] pero ustedes la están convirtiendo en “cueva de ladrones” .[f] »

Mat 21:14 Se le acercaron en el templo ciegos y cojos, y los sanó.

Mat 21:15 Pero cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley vieron que hacía cosas maravillosas, y que los niños gritaban en el templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron.

Mat 21:16 —¿Oyes lo que ésos están diciendo? —protestaron. —Claro que sí —respondió Jesús—; ¿no han leído nunca: »“En los labios de los pequeños y de los niños de pecho has puesto la perfecta alabanza” ?[g]

Mat 21:17 Entonces los dejó y, saliendo de la ciudad, se fue a pasar la noche en Betania.

Jesús maldice la higuera

Mat 21:18

Se seca la higuera

21:18-22—Mr 11:12-14, 20-24

Muy de mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre.

Mat 21:19 Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. —¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo. Y al instante se secó la higuera.

Mat 21:20 Los discípulos se asombraron al ver esto. —¿Cómo es que se secó la higuera tan pronto? —preguntaron ellos.

Mat 21:21 —Les aseguro que si tienen fe y no dudan —les respondió Jesús—, no sólo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: “¡Quítate de ahí y tírate al mar!”, y así se hará.

Mat 21:22 Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.

Desafían la autoridad de Jesús

Mat 21:23

La autoridad de Jesús puesta en duda

21:23-27—Mr 11:27-33; Lc 20:1-8

Jesús entró en el templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo. —¿Con qué autoridad haces esto? —lo interrogaron—. ¿Quién te dio esa autoridad?

Mat 21:24 —Yo también voy a hacerles una pregunta. Si me la contestan, les diré con qué autoridad hago esto.

Mat 21:25 El bautismo de Juan, ¿de dónde procedía? ¿Del cielo o de la tierra?[h] Ellos se pusieron a discutir entre sí: «Si respondemos: “Del cielo”, nos dirá: “Entonces, ¿por qué no le creyeron?”

Mat 21:26 Pero si decimos: “De la tierra” ... tememos al pueblo, porque todos consideran que Juan era un profeta.» Así que le respondieron a Jesús:

Mat 21:27 —No lo sabemos. —Pues yo tampoco les voy a decir con qué autoridad hago esto.

La parábola de los dos hijos

Mat 21:28

Parábola de los dos hijos

»¿Qué les parece? —continuó Jesús—. Había un hombre que tenía dos hijos. Se dirigió al primero y le pidió: “Hijo, ve a trabajar hoy en el viñedo.”

Mat 21:29 “No quiero”, contestó, pero después se arrepintió y fue.

Mat 21:30 Luego el padre se dirigió al otro hijo y le pidió lo mismo. Éste contestó: “Sí, señor” ; pero no fue.

Mat 21:31 ¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería? —El primero —contestaron ellos. Jesús les dijo: —Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van delante de ustedes hacia el reino de Dios.

Mat 21:32 Porque Juan fue enviado a ustedes a señalarles el camino de la justicia, y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. E incluso después de ver esto, ustedes no se arrepintieron para creerle.

La parábola de los labradores

Mat 21:33

Parábola de los labradores malvados

21:33-46—Mr 12:1-12; Lc 20:9-19

»Escuchen otra parábola: Había un propietario que plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje.

Mat 21:34 Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, mandó sus siervos a los labradores para recibir de éstos lo que le correspondía.

Mat 21:35 Los labradores agarraron a esos siervos; golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero.

Mat 21:36 Después les mandó otros siervos, en mayor número que la primera vez, y también los maltrataron.

Mat 21:37 »Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: “¡A mi hijo sí lo respetarán!”

Mat 21:38 Pero cuando los labradores vieron al hijo, se dijeron unos a otros: “Éste es el heredero. Matémoslo, para quedarnos con su herencia.”

Mat 21:39 Así que le echaron mano, lo arrojaron fuera del viñedo y lo mataron.

Mat 21:40 »Ahora bien, cuando vuelva el dueño, ¿qué hará con esos labradores?

Mat 21:41 —Hará que esos malvados tengan un fin miserable —respondieron—, y arrendará el viñedo a otros labradores que le den lo que le corresponde cuando llegue el tiempo de la cosecha.

Mat 21:42 Les dijo Jesús: —¿No han leído nunca en las Escrituras: »“La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular; esto es obra del Señor, y nos deja maravillados” ?[i]

Mat 21:43 »Por eso les digo que el reino de Dios se les quitará a ustedes y se le entregará a un pueblo que produzca los frutos del reino.

Mat 21:44 El que caiga sobre esta piedra quedará despedazado, y si ella cae sobre alguien, lo hará polvo.[j]

Mat 21:45 Cuando los jefes de los sacerdotes y los fariseos oyeron las parábolas de Jesús, se dieron cuenta de que hablaba de ellos.

Mat 21:46 Buscaban la manera de arrestarlo, pero temían a la gente porque ésta lo consideraba un profeta.

Mateo 22

La parábola del banquete de bodas

Mat 22:1

Parábola del banquete de bodas

Jesús volvió a hablarles en parábolas, y les dijo:

Mat 22:2 «El reino de los cielos es como un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo.

Mat 22:3 Mandó a sus siervos que llamaran a los invitados, pero éstos se negaron a asistir al banquete.

Mat 22:4 Luego mandó a otros siervos y les ordenó: “Digan a los invitados que ya he preparado mi comida: Ya han matado mis bueyes y mis reses cebadas, y todo está listo. Vengan al banquete de bodas.”

Mat 22:5 Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a su negocio.

Mat 22:6 Los demás agarraron a los siervos, los maltrataron y los mataron.

Mat 22:7 El rey se enfureció. Mandó su ejército a destruir a los asesinos y a incendiar su ciudad.

Mat 22:8 Luego dijo a sus siervos: “El banquete de bodas está preparado, pero los que invité no merecían venir.

Mat 22:9 Vayan al cruce de los caminos e inviten al banquete a todos los que encuentren.”

Mat 22:10 Así que los siervos salieron a los caminos y reunieron a todos los que pudieron encontrar, buenos y malos, y se llenó de invitados el salón de bodas.

Mat 22:11 »Cuando el rey entró a ver a los invitados, notó que allí había un hombre que no estaba vestido con el traje de boda.

Mat 22:12 “Amigo, ¿cómo entraste aquí sin el traje de boda?”, le dijo. El hombre se quedó callado.

Mat 22:13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Átenlo de pies y manos, y échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.”

Mat 22:14 Porque muchos son los invitados, pero pocos los escogidos.»

Pago de impuestos al César

Mat 22:15

El pago de impuestos al césar

22:15-22—Mr 12:13-17; Lc 20:20-26

Entonces salieron los fariseos y tramaron cómo tenderle a Jesús una trampa con sus mismas palabras.

Mat 22:16 Enviaron algunos de sus discípulos junto con los herodianos, los cuales le dijeron: —Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro y que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias.

Mat 22:17 Danos tu opinión: ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no?

Mat 22:18 Conociendo sus malas intenciones, Jesús replicó: —¡Hipócritas! ¿Por qué me tienden trampas?

Mat 22:19 Muéstrenme la moneda para el impuesto. Y se la enseñaron.[a]

Mat 22:20 —¿De quién son esta imagen y esta inscripción? —les preguntó.

Mat 22:21 —Del césar —respondieron. —Entonces denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.

Mat 22:22 Al oír esto, se quedaron asombrados. Así que lo dejaron y se fueron.

Los saduceos preguntan acerca de la resurrección

Mat 22:23

El matrimonio en la resurrección

22:23-33—Mr 12:18-27; Lc 20:27-40

Ese mismo día los saduceos, que decían que no hay resurrección, se le acercaron y le plantearon un problema:

Mat 22:24 —Maestro, Moisés nos enseñó que si un hombre muere sin tener hijos, el hermano de ese hombre tiene que casarse con la viuda para que su hermano tenga descendencia.

Mat 22:25 Pues bien, había entre nosotros siete hermanos. El primero se casó y murió y, como no tuvo hijos, dejó la esposa a su hermano.

Mat 22:26 Lo mismo les pasó al segundo y al tercer hermano, y así hasta llegar al séptimo.

Mat 22:27 Por último, murió la mujer.

Mat 22:28 Ahora bien, en la resurrección, ¿de cuál de los siete será esposa esta mujer, ya que todos estuvieron casados con ella?

Mat 22:29 Jesús les contestó: —Ustedes andan equivocados porque desconocen las Escrituras y el poder de Dios.

Mat 22:30 En la resurrección, las personas no se casarán ni serán dadas en casamiento, sino que serán como los ángeles que están en el cielo.

Mat 22:31 Pero en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído lo que Dios les dijo a ustedes:

Mat 22:32 “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob” ?[b] Él no es Dios de muertos, sino de vivos.

Mat 22:33 Al oír esto, la gente quedó admirada de su enseñanza.

El mayor mandamiento

Mat 22:34

El mandamiento más importante

22:34-40—Mr 12:28-31

Los fariseos se reunieron al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos.

Mat 22:35 Uno de ellos, experto en la ley, le tendió una trampa con esta pregunta:

Mat 22:36 —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?

Mat 22:37 —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente”[c] —le respondió Jesús—.

Mat 22:38 Éste es el primero y el más importante de los mandamientos.

Mat 22:39 El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”[d]

Mat 22:40 De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.

¿De quién es hijo el Cristo?

Mat 22:41

¿De quién es hijo el Cristo?

22:41-46—Mr 12:35-37; Lc 20:41-44

Mientras estaban reunidos los fariseos, Jesús les preguntó:

Mat 22:42 —¿Qué piensan ustedes acerca del Cristo? ¿De quién es hijo? —De David —le respondieron ellos.

Mat 22:43 —Entonces, ¿cómo es que David, hablando por el Espíritu, lo llama “Señor” ? Él afirma:

Mat 22:44 »“Dijo el Señor a mi Señor: ‘Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies.’”[e]

Mat 22:45 Si David lo llama “Señor”, ¿cómo puede entonces ser su hijo?

Mat 22:46 Nadie pudo responderle ni una sola palabra, y desde ese día ninguno se atrevía a hacerle más preguntas.

Salmo 91

Esperanza mía y castillo mío

Sal 91:1

El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.

Sal 91:2 Yo le digo al SEÑOR: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío.»

Sal 91:3 Sólo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas,

Sal 91:4 pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!

Sal 91:5 No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día,

Sal 91:6 ni la peste que acecha en las sombras ni la plaga que destruye a mediodía.

Sal 91:7 Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará.

Sal 91:8 No tendrás más que abrir bien los ojos, para ver a los impíos recibir su merecido.

Sal 91:9 Ya que has puesto al SEÑOR por tu[a] refugio, al Altísimo por tu protección,

Sal 91:10 ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar.

Sal 91:11 Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.

Sal 91:12 Con sus propias manos te levantarán para que no tropieces con piedra alguna.

Sal 91:13 Aplastarás al león y a la víbora; ¡hollarás fieras y serpientes!

Sal 91:14 «Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre.

Sal 91:15 Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores.

Sal 91:16 Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación.»