Día 206

11 Regreso del Exilio

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Nehemías 10

Los que celebraron el pacto

Neh 10:1

El pueblo se compromete a obedecer la ley

La siguiente es la lista de los que firmaron: Nehemías hijo de Jacalías, que era el gobernador; Sedequías,

Neh 10:2 Seraías, Azarías, Jeremías,

Neh 10:3 Pasur, Amarías, Malquías,

Neh 10:4 Jatús, Sebanías, Maluc,

Neh 10:5 Jarín, Meremot, Abdías,

Neh 10:6 Daniel, Guinetón, Baruc,

Neh 10:7 Mesulán, Abías, Mijamín,

Neh 10:8 Maazías, Bilgay y Semaías. Éstos eran los sacerdotes.

Neh 10:9 Los levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binuy, de los descendientes de Henadad, Cadmiel,

Neh 10:10 y sus hermanos Sebanías, Hodías, Quelitá, Pelaías, Janán,

Neh 10:11 Micaías, Rejob, Jasabías,

Neh 10:12 Zacur, Serebías, Sebanías,

Neh 10:13 Hodías, Baní y Beninu.

Neh 10:14 Los jefes del pueblo: Parós, Pajat Moab, Elam, Zatú, Baní,

Neh 10:15 Buní, Azgad, Bebay,

Neh 10:16 Adonías, Bigvay, Adín,

Neh 10:17 Ater, Ezequías, Azur,

Neh 10:18 Hodías, Jasún, Bezay,

Neh 10:19 Jarif, Anatot, Nebay,

Neh 10:20 Magpías, Mesulán, Hezir,

Neh 10:21 Mesezabel, Sadoc, Jadúa,

Neh 10:22 Pelatías, Janán, Anaías,

Neh 10:23 Oseas, Jananías, Jasub,

Neh 10:24 Halojés, Piljá, Sobec,

Neh 10:25 Rejún, Jasabná, Maseías,

Neh 10:26 Ahías, Janán, Anán,

Neh 10:27 Maluc, Jarín y Baná.

Las obligaciones del pacto

Neh 10:28 El resto del pueblo —sacerdotes, levitas, porteros, cantores, servidores del templo, todos los que se habían separado de los pueblos de aquella tierra para cumplir con la ley de Dios, más sus mujeres, hijos e hijas, y todos los que tenían uso de razón—

Neh 10:29 se unió a sus parientes que ocupaban cargos importantes y se comprometió, bajo juramento, a vivir de acuerdo con la ley que Dios les había dado por medio de su servidor Moisés, y a obedecer todos los mandamientos, normas y estatutos de nuestro SEÑOR.

Neh 10:30 Además, todos nos comprometimos a no casar a nuestras hijas con los habitantes del país ni aceptar a sus hijas como esposas para nuestros hijos.

Neh 10:31 También prometimos que si la gente del país venía en sábado, o en cualquier otro día de fiesta, a vender sus mercancías o alguna otra clase de víveres, nosotros no les compraríamos nada. Prometimos así mismo que en el séptimo año no cultivaríamos la tierra, y que perdonaríamos toda deuda.

Neh 10:32 Además, nos impusimos la obligación de contribuir cada año con cuatro gramos de plata[a] para los gastos del templo de nuestro Dios:

Neh 10:33 el pan de la Presencia; las ofrendas y el holocausto diarios; los sacrificios de los sábados, de la luna nueva y de las fiestas solemnes; las ofrendas sagradas; los sacrificios de expiación por el pecado de Israel, y todo el servicio del templo de nuestro Dios.

Neh 10:34 En cuanto a la ofrenda de la leña, echamos suertes entre nosotros los sacerdotes, los levitas y el pueblo en general, según nuestras familias, para determinar a quiénes les tocaría llevar, en los tiempos fijados cada año, la leña para el templo del SEÑOR nuestro Dios, para que ardiera en su altar, como está escrito en la ley.

Neh 10:35 Además nos comprometimos a llevar cada año al templo del SEÑOR las primicias del campo y de todo árbol frutal,

Neh 10:36 como también a presentar nuestros primogénitos y las primeras crías de nuestro ganado, tanto vacuno como ovino, ante los sacerdotes que sirven en el templo de nuestro Dios, como está escrito en la ley.

Neh 10:37 Convinimos en llevar a los almacenes del templo de nuestro Dios las primicias de nuestra molienda, de nuestras ofrendas, del fruto de nuestros árboles, de nuestro vino nuevo y de nuestro aceite, para los sacerdotes que ministran en el templo de nuestro Dios. Convinimos también en dar la décima parte de nuestras cosechas a los levitas, pues son ellos quienes recolectan todo esto en los pueblos donde trabajamos.

Neh 10:38 Un sacerdote de la familia de Aarón acompañará a los levitas cuando éstos vayan a recolectar los diezmos. Los levitas, por su parte, depositarán el diezmo de los diezmos en la tesorería del templo de nuestro Dios.

Neh 10:39 Los israelitas y los levitas llevarán las ofrendas de trigo, de vino y de aceite a los almacenes donde se guardan los utensilios sagrados y donde permanecen los sacerdotes, los porteros y los cantores, cuando están de servicio. De este modo nos comprometimos a no descuidar el templo de nuestro Dios.

Nehemías 11

Los líderes en Jerusalén

Neh 11:1

Los que se establecieron en Jerusalén

Los jefes del pueblo se establecieron en Jerusalén. Entre el resto del pueblo se hizo un sorteo para que uno de cada diez se quedara a vivir en Jerusalén, la ciudad santa, y los otros nueve se establecieran en las otras poblaciones.

Neh 11:2 El pueblo bendijo a todos los que se ofrecieron voluntariamente a vivir en Jerusalén.

Neh 11:3 Éstos son los jefes de la provincia que se establecieron en Jerusalén y en las otras poblaciones de Judá. Los israelitas, los sacerdotes, los levitas, los servidores del templo y los descendientes de los servidores de Salomón se establecieron, cada uno en su propia población y en su respectiva propiedad.

Neh 11:4 Éstos fueron los judíos y benjaminitas que se establecieron en Jerusalén: De los descendientes de Judá: Ataías hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Malalel, de los descendientes de Fares;

Neh 11:5 y Maseías hijo de Baruc, hijo de Coljozé, hijo de Jazaías, hijo de Adaías, hijo de Joyarib, hijo de Zacarías, hijo de Siloní.

Neh 11:6 El total de los descendientes de Fares que se establecieron en Jerusalén fue de cuatrocientos sesenta y ocho guerreros valientes.

Neh 11:7 De los descendientes de Benjamín: Salú hijo de Mesulán, hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maseías, hijo de Itiel, hijo de Isaías,

Neh 11:8 y sus hermanos[a] Gabay y Salay. En total eran novecientos veintiocho.

Neh 11:9 Su jefe era Joel hijo de Zicrí, y el segundo jefe de la ciudad era Judá hijo de Senuá.[b]

Neh 11:10 De los sacerdotes: Jedaías hijo de Joyarib, Jaquín,

Neh 11:11 Seraías hijo de Jilquías, hijo de Mesulán, hijo de Sadoc, hijo de Merayot, hijo de Ajitob, que era el jefe del templo de Dios,

Neh 11:12 y sus parientes, que eran ochocientos veintidós y trabajaban en el templo; así mismo, Adaías hijo de Jeroán, hijo de Pelalías, hijo de Amsí, hijo de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías,

Neh 11:13 y sus parientes, los cuales eran jefes de familia y sumaban doscientos cuarenta y dos; también Amasay hijo de Azarel, hijo de Ajsay, hijo de Mesilemot, hijo de Imer,

Neh 11:14 y sus parientes, los cuales eran ciento veintiocho valientes. Su jefe era Zabdiel hijo de Guedolín.

Neh 11:15 De los levitas: Semaías hijo de Jasub, hijo de Azricán, hijo de Jasabías, hijo de Buní;

Neh 11:16 Sabetay y Jozabad, que eran jefes de los levitas y estaban encargados de la obra exterior del templo de Dios;

Neh 11:17 Matanías hijo de Micaías, hijo de Zabdí, hijo de Asaf, que dirigía el coro de los que entonaban las acciones de gracias en el momento de la oración; Bacbuquías, segundo entre sus hermanos, y Abdá hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún.

Neh 11:18 Los levitas que se establecieron en la ciudad santa fueron doscientos ochenta y cuatro.

Neh 11:19 De los porteros: Acub, Talmón y sus parientes, que vigilaban las puertas. En total eran ciento setenta y dos.

Neh 11:20 Los demás israelitas, de los sacerdotes y de los levitas, vivían en todas las poblaciones de Judá, cada uno en su propiedad.

Neh 11:21 Los servidores del templo, que estaban bajo la dirección de Zijá y Guispa, se establecieron en Ofel.

Neh 11:22 El jefe de los levitas que estaban en Jerusalén era Uzi hijo de Baní, hijo de Jasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, uno de los descendientes de Asaf. Éstos tenían a su cargo el canto en el servicio del templo de Dios.

Neh 11:23 Una orden real y un reglamento establecían los deberes diarios de los cantores.

Neh 11:24 Para atender a todos los asuntos del pueblo, el rey había nombrado como su representante a Petaías hijo de Mesezabel, que era uno de los descendientes de Zera hijo de Judá.

Aldeas fuera de Jerusalén

Neh 11:25

Otras ciudades habitadas

Algunos judíos se establecieron en las siguientes ciudades con sus poblaciones: Quiriat Arbá, Dibón, Yecabsel,

Neh 11:26 Jesúa, Moladá, Bet Pelet,

Neh 11:27 Jazar Súal, Berseba,

Neh 11:28 Siclag, Mecona,

Neh 11:29 Enrimón, Zora, Jarmut,

Neh 11:30 Zanoa, Adulán, Laquis y Azeca, es decir, desde Berseba hasta el valle de Hinón.

Neh 11:31 Los benjaminitas se establecieron en Gueba, Micmás, Aías, Betel y sus poblaciones,

Neh 11:32 Anatot, Nob, Ananías,

Neh 11:33 Jazor, Ramá, Guitayin,

Neh 11:34 Jadid, Seboyín, Nebalat,

Neh 11:35 Lod y Ono, y en el valle de los Artesanos.

Neh 11:36 Algunos levitas de Judá se unieron a los benjaminitas.

Salmo 51

"Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio"

Sal 51:1

Al director musical. Salmo de David, cuando el profeta Natán fue a verlo por haber cometido David adulterio con Betsabé.

Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones.

Sal 51:2 Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado.

Sal 51:3 Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado.

Sal 51:4 Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.

Sal 51:5 Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.

Sal 51:6 Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría.

Sal 51:7 Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.

Sal 51:8 Anúnciame gozo y alegría; infunde gozo en estos huesos que has quebrantado.

Sal 51:9 Aparta tu rostro de mis pecados y borra toda mi maldad.

Sal 51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu.

Sal 51:11 No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu.

Sal 51:12 Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga.

Sal 51:13 Así enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se volverán a ti.

Sal 51:14 Dios mío, Dios de mi salvación, líbrame de derramar sangre, y mi lengua alabará tu justicia.

Sal 51:15 Abre, Señor, mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza.

Sal 51:16 Tú no te deleitas en los sacrificios ni te complacen los holocaustos; de lo contrario, te los ofrecería.

Sal 51:17 El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido.

Sal 51:18 En tu buena voluntad, haz que prospere Sión; levanta los muros de Jerusalén.

Sal 51:19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, los holocaustos del todo quemados, y sobre tu altar se ofrecerán becerros.