Día 175
Jeremias 26
Jeremías amenazado de muerte
Jer 26:1
Jeremías bajo amenaza de muerte
Al comienzo del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino a Jeremías esta palabra del SEÑOR:
Jer 26:2 «Así dice el SEÑOR: “Párate en el atrio de la casa del SEÑOR, y di todas las palabras que yo te ordene a todas las ciudades de Judá que vienen a adorar en la casa del SEÑOR. No omitas ni una sola palabra.
Jer 26:3 Tal vez te hagan caso y se conviertan de su mal camino. Si lo hacen, me arrepentiré del mal que pensaba hacerles por causa de sus malas acciones.
Jer 26:4 Tú les advertirás que así dice el SEÑOR: ‘Si no me obedecen ni se ciñen a la ley que yo les he entregado,
Jer 26:5 y si no escuchan las palabras de mis siervos los profetas, a quienes una y otra vez he enviado y ustedes han desobedecido,
Jer 26:6 entonces haré con esta casa lo mismo que hice con Siló: ¡Haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra!’” »
Jer 26:7 Los sacerdotes, los profetas y el pueblo entero oyeron estas palabras que el profeta Jeremías pronunció en la casa del SEÑOR.
Jer 26:8 Pero en cuanto Jeremías terminó de decirle al pueblo todo lo que el SEÑOR le había ordenado, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo lo apresaron y le dijeron: «¡Vas a morir!
Jer 26:9 ¿Por qué has profetizado en el nombre del SEÑOR que esta casa se quedará como Siló, y que esta ciudad quedará desolada y deshabitada?» Y todo el pueblo que estaba en la casa del SEÑOR se abalanzó sobre Jeremías.
Jer 26:10 Cuando los jefes de Judá escucharon estas cosas, fueron del palacio del rey a la casa del SEÑOR, y se apostaron a la entrada de la Puerta Nueva del templo.
Jer 26:11 Allí los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a todo el pueblo: «Este hombre debe ser condenado a muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, tal como ustedes lo han escuchado con sus propios oídos.»
Jer 26:12 Pero Jeremías les dijo a todos los jefes y a todo el pueblo: «El SEÑOR me envió para profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todas las cosas que ustedes han escuchado.
Jer 26:13 Así que enmienden ya su conducta y sus acciones, y obedezcan al SEÑOR su Dios, y el SEÑOR se arrepentirá del mal que les ha anunciado.
Jer 26:14 En cuanto a mí, estoy en manos de ustedes; hagan conmigo lo que mejor les parezca.
Jer 26:15 Pero sepan que si ustedes me matan, estarán derramando sangre inocente sobre ustedes mismos y sobre los habitantes de esta ciudad. Lo cierto es que el SEÑOR me ha enviado a que les anuncie claramente todas estas cosas.»
Jeremías salvado de la muerte
Jer 26:16 Los jefes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no debe ser condenado a muerte, porque nos ha hablado en el nombre del SEÑOR nuestro Dios.»
Jer 26:17 Entonces algunos de los ancianos del país se levantaron y le recordaron a toda la asamblea del pueblo
Jer 26:18 que, durante el reinado de Ezequías, Miqueas de Moréset había profetizado a todo el pueblo de Judá: «Así dice el SEÑOR Todopoderoso: “Sión será arada como un campo, Jerusalén quedará en ruinas, y la montaña del templo se volverá un bosque.”
Jer 26:19 »¿Acaso Ezequías, rey de Judá, y todo su pueblo mataron a Miqueas? ¿No es verdad que Ezequías temió al SEÑOR y le pidió su ayuda, y que el SEÑOR se arrepintió del mal que les había anunciado? Sin embargo, nosotros estamos por provocar nuestro propio mal.»
Jer 26:20 Hubo también otro profeta, de nombre Urías hijo de Semaías, de Quiriat Yearín, que profetizaba en el nombre del SEÑOR. Éste profetizó contra la ciudad y contra el país, tal y como lo hizo Jeremías.
Jer 26:21 Cuando el rey Joacim y sus funcionarios y jefes oyeron sus palabras, el rey intentó matarlo; pero al enterarse Urías, tuvo miedo y escapó a Egipto.
Jer 26:22 Después el rey Joacim envió a Egipto a Elnatán hijo de Acbor, junto con otros hombres,
Jer 26:23 y ellos sacaron de Egipto a Urías y lo llevaron ante el rey Joacim, quien mandó que mataran a Urías a filo de espada, y que arrojaran su cadáver a la fosa común.
Jer 26:24 Sin embargo, Ajicán hijo de Safán protegió a Jeremías y no permitió que cayera en manos del pueblo ni que lo mataran.
Jeremias 27
El yugo de Nabucodonosor
Jer 27:1
Parábola del yugo
Al comienzo del reinado de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, vino a Jeremías esta palabra del SEÑOR:
Jer 27:2 Así me dijo el SEÑOR: «Hazte un yugo y unas correas, y póntelos sobre el cuello.
Jer 27:3 Envía luego a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón, un mensaje por medio de los mensajeros que vienen a Jerusalén para ver a Sedequías, rey de Judá.
Jer 27:4 Entrégales este mensaje para sus señores: “Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: ‘Digan a sus señores:
Jer 27:5 Yo, con mi gran poder y mi brazo poderoso, hice la tierra, y los hombres y los animales que están sobre ella, y puedo dárselos a quien me plazca.
Jer 27:6 Ahora mismo entrego todos estos países en manos de mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y hasta las bestias del campo las he puesto bajo su poder.
Jer 27:7 Todas las naciones le servirán a él, y a su hijo y a su nieto, hasta que también a su país le llegue la hora y sea sometido por numerosas naciones y grandes reyes.
Jer 27:8 Y si alguna nación o reino rehúsa someterse a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y no dobla el cuello bajo el yugo del rey de Babilonia, yo castigaré a esa nación con espada, hambre y pestilencia, hasta que Nabucodonosor la destruya por completo —afirma el SEÑOR—.
Jer 27:9 » “’ Por tanto, no les hagan caso a sus profetas ni a sus adivinos, intérpretes de sueños, astrólogos y hechiceros, que les dicen que no se sometan al rey de Babilonia.
Jer 27:10 Las mentiras que ellos les profetizan sólo sirven para que ustedes se alejen de su propia tierra, y para que yo los expulse y mueran.
Jer 27:11 En cambio, a la nación que doble el cuello bajo el yugo del rey de Babilonia y se someta a él —afirma el SEÑOR—, yo la dejaré en su propia tierra para que la trabaje y viva en ella.’” »
Jer 27:12 A Sedequías, rey de Judá, le dije lo mismo: «Doblen el cuello bajo el yugo del rey de Babilonia; sométanse a él y a su pueblo, y seguirán con vida.
Jer 27:13 ¿Para qué van a morir tú y tu pueblo por la espada, el hambre y la pestilencia, tal como lo ha prometido el SEÑOR a toda nación que no se someta al rey de Babilonia?
Jer 27:14 No le hagan caso a las palabras de los profetas que les dicen que no se sometan al rey de Babilonia, porque lo que les profetizan son mentiras.
Jer 27:15 “¡Yo no los envié! —afirma el SEÑOR—. Ellos profetizan mentiras en mi nombre, que sólo servirán para que yo los expulse a ustedes, y mueran tanto ustedes como sus profetas.” »
Jer 27:16 También les comuniqué a los sacerdotes y a todo el pueblo que así dice el SEÑOR: «No les hagan caso a los profetas que les aseguran que muy pronto les serán devueltos de Babilonia los utensilios de la casa del SEÑOR. ¡Tales profecías son puras mentiras!
Jer 27:17 No les hagan caso. Sométanse al rey de Babilonia, y seguirán con vida. ¿Por qué ha de convertirse en ruinas esta ciudad?
Jer 27:18 Si de veras son profetas y tienen palabra del SEÑOR, que le supliquen al SEÑOR Todopoderoso que no sean llevados a Babilonia los utensilios que aún quedan en la casa del SEÑOR, y en el palacio del rey de Judá y en Jerusalén.
Jer 27:19 »En cuanto a las columnas, la fuente de agua, las bases y los demás utensilios que quedaron en esta ciudad,
Jer 27:20 los cuales no se llevó Nabucodonosor, rey de Babilonia, cuando deportó de Jerusalén a Babilonia a Jeconías[a] hijo de Joacim, rey de Judá, junto con todos los nobles de Judá y Jerusalén,
Jer 27:21 es decir, en cuanto a los utensilios que quedaron en la casa del SEÑOR y en el palacio del rey de Judá y en Jerusalén, así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel:
Jer 27:22 “Todo esto será llevado a Babilonia —afirma el SEÑOR—, y allí permanecerá hasta el día en que yo lo vaya a buscar y lo devuelva a este lugar.” »
Jeremias 28
El falso profeta Hananías
Jer 28:1
Jananías, el falso profeta
En el quinto mes de ese mismo año cuarto, es decir, al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá, el profeta Jananías hijo de Azur, que era de Gabaón, me dijo en la casa del SEÑOR, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo:
Jer 28:2 —Así dice el SEÑOR Todopoderso, el Dios de Israel: “Voy a quebrar el yugo del rey de Babilonia.
Jer 28:3 Dentro de dos años devolveré a este lugar todos los utensilios que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevó de la casa del SEÑOR a Babilonia.
Jer 28:4 También haré que vuelvan a este lugar Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y todos los que fueron deportados de Judá a Babilonia. ¡Voy a quebrar el yugo del rey de Babilonia! Yo, el SEÑOR, lo afirmo.”
Jer 28:5 En presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo que estaba en la casa del SEÑOR, el profeta Jeremías le respondió al profeta Jananías:
Jer 28:6 —¡Amén! Que así lo haga el SEÑOR. Que cumpla el SEÑOR las palabras que has profetizado. Que devuelva a este lugar los utensilios de la casa del SEÑOR y a todos los que fueron deportados a Babilonia.
Jer 28:7 Pero presta atención a lo que voy a decirles a ti y a todo el pueblo:
Jer 28:8 Los profetas que nos han precedido profetizaron guerra, hambre y pestilencia contra numerosas naciones y grandes reinos.
Jer 28:9 Pero a un profeta que anuncia paz se le reconoce como profeta verdaderamente enviado por el SEÑOR, sólo si se cumplen sus palabras.
Jer 28:10 Entonces el profeta Jananías tomó el yugo que estaba sobre el cuello del profeta Jeremías, y lo quebró.
Jer 28:11 Y dijo en presencia de todo el pueblo: —Así dice el SEÑOR: “De esta manera voy a quebrar, dentro de dos años, el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que pesa sobre el cuello de todas las naciones.” El profeta Jeremías, por su parte, optó por seguir su camino.
Jer 28:12 Algún tiempo después de que el profeta Jananías quebrara el yugo que pesaba sobre el cuello de Jeremías, la palabra del SEÑOR vino a este profeta:
Jer 28:13 «Ve y adviértele a Jananías que así dice el SEÑOR: “Tú has quebrado un yugo de madera, pero yo haré[a] en su lugar un yugo de hierro.
Jer 28:14 Porque así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: ‘Voy a poner un yugo de hierro sobre el cuello de todas estas naciones, para someterlas a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y ellas se sujetarán a él. También a las bestias del campo las someteré a su poder.’” »
Jer 28:15 Entonces el profeta Jeremías le dijo al profeta Jananías: —Presta mucha atención. A pesar de que el SEÑOR no te ha enviado, tú has hecho que este pueblo confíe en una mentira.
Jer 28:16 Por eso, así dice el SEÑOR: “Voy a hacer que desaparezcas de la faz de la tierra. Puesto que has incitado a la rebelión contra el SEÑOR, este mismo año morirás.”
Jer 28:17 En efecto, el profeta Jananías murió en el mes séptimo de ese mismo año.
Jeremias 29
Carta de Jeremías a los exiliados
Jer 29:1
Carta a los exiliados
Ésta es la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén al resto de los ancianos que estaban en el exilio, a los sacerdotes y los profetas, y a todo el pueblo que Nabucodonosor había desterrado de Jerusalén a Babilonia.
Jer 29:2 Esto sucedió después de que el rey Jeconías había salido de Jerusalén, junto con la reina madre, los eunucos, los jefes de Judá y de Jerusalén, los artesanos y los herreros.
Jer 29:3 La carta fue enviada por medio de Elasá hijo de Safán, y de Guemarías hijo de Jilquías, a quienes Sedequías, rey de Judá, había enviado al rey Nabucodonosor, rey de Babilonia. La carta decía:
Jer 29:4 Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel, a todos los que he deportado de Jerusalén a Babilonia:
Jer 29:5 «Construyan casas y habítenlas; planten huertos y coman de su fruto.
Jer 29:6 Cásense, y tengan hijos e hijas; y casen a sus hijos e hijas, para que a su vez ellos les den nietos. Multiplíquense allá, y no disminuyan.
Jer 29:7 Además, busquen el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y pidan al SEÑOR por ella, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de la ciudad.»
Jer 29:8 Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: «No se dejen engañar por los profetas ni por los adivinos que están entre ustedes. No hagan caso de los sueños que ellos tienen.[a]
Jer 29:9 Lo que ellos les profetizan en mi nombre es una mentira. Yo no los he enviado», afirma el SEÑOR.
Jer 29:10 Así dice el SEÑOR: «Cuando a Babilonia se le hayan cumplido los setenta años, yo los visitaré; y haré honor a mi promesa en favor de ustedes, y los haré volver a este lugar.
Jer 29:11 Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
Jer 29:12 Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.
Jer 29:13 Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón.
Jer 29:14 Me dejaré encontrar —afirma el SEÑOR—, y los haré volver del cautiverio.[b] Yo los reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde los haya dispersado, y los haré volver al lugar del cual los deporté», afirma el SEÑOR.
Jer 29:15 Ustedes podrán decir: «El SEÑOR nos ha dado profetas en Babilonia»,
Jer 29:16 pero esto es lo que dice el SEÑOR acerca del rey que ocupa el trono de David, y acerca de todo el pueblo que aún queda en esta ciudad, es decir, de sus hermanos que no fueron con ustedes al exilio.
Jer 29:17 Así dice el SEÑOR Todopoderoso: «Voy a mandar contra ellos la espada, el hambre y la pestilencia. Haré que sean como higos podridos, que de tan malos no se pueden comer.
Jer 29:18 Los perseguiré con espada, hambre y pestilencia, y haré que sean motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, y que sean maldición y objeto de horror, de burla y de escarnio en todas las naciones por donde yo los disperse.
Jer 29:19 Porque ustedes no han escuchado ni han hecho caso de las palabras que, una y otra vez, les envié por medio de mis siervos los profetas —afirma el SEÑOR—.
Jer 29:20 »Pero ahora todos ustedes los exiliados que hice deportar de Jerusalén a Babilonia, ¡obedezcan mi palabra!»
Jer 29:21 Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel, acerca de Acab hijo de Colaías, y de Sedequías hijo de Maseías, que les profetizan una mentira en mi nombre: «Voy a entregarlos en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él los matará ante sus propios ojos.
Jer 29:22 Por culpa de ellos, todos los deportados de Judá que están en Babilonia pronunciarán esta maldición: “Que haga el SEÑOR contigo lo mismo que hizo con Sedequías y Acab, a quienes el rey de Babilonia asó en el fuego.”
Jer 29:23 Porque cometieron una infamia en Israel: adulteraron con la mujer de su prójimo y dijeron mentiras en mi nombre, cosas que jamás les ordené. Yo lo sé, y de eso soy testigo», afirma el SEÑOR.
Falsa Profecía de Semaías
Jer 29:24
Mensaje de Semaías
También a Semaías hijo de Nejelán le comunicarás
Jer 29:25 que así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: «Tú, en tu propio nombre, enviaste cartas a todo el pueblo que está en Jerusalén, al sacerdote Sofonías hijo de Maseías, y a todos los sacerdotes. En esas cartas decías:
Jer 29:26 “El SEÑOR te ha puesto como sacerdote en lugar del sacerdote Joyadá, para que vigiles en la casa del SEÑOR. A todo loco que se haga pasar por profeta, lo pondrás en el cepo y en el calabozo.
Jer 29:27 ¿Por qué, pues, no has reprendido a Jeremías de Anatot, que entre ustedes se hace pasar por profeta?
Jer 29:28 Resulta que él nos envió un mensaje a Babilonia, el cual decía: ‘La deportación va a durar mucho tiempo; así que construyan casas, y habítenlas; planten huertos y coman de su fruto.’” »
Jer 29:29 El sacerdote Sofonías leyó esta carta al profeta Jeremías.
Jer 29:30 Entonces vino a Jeremías la palabra del SEÑOR:
Jer 29:31 «Comunícales a todos los deportados que así dice el SEÑOR acerca de Semaías de Nejelán: “Puesto que Semaías les ha profetizado sin que yo lo haya enviado, y les ha hecho confiar en una mentira,
Jer 29:32 yo, el SEÑOR, castigaré a Semaías de Nejelán y a su descendencia, porque ha incitado al pueblo a rebelarse contra mí. Ninguno de su familia vivirá para contar el bien que le haré a mi pueblo” », afirma el SEÑOR.
Salmo 20
Alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios
Sal 20:1
Al director musical. Salmo de David.
Que el SEÑOR te responda cuando estés angustiado; que el nombre del Dios de Jacob te proteja
Sal 20:2 Que te envíe ayuda desde el santuario; que desde Sión te dé su apoyo
Sal 20:3 Que se acuerde de todas tus ofrendas; que acepte tus holocaustos. Selah
Sal 20:4 Que te conceda lo que tu corazón desea; que haga que se cumplan todos tus planes
Sal 20:5 Nosotros celebraremos tu victoria, y en el nombre de nuestro Dios desplegaremos las banderas. ¡Que el SEÑOR cumpla todas tus peticiones!
Sal 20:6 Ahora sé que el SEÑOR salvará a su ungido, que le responderá desde su santo cielo y con su poder le dará grandes victorias
Sal 20:7 Éstos confían en sus carros de guerra, aquéllos confían en sus corceles, pero nosotros confiamos en el nombre del SEÑOR nuestro Dios
Sal 20:8 Ellos son vencidos y caen, pero nosotros nos erguimos y de pie permanecemos.
Sal 20:9 ¡Concede, SEÑOR, la victoria al rey! ¡Respóndenos cuando te llamemos!