Día 165
Eclesiastes 9
La muerte nos llega a todos
Ecl 9:1
Un destino común
A todo esto me dediqué de lleno, y en todo esto comprobé que los justos y los sabios, y sus obras, están en las manos de Dios; que el hombre nada sabe del amor ni del odio, aunque los tenga ante sus ojos.
Ecl 9:2 Para todos hay un mismo final: para el justo y el injusto, para el bueno y el malo, para el puro y el impuro, para el que ofrece sacrificios y para el que no los ofrece; para el bueno y para el pecador, para el que hace juramentos y para el que no los hace.
Ecl 9:3 Hay un mal en todo lo que se hace en esta vida: que todos tienen un mismo final. Además, el corazón del hombre rebosa de maldad; la locura está en su corazón toda su vida, y su fin está entre los muertos.
Ecl 9:4 ¿Por quién, pues, decidirse? Entre todos los vivos hay esperanza, pues vale más perro vivo que león muerto.
Ecl 9:5 Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido.
Ecl 9:6 Sus amores, odios y pasiones llegan a su fin, y nunca más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en esta vida.
Goza de la vida con la mujer que amas
Ecl 9:7 ¡Anda, come tu pan con alegría! ¡Bebe tu vino con buen ánimo, que Dios ya se ha agradado de tus obras!
Ecl 9:8 Que sean siempre blancos tus vestidos, y que no falte nunca el perfume en tus cabellos.
Ecl 9:9 Goza de la vida con la mujer amada cada día de la fugaz existencia que Dios te ha dado en este mundo. ¡Cada uno de tus absurdos días! Esto es lo que te ha tocado de todos tus afanes en este mundo.
Ecl 9:10 Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.
Sabiduría mejor que necedad
Ecl 9:11
Más vale maña que fuerza
Me fijé que en esta vida la carrera no la ganan los más veloces, ni ganan la batalla los más valientes; que tampoco los sabios tienen qué comer, ni los inteligentes abundan en dinero, ni los instruidos gozan de simpatía, sino que a todos les llegan buenos y malos tiempos.
Ecl 9:12 Vi además que nadie sabe cuándo le llegará su hora. Así como los peces caen en la red maligna y las aves caen en la trampa, también los hombres se ven atrapados por una desgracia que de pronto les sobreviene.
Ecl 9:13 También vi en este mundo un notable caso de sabiduría:
Ecl 9:14 una ciudad pequeña, con pocos habitantes, contra la cual se dirigió un rey poderoso que la sitió, y construyó a su alrededor una impresionante maquinaria de asalto.
Ecl 9:15 En esa ciudad había un hombre, pobre pero sabio, que con su sabiduría podría haber salvado a la ciudad, ¡pero nadie se acordó de aquel hombre pobre!
Ecl 9:16 Yo digo que «más vale maña que fuerza», aun cuando se menosprecie la sabiduría del pobre y no se preste atención a sus palabras.
Ecl 9:17 Más se atiende a las palabras tranquilas de los sabios que a los gritos del jefe de los necios.
Ecl 9:18 Vale más la sabiduría que las armas de guerra. Un solo error acaba con muchos bienes.
Eclesiastes 10
Ecl 10:1
Dichos de sabiduría
Las moscas muertas apestan y echan a perder el perfume. Pesa más una pequeña necedad que la sabiduría y la honra juntas.
Ecl 10:2 El corazón del sabio busca el bien, pero el del necio busca el mal.
Ecl 10:3 Y aun en el camino por el que va, el necio revela su falta de inteligencia y a todos va diciendo lo necio que es.
Ecl 10:4 Si el ánimo del gobernante se exalta contra ti, no abandones tu puesto. La paciencia es el remedio para los grandes errores.
Ecl 10:5 Hay un mal que he visto en esta vida, semejante al error que cometen los gobernantes:
Ecl 10:6 al necio se le dan muchos puestos elevados, pero a los capaces se les dan los puestos más bajos.
Ecl 10:7 He visto esclavos montar a caballo, y príncipes andar a pie como esclavos.
Ecl 10:8 El que cava la fosa, en ella se cae. Al que abre brecha en el muro, la serpiente lo muerde.
Ecl 10:9 El que pica piedra, con las piedras se hiere. El que corta leña, con los leños se lastima.
Ecl 10:10 Si el hacha pierde su filo, y no se vuelve a afilar, hay que golpear con más fuerza. El éxito radica en la acción sabia y bien ejecutada.
Ecl 10:11 Si la serpiente muerde antes de ser encantada, no hay ganancia para el encantador.
Ecl 10:12 Las palabras del sabio son placenteras, pero los labios del necio son su ruina;
Ecl 10:13 sus primeras palabras son necedades, y las últimas son terribles sandeces.
Ecl 10:14 ¡Pero no le faltan las palabras! Nadie sabe lo que ha de suceder, y lo que será aun después, ¿quién podría decirlo?
Ecl 10:15 El trabajo del necio tanto lo fatiga que ni el camino a la ciudad conoce.
Ecl 10:16 ¡Ay del país cuyo rey es un inmaduro, y cuyos príncipes banquetean desde temprano!
Ecl 10:17 ¡Dichoso el país cuyo rey es un noble, y cuyos príncipes comen cuando es debido, para reponerse y no para embriagarse!
Ecl 10:18 Por causa del ocio se viene abajo el techo, y por la pereza se desploma la casa.
Ecl 10:19 Para alegrarse, el pan; para gozar, el vino; para disfrutarlo, el dinero.
Ecl 10:20 No maldigas al rey ni con el pensamiento, ni en privado maldigas al rico, pues las aves del cielo pueden correr la voz. Tienen alas y pueden divulgarlo.
Eclesiastes 11
Echa tu pan sobre las aguas
Ecl 11:1 Lanza tu pan sobre el agua; después de algún tiempo volverás a encontrarlo.
Ecl 11:2 Comparte lo que tienes entre siete, y aun entre ocho, pues no sabes qué calamidad pueda venir sobre la tierra.
Ecl 11:3 Cuando las nubes están cargadas, derraman su lluvia sobre la tierra. Si el árbol cae hacia el sur, o cae hacia el norte, donde cae allí se queda.
Ecl 11:4 Quien vigila al viento, no siembra; quien contempla las nubes, no cosecha.
Ecl 11:5 Así como no sabes por dónde va el viento ni cómo se forma el niño en el vientre de la madre, tampoco entiendes la obra de Dios, creador de todas las cosas.
Ecl 11:6 Siembra tu semilla en la mañana, y no te des reposo por la tarde, pues nunca sabes cuál siembra saldrá mejor, si ésta o aquélla, o si ambas serán igual de buenas.
Ecl 11:7 Grata es la luz, y qué bueno que los ojos disfruten del sol.
Ecl 11:8 Mas si el hombre vive muchos años, y todos ellos los disfruta, debe recordar que los días tenebrosos serán muchos y que lo venidero será un absurdo.
Ecl 11:9
Acuérdate de tu Creador
Alégrate, joven, en tu juventud; deja que tu corazón disfrute de la adolescencia. Sigue los impulsos de tu corazón y responde al estímulo de tus ojos, pero toma en cuenta que Dios te juzgará por todo esto.
Ecl 11:10 Aleja de tu corazón el enojo, y echa fuera de tu ser la maldad, porque confiar en la juventud y en la flor de la vida es un absurdo.
Eclesiastes 12
Acuérdate de tu Creador en tu juventud
Ecl 12:1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los días malos y vengan los años en que digas: «No encuentro en ellos placer alguno»;
Ecl 12:2 antes que dejen de brillar el sol y la luz, la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes después de la lluvia.
Ecl 12:3 Un día temblarán los guardianes de la casa, y se encorvarán los hombres de batalla; se detendrán las molenderas por ser tan pocas, y se apagarán los que miran a través de las ventanas.
Ecl 12:4 Se irán cerrando las puertas de la calle, irá disminuyendo el ruido del molino, las aves elevarán su canto, pero apagados se oirán sus trinos.
Ecl 12:5 Sobrevendrá el temor por las alturas y por los peligros del camino. Florecerá el almendro, la langosta resultará onerosa, y no servirá de nada la alcaparra, pues el hombre se encamina al hogar eterno y rondan ya en la calle los que lloran su muerte.
Ecl 12:6 Acuérdate de tu Creador antes que se rompa el cordón de plata y se quiebre la vasija de oro, y se estrelle el cántaro contra la fuente y se haga pedazos la polea del pozo.
Ecl 12:7 Volverá entonces el polvo a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio.
Ecl 12:8 Lo más absurdo de lo absurdo, ¡todo es un absurdo! —ha dicho el Maestro.
Teme a Dios y guarda sus mandamientos
Ecl 12:9
Epílogo
Además de ser sabio, el Maestro impartió conocimientos a la gente. Ponderó, investigó y ordenó muchísimos proverbios.
Ecl 12:10 Procuró también hallar las palabras más adecuadas y escribirlas con honradez y veracidad.
Ecl 12:11 Las palabras de los sabios son como aguijones. Como clavos bien puestos son sus colecciones de dichos, dados por un solo pastor.
Ecl 12:12 Además de ellas, hijo mío, ten presente que el hacer muchos libros es algo interminable y que el mucho leer causa fatiga.
Ecl 12:13 El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre.
Ecl 12:14 Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.
Salmos 10
¿Por qué te escondes?
Sal 10:1
Lámed
¿Por qué, SEÑOR, te mantienes distante? ¿Por qué te escondes en momentos de angustia?
Sal 10:2 Con arrogancia persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas.
Sal 10:3 El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menosprecia al SEÑOR.
Sal 10:4 El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos.
Sal 10:5 Todas sus empresas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos.
Sal 10:6 Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré problemas.»
Sal 10:7
Pe
Llena está su boca de maldiciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia.
Sal 10:8 Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente.
Sal 10:9
Ayin
Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red.
Sal 10:10 Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra.
Sal 10:11 Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.»
Sal 10:12
Qof
¡Levántate, SEÑOR! ¡Levanta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos!
Sal 10:13 ¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuentas?
Sal 10:14
Resh
Pero tú ves la opresión y la violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos.
Sal 10:15
Shin
¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo!
Sal 10:16 El SEÑOR es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra.
Sal 10:17
Tav
Tú, SEÑOR, escuchas la petición de los indefensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor.
Sal 10:18 Tú defiendes al huérfano y al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.