Día 82

07 El Auge y Caída del Reino de Israel

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1 Samuel 15

El Señor rechaza a Saúl

1Sa 15:1

El SEÑOR rechaza a Saúl

Un día Samuel le dijo a Saúl: «El SEÑOR me envió a ungirte como rey sobre su pueblo Israel. Así que pon atención al mensaje del SEÑOR.

1Sa 15:2 Así dice el SEÑOR Todopoderoso: “He decidido castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues no lo dejaron pasar cuando salía de Egipto.

1Sa 15:3 Así que ve y ataca a los amalecitas ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos.” »

1Sa 15:4 Saúl reunió al ejército y le pasó revista en Telayin: eran doscientos mil soldados de infantería más diez mil soldados de Judá.

1Sa 15:5 Luego se dirigió a la ciudad de Amalec y tendió una emboscada en el barranco.

1Sa 15:6 Los quenitas se apartaron de los amalecitas, pues Saúl les dijo: «¡Váyanse de aquí! Salgan y apártense de los amalecitas. Ustedes fueron bondadosos con todos los israelitas cuando ellos salieron de Egipto. Así que no quiero destruirlos a ustedes junto con ellos.»

1Sa 15:7 Saúl atacó a los amalecitas desde Javilá hasta Sur, que está cerca de la frontera de Egipto.

1Sa 15:8 A Agag, rey de Amalec, lo capturó vivo, pero a todos los habitantes los mató a filo de espada.

1Sa 15:9 Además de perdonarle la vida al rey Agag, Saúl y su ejército preservaron las mejores ovejas y vacas, los terneros más gordos y, en fin, todo lo que era de valor. Nada de esto quisieron destruir; sólo destruyeron lo que era inútil y lo que no servía.

1Sa 15:10 La palabra del SEÑOR vino a Samuel:

1Sa 15:11 «Me arrepiento de haber hecho rey a Saúl, pues se ha apartado de mí y no ha llevado a cabo mis instrucciones.» Tanto se alteró Samuel que pasó la noche clamando al SEÑOR.

1Sa 15:12 Por la mañana, muy temprano, se levantó y fue a encontrarse con Saúl, pero le dijeron: «Saúl se fue a Carmel, y allí se erigió un monumento. Luego dio una vuelta y continuó hacia Guilgal.»

1Sa 15:13 Cuando Samuel llegó, Saúl le dijo: —¡Que el SEÑOR te bendiga! He cumplido las instrucciones del SEÑOR.

1Sa 15:14 —Y entonces, ¿qué significan esos balidos de oveja que me parece oír? —le reclamó Samuel—. ¿Y cómo es que oigo mugidos de vaca?

1Sa 15:15 —Son las que nuestras tropas trajeron del país de Amalec —respondió Saúl—. Dejaron con vida a las mejores ovejas y vacas para ofrecerlas al SEÑOR tu Dios, pero todo lo demás lo destruimos.

1Sa 15:16 ¡Basta! —lo interrumpió Samuel—. Voy a comunicarte lo que el SEÑOR me dijo anoche. —Te escucho —respondió Saúl.

1Sa 15:17 Entonces Samuel le dijo: —¿No es cierto que, aunque te creías poca cosa, has llegado a ser jefe de las tribus de Israel? ¿No fue el SEÑOR quien te ungió como rey de Israel,

1Sa 15:18 y te envió a cumplir una misión? Él te dijo: “Ve y destruye a esos pecadores, los amalecitas. Atácalos hasta acabar con ellos.”

1Sa 15:19 ¿Por qué, entonces, no obedeciste al SEÑOR? ¿Por qué echaste mano del botín e hiciste lo que ofende al SEÑOR?

1Sa 15:20 —¡Yo sí he obedecido al SEÑOR! —insistió Saúl—. He cumplido la misión que él me encomendó. Traje prisionero a Agag, rey de Amalec, pero destruí a los amalecitas.

1Sa 15:21 Y del botín, los soldados tomaron ovejas y vacas con el propósito de ofrecerlas en Guilgal al SEÑOR tu Dios.

1Sa 15:22 Samuel respondió: «¿Qué le agrada más al SEÑOR: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros.

1Sa 15:23 La rebeldía es tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como el pecado de la idolatría. Y como tú has rechazado la palabra del SEÑOR, él te ha rechazado como rey.»

1Sa 15:24 —¡He pecado! —admitió Saúl—. He quebrantado el mandato del SEÑOR y tus instrucciones. Los soldados me intimidaron y les hice caso.

1Sa 15:25 Pero te ruego que perdones mi pecado, y que regreses conmigo para adorar al SEÑOR.

1Sa 15:26 —No voy a regresar contigo —le respondió Samuel—. Tú has rechazado la palabra del SEÑOR, y él te ha rechazado como rey de Israel.

1Sa 15:27 Cuando Samuel se dio vuelta para irse, Saúl le agarró el borde del manto, y se lo arrancó.

1Sa 15:28 Entonces Samuel le dijo: —Hoy mismo el SEÑOR ha arrancado de tus manos el reino de Israel, y se lo ha entregado a otro más digno que tú.

1Sa 15:29 En verdad, el que es la Gloria de Israel no miente ni cambia de parecer, pues no es hombre para que se arrepienta.

1Sa 15:30 —¡He pecado! —respondió Saúl—. Pero te pido que por ahora me sigas reconociendo ante los ancianos de mi pueblo y ante todo Israel. Regresa conmigo para adorar al SEÑOR tu Dios.

1Sa 15:31 Samuel regresó con él, y Saúl adoró al SEÑOR.

1Sa 15:32 Luego dijo Samuel: —Tráiganme a Agag, rey de Amalec. Agag se le acercó muy confiado, pues pensaba: «Sin duda que el trago amargo de la muerte ya pasó.»

1Sa 15:33 Pero Samuel le dijo: —Ya que tu espada dejó a tantas mujeres sin hijos, también sin su hijo se quedará tu madre. Y allí en Guilgal, en presencia del SEÑOR, Samuel descuartizó a Agag.

1Sa 15:34 Luego regresó a Ramá, mientras que Saúl se fue a su casa en Guibeá de Saúl.

1Sa 15:35 Y como el SEÑOR se había arrepentido de haber hecho a Saúl rey de Israel, nunca más volvió Samuel a ver a Saúl, sino que hizo duelo por él.

1 Samuel 16

David ungido rey

1Sa 16:1

Samuel unge a David

El SEÑOR le dijo a Samuel: —¿Cuánto tiempo vas a quedarte llorando por Saúl, si ya lo he rechazado como rey de Israel? Mejor llena de aceite tu cuerno, y ponte en camino. Voy a enviarte a Belén, a la casa de Isaí, pues he escogido como rey a uno de sus hijos.

1Sa 16:2 —¿Y cómo voy a ir? —respondió Samuel—. Si Saúl llega a enterarse, me matará. —Lleva una ternera —dijo el SEÑOR—, y diles que vas a ofrecerle al SEÑOR un sacrificio.

1Sa 16:3 Invita a Isaí al sacrificio, y entonces te explicaré lo que debes hacer, pues ungirás para mi servicio a quien yo te diga.

1Sa 16:4 Samuel hizo lo que le mandó el SEÑOR. Pero cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo lo recibieron con mucho temor. —¿Vienes en son de paz? —le preguntaron.

1Sa 16:5 —Claro que sí. He venido a ofrecerle al SEÑOR un sacrificio. Purifíquense y vengan conmigo para tomar parte en él. Entonces Samuel purificó a Isaí y a sus hijos, y los invitó al sacrificio.

1Sa 16:6 Cuando llegaron, Samuel se fijó en Eliab y pensó: «Sin duda que éste es el ungido del SEÑOR.»

1Sa 16:7 Pero el SEÑOR le dijo a Samuel: —No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.

1Sa 16:8 Entonces Isaí llamó a Abinadab para presentárselo a Samuel, pero Samuel dijo: —A éste no lo ha escogido el SEÑOR.

1Sa 16:9 Luego le presentó a Sama, y Samuel repitió: —Tampoco a éste lo ha escogido.

1Sa 16:10 Isaí le presentó a siete de sus hijos, pero Samuel le dijo: —El SEÑOR no ha escogido a ninguno de ellos.

1Sa 16:11 ¿Son éstos todos tus hijos? —Queda el más pequeño —respondió Isaí—, pero está cuidando el rebaño. —Manda a buscarlo —insistió Samuel—, que no podemos continuar hasta que él llegue.

1Sa 16:12 Isaí mandó a buscarlo, y se lo trajeron. Era buen mozo, trigueño y de buena presencia. El SEÑOR le dijo a Samuel: —Éste es; levántate y úngelo.

1Sa 16:13 Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al joven en presencia de sus hermanos. Entonces el Espíritu del SEÑOR vino con poder sobre David, y desde ese día estuvo con él. Luego Samuel regresó a Ramá.

David al servicio de Saúl

1Sa 16:14

David al servicio de Saúl

El Espíritu del SEÑOR se apartó de Saúl, y en su lugar el SEÑOR le envió un espíritu maligno para que lo atormentara.

1Sa 16:15 Sus servidores le dijeron: —Como usted se dará cuenta, un espíritu maligno de parte de Dios lo está atormentando.

1Sa 16:16 Así que ordene Su Majestad a estos siervos suyos que busquen a alguien que sepa tocar el arpa. Así, cuando lo ataque el espíritu maligno de parte de Dios, el músico tocará, y Su Majestad se sentirá mejor.

1Sa 16:17 —Bien —les respondió Saúl—, consíganme un buen músico y tráiganlo.

1Sa 16:18 Uno de los cortesanos sugirió: —Conozco a un muchacho que sabe tocar el arpa. Es valiente, hábil guerrero, sabe expresarse y es de buena presencia. Además, el SEÑOR está con él. Su padre es Isaí, el de Belén.

1Sa 16:19 Entonces Saúl envió unos mensajeros a Isaí para decirle: «Mándame a tu hijo David, el que cuida del rebaño.»

1Sa 16:20 Isaí tomó un asno, alimento, un odre de vino y un cabrito, y se los envió a Saúl por medio de su hijo David.

1Sa 16:21 Cuando David llegó, quedó al servicio de Saúl, quien lo llegó a apreciar mucho y lo hizo su escudero.

1Sa 16:22 Luego Saúl le mandó este mensaje a Isaí: «Permite que David se quede a mi servicio, pues me ha causado muy buena impresión.»

1Sa 16:23 Cada vez que el espíritu de parte de Dios atormentaba a Saúl, David tomaba su arpa y tocaba. La música calmaba a Saúl y lo hacía sentirse mejor, y el espíritu maligno se apartaba de él.

1 Samuel 17

David y Goliat

1Sa 17:1

David y Goliat

Los filisteos reunieron sus ejércitos para la guerra, concentrando sus fuerzas en Soco, pueblo de Judá. Acamparon en Efesdamín, situado entre Soco y Azeca.

1Sa 17:2 Por su parte, Saúl y los israelitas se reunieron también y, acampando en el valle de Elá, ordenaron sus filas para la batalla contra los filisteos.

1Sa 17:3 Con el valle de por medio, los filisteos y los israelitas tomaron posiciones en montes opuestos.

1Sa 17:4 Un famoso guerrero, oriundo de Gat, salió del campamento filisteo. Su nombre era Goliat, y tenía una estatura de casi tres metros.[a]

1Sa 17:5 Llevaba en la cabeza un casco de bronce, y su coraza, que pesaba cincuenta y cinco kilos,[b] también era de bronce,

1Sa 17:6 como lo eran las polainas que le protegían las piernas y la jabalina que llevaba al hombro.

1Sa 17:7 El asta de su lanza se parecía al rodillo de un telar, y tenía una punta de hierro que pesaba casi siete kilos.[c] Delante de él marchaba un escudero.

1Sa 17:8 Goliat se detuvo ante los soldados israelitas, y los desafió: «¿Para qué están ordenando sus filas para la batalla? ¿No soy yo un filisteo? ¿Y no están ustedes al servicio de Saúl? ¿Por qué no escogen a alguien que se me enfrente?

1Sa 17:9 Si es capaz de hacerme frente y matarme, nosotros les serviremos a ustedes; pero si yo lo venzo y lo mato, ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán.»

1Sa 17:10 Dijo además el filisteo: «¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Elijan a un hombre que pelee conmigo!»

1Sa 17:11 Al oír lo que decía el filisteo, Saúl y todos los israelitas se consternaron y tuvieron mucho miedo.

1Sa 17:12 David era hijo de Isaí, un efrateo que vivía en Belén de Judá. En tiempos de Saúl, Isaí era ya de edad muy avanzada, y tenía ocho hijos.

1Sa 17:13 Sus tres hijos mayores habían marchado a la guerra con Saúl. El primogénito se llamaba Eliab; el segundo, Abinadab; el tercero, Sama.

1Sa 17:14 Estos tres habían seguido a Saúl por ser los mayores. David, que era el menor,

1Sa 17:15 solía ir adonde estaba Saúl, pero regresaba a Belén para cuidar las ovejas de su padre.

1Sa 17:16 El filisteo salía mañana y tarde a desafiar a los israelitas, y así lo estuvo haciendo durante cuarenta días.

1Sa 17:17 Un día, Isaí le dijo a su hijo David: «Toma esta bolsa[d] de trigo tostado y estos diez panes, y vete pronto al campamento para dárselos a tus hermanos.

1Sa 17:18 Lleva también estos tres quesos para el jefe del batallón. Averigua cómo les va a tus hermanos, y tráeme una prueba de que ellos están bien.

1Sa 17:19 Los encontrarás en el valle de Elá, con Saúl y todos los soldados israelitas, peleando contra los filisteos.»

1Sa 17:20 David cumplió con las instrucciones de Isaí. Se levantó muy de mañana y, después de encargarle el rebaño a un pastor, tomó las provisiones y se puso en camino. Llegó al campamento en el momento en que los soldados, lanzando gritos de guerra, salían a tomar sus posiciones.

1Sa 17:21 Los israelitas y los filisteos se alinearon frente a frente.

1Sa 17:22 David, por su parte, dejó su carga al cuidado del encargado de las provisiones, y corrió a las filas para saludar a sus hermanos.

1Sa 17:23 Mientras conversaban, Goliat, el gran guerrero filisteo de Gat, salió de entre las filas para repetir su desafío, y David lo oyó.

1Sa 17:24 Cuando los israelitas vieron a Goliat, huyeron despavoridos.

1Sa 17:25 Algunos decían: «¿Ven a ese hombre que sale a desafiar a Israel? A quien lo venza y lo mate, el rey lo colmará de riquezas. Además, le dará su hija como esposa, y su familia quedará exenta de impuestos aquí en Israel.»

1Sa 17:26 David preguntó a los que estaban con él: —¿Qué dicen que le darán a quien mate a ese filisteo y salve así el honor de Israel? ¿Quién se cree este filisteo pagano,[e] que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente?

1Sa 17:27 —Al que lo mate —repitieron—se le dará la recompensa anunciada.

1Sa 17:28 Eliab, el hermano mayor de David, lo oyó hablar con los hombres y se puso furioso con él. Le reclamó: —¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Yo te conozco. Eres un atrevido y mal intencionado. ¡Seguro que has venido para ver la batalla!

1Sa 17:29 —¿Y ahora qué hice? —protestó David—. ¡Si apenas he abierto la boca!

1Sa 17:30 Apartándose de su hermano, les preguntó a otros, quienes le dijeron lo mismo.

1Sa 17:31 Algunos que oyeron lo que había dicho David, se lo contaron a Saúl, y éste mandó a llamarlo.

1Sa 17:32 Entonces David le dijo a Saúl: —¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo! Yo mismo iré a pelear contra él.

1Sa 17:33 —¡Cómo vas a pelear tú solo contra este filisteo! —replicó Saúl—. No eres más que un muchacho, mientras que él ha sido un guerrero toda la vida.

1Sa 17:34 David le respondió: —A mí me toca cuidar el rebaño de mi padre. Cuando un león o un oso viene y se lleva una oveja del rebaño,

1Sa 17:35 yo lo persigo y lo golpeo hasta que suelta la presa. Y si el animal me ataca, lo sigo golpeando hasta matarlo.

1Sa 17:36 Si este siervo de Su Majestad ha matado leones y osos, lo mismo puede hacer con ese filisteo pagano, porque está desafiando al ejército del Dios viviente.

1Sa 17:37 El SEÑOR, que me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo. —Anda, pues —dijo Saúl—, y que el SEÑOR te acompañe.

1Sa 17:38 Luego Saúl vistió a David con su uniforme de campaña. Le entregó también un casco de bronce y le puso una coraza.

1Sa 17:39 David se ciñó la espada sobre la armadura e intentó caminar, pero no pudo porque no estaba acostumbrado. —No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—; no estoy entrenado para ello. De modo que se quitó todo aquello,

1Sa 17:40 tomó su bastón, fue al río a escoger cinco piedras lisas, y las metió en su bolsa de pastor. Luego, honda en mano, se acercó al filisteo.

1Sa 17:41 Éste, por su parte, también avanzaba hacia David detrás de su escudero.

1Sa 17:42 Le echó una mirada a David y, al darse cuenta de que era apenas un muchacho, trigueño y buen mozo, con desprecio

1Sa 17:43 le dijo: —¿Soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos? Y maldiciendo a David en nombre de sus dioses,

1Sa 17:44 añadió: —¡Ven acá, que les voy a echar tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo!

1Sa 17:45 David le contestó: —Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del SEÑOR Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado.

1Sa 17:46 Hoy mismo el SEÑOR te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel.

1Sa 17:47 Todos los que están aquí reconocerán que el SEÑOR salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del SEÑOR, y él los entregará a ustedes en nuestras manos.

1Sa 17:48 En cuanto el filisteo avanzó para acercarse a David y enfrentarse con él, también éste corrió rápidamente hacia la línea de batalla para hacerle frente.

1Sa 17:49 Metiendo la mano en su bolsa sacó una piedra, y con la honda se la lanzó al filisteo, hiriéndolo en la frente. Con la piedra incrustada entre ceja y ceja, el filisteo cayó de bruces al suelo.

1Sa 17:50 Así fue como David triunfó sobre el filisteo: lo hirió de muerte con una honda y una piedra, y sin empuñar la espada.

1Sa 17:51 Luego corrió adonde estaba el filisteo, le quitó la espada y, desenvainándola, lo remató con ella y le cortó la cabeza. Cuando los filisteos vieron que su héroe había muerto, salieron corriendo.

1Sa 17:52 Entonces los soldados de Israel y de Judá, dando gritos de guerra, se lanzaron contra ellos y los persiguieron hasta la entrada de Gat[f] y hasta las puertas de Ecrón. Todo el camino, desde Sajarayin hasta Gat y Ecrón, quedó regado de cadáveres de filisteos.

1Sa 17:53 Cuando los israelitas dejaron de perseguir a los filisteos, regresaron para saquearles el campamento.

1Sa 17:54 Luego David tomó la cabeza de Goliat y la llevó a Jerusalén, pero las armas las guardó en su tienda de campaña.

1Sa 17:55 Anteriormente Saúl, al ver a David enfrentarse con el filisteo, le había preguntado a Abner, general de su ejército: —Abner, ¿quién es el padre de ese muchacho? —Le aseguro, Su Majestad, que no lo sé.

1Sa 17:56 —Averíguame quién es —le había dicho el rey.

1Sa 17:57 Tan pronto como David regresó, después de haber matado a Goliat, y con la cabeza del filisteo todavía en la mano, Abner lo llevó ante Saúl.

1Sa 17:58 —¿De quién eres hijo, muchacho? —le preguntó Saúl. —De Isaí de Belén, servidor de Su Majestad —respondió David.

Salmo 82

Librad al afligido y al necesitado

Sal 82:1

Salmo de Asaf.

Dios preside el consejo celestial; entre los dioses dicta sentencia:

Sal 82:2 «¿Hasta cuándo defenderán la injusticia y favorecerán a los impíos? Selah

Sal 82:3 Defiendan la causa del huérfano y del desvalido; al pobre y al oprimido háganles justicia.

Sal 82:4 Salven al menesteroso y al necesitado; líbrenlos de la mano de los impíos.

Sal 82:5 »Ellos no saben nada, no entienden nada. Deambulan en la oscuridad; se estremecen todos los cimientos de la tierra.

Sal 82:6 »Yo les he dicho: “Ustedes son dioses; todos ustedes son hijos del Altísimo.”

Sal 82:7 Pero morirán como cualquier mortal; caerán como cualquier otro gobernante.»

Sal 82:8 Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra, pues tuyas son todas las naciones.