Día 315

15 El Pueblo del Reino

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Lee la Biblia: Gálatas

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de Gálatas, que desglosa el diseño literario del libro y línea de pensamiento. En Gálatas, Pablo reta a los cristianos de Galacia a que dejen de permitir que la obediencia de la Torá en asuntos controversiales divida su congregación.

Gálatas 1

Saludo

Gál 1:1 Pablo, apóstol, no por investidura ni mediación humanas, sino por Jesucristo y por Dios Padre, que lo levantó de entre los muertos;

Gál 1:2 y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:

Gál 1:3 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.

Gál 1:4 Jesucristo dio su vida por nuestros pecados para rescatarnos de este mundo malvado, según la voluntad de nuestro Dios y Padre,

Gál 1:5 a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

No hay otro Evangelio

Gál 1:6

No hay otro evangelio

Me asombra que tan pronto estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a otro evangelio.

Gál 1:7 No es que haya otro evangelio, sino que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de Cristo.

Gál 1:8 Pero aun si alguno de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio distinto del que les hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición!

Gál 1:9 Como ya lo hemos dicho, ahora lo repito: si alguien les anda predicando un evangelio distinto del que recibieron, ¡que caiga bajo maldición!

Gál 1:10 ¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo.

Pablo llamado por Dios

Gál 1:11

Pablo, llamado por Dios

Quiero que sepan, hermanos, que el evangelio que yo predico no es invención humana.

Gál 1:12 No lo recibí ni lo aprendí de ningún ser humano, sino que me llegó por revelación de Jesucristo.

Gál 1:13 Ustedes ya están enterados de mi conducta cuando pertenecía al judaísmo, de la furia con que perseguía a la iglesia de Dios, tratando de destruirla.

Gál 1:14 En la práctica del judaísmo, yo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi celo exagerado por las tradiciones de mis antepasados.

Gál 1:15 Sin embargo, Dios me había apartado desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia. Cuando él tuvo a bien

Gál 1:16 revelarme a su Hijo para que yo lo predicara entre los gentiles, no consulté con nadie.

Gál 1:17 Tampoco subí a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui de inmediato a Arabia, de donde luego regresé a Damasco.

Gál 1:18 Después de tres años, subí a Jerusalén para visitar a Pedro,[a] y me quedé con él quince días.

Gál 1:19 No vi a ningún otro de los apóstoles; sólo vi a Jacobo, el hermano del Señor.

Gál 1:20 Dios me es testigo que en esto que les escribo no miento.

Gál 1:21 Más tarde fui a las regiones de Siria y Cilicia.

Gál 1:22 Pero en Judea las iglesias de[b] Cristo no me conocían personalmente.

Gál 1:23 Sólo habían oído decir: «El que antes nos perseguía ahora predica la fe que procuraba destruir.»

Gál 1:24 Y por causa mía glorificaban a Dios.

Gálatas 2

Pablo aceptado por los apóstoles

Gál 2:1

Los apóstoles aceptan a Pablo

Catorce años después subí de nuevo a Jerusalén, esta vez con Bernabé, llevando también a Tito.

Gál 2:2 Fui en obediencia a una revelación, y me reuní en privado con los que eran reconocidos como dirigentes, y les expliqué el evangelio que predico entre los gentiles, para que todo mi esfuerzo no fuera en vano.[a]

Gál 2:3 Ahora bien, ni siquiera Tito, que me acompañaba, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego.

Gál 2:4 El problema era que algunos falsos hermanos se habían infiltrado entre nosotros para coartar la libertad que tenemos en Cristo Jesús a fin de esclavizarnos.

Gál 2:5 Ni por un momento accedimos a someternos a ellos, pues queríamos que se preservara entre ustedes la integridad del evangelio.

Gál 2:6 En cuanto a los que eran reconocidos como personas importantes —aunque no me interesa lo que fueran, porque Dios no juzga por las apariencias—, no me impusieron nada nuevo.

Gál 2:7 Al contrario, reconocieron que a mí se me había encomendado predicar el evangelio a los gentiles, de la misma manera que se le había encomendado a Pedro predicarlo a los judíos.[b]

Gál 2:8 El mismo Dios que facultó a Pedro como apóstol de los judíos[c] me facultó también a mí como apóstol de los gentiles.

Gál 2:9 En efecto, Jacobo, Pedro y Juan, que eran considerados columnas, al reconocer la gracia que yo había recibido, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de compañerismo, de modo que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los judíos.

Gál 2:10 Sólo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, y eso es precisamente lo que he venido haciendo con esmero.

Pablo se enfrenta a Pedro

Gál 2:11

Pablo se opone a Pedro

Pues bien, cuando Pedro fue a Antioquía, le eché en cara su comportamiento condenable.

Gál 2:12 Antes que llegaran algunos de parte de Jacobo, Pedro solía comer con los gentiles. Pero cuando aquéllos llegaron, comenzó a retraerse y a separarse de los gentiles por temor a los partidarios de la circuncisión.[d]

Gál 2:13 Entonces los demás judíos se unieron a Pedro en su hipocresía, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por esa conducta hipócrita.

Gál 2:14 Cuando vi que no actuaban rectamente, como corresponde a la integridad del evangelio, le dije a Pedro delante de todos: «Si tú, que eres judío, vives como si no lo fueras, ¿por qué obligas a los gentiles a practicar el judaísmo?

Justificados por la fe

Gál 2:15 »Nosotros somos judíos de nacimiento y no “pecadores paganos” .

Gál 2:16 Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por éstas nadie será justificado.

Gál 2:17 »Ahora bien, cuando buscamos ser justificados por[e] Cristo, se hace evidente que nosotros mismos somos pecadores. ¿Quiere esto decir que Cristo está al servicio del pecado? ¡De ninguna manera!

Gál 2:18 Si uno vuelve a edificar lo que antes había destruido, se hace[f] transgresor.

Gál 2:19 Yo, por mi parte, mediante la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios.

Gál 2:20 He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.

Gál 2:21 No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano.»[g]

Salmo 5

Guíame en tu justicia

Sal 5:1

Al director musical. Acompáñese con flautas. Salmo de David.

Atiende, SEÑOR, a mis palabras; toma en cuenta mis gemidos.

Sal 5:2 Escucha mis súplicas, rey mío y Dios mío, porque a ti elevo mi plegaria.

Sal 5:3 Por la mañana, SEÑOR, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta.

Sal 5:4 Tú no eres un Dios que se complazca en lo malo; a tu lado no tienen cabida los malvados.

Sal 5:5 No hay lugar en tu presencia para los altivos, pues aborreces a los malhechores.

Sal 5:6 Tú destruyes a los mentirosos y aborreces a los tramposos y asesinos.

Sal 5:7 Pero yo, por tu gran amor puedo entrar en tu casa; puedo postrarme reverente hacia tu santo templo.

Sal 5:8 SEÑOR, por causa de mis enemigos, dirígeme en tu justicia; empareja delante de mí tu senda.

Sal 5:9 En sus palabras no hay sinceridad; en su interior sólo hay corrupción. Su garganta es un sepulcro abierto; con su lengua profieren engaños.

Sal 5:10 ¡Condénalos, oh Dios! ¡Que caigan por sus propias intrigas! ¡Recházalos por la multitud de sus crímenes, porque se han rebelado contra ti!

Sal 5:11 Pero que se alegren todos los que en ti buscan refugio; ¡que canten siempre jubilosos! Extiende tu protección, y que en ti se regocijen todos los que aman tu nombre.

Sal 5:12 Porque tú, SEÑOR, bendices a los justos; cual escudo los rodeas con tu buena voluntad.