Día 183

10 Los Profetas del Exilio

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Leer la Biblia: Lamentaciones

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobreel libro de Lamentaciones, que analiza el diseño literario del libro y su flujo de pensamiento. El libro en sí es una colección de cinco poemas funerarios ofrecidos en nombre de Jerusalén después de su destrucción por parte de Babilonia.

Lamentaciones 1

¡Cómo ha quedado sola la ciudad populosa!

Lam 1:1

Álef [a]

¡Ay, cuán desolada se encuentra la que fue ciudad populosa! ¡Tiene apariencia de viuda la que fue grande entre las naciones! ¡Hoy es esclava de las provincias la que fue gran señora entre ellas!

Lam 1:2

Bet

Amargas lágrimas derrama por las noches; corre el llanto por sus mejillas. No hay entre sus amantes uno solo que la consuele. Todos sus amigos la traicionaron; se volvieron sus enemigos.

Lam 1:3

Guímel

Humillada, cargada de cadenas, Judá marchó al exilio. Una más entre las naciones, no encuentra reposo. Todos sus perseguidores la acosan, la ponen en aprietos.

Lam 1:4

Dálet

Los caminos a Sión están de duelo; ya nadie asiste a sus fiestas solemnes. Las puertas de la ciudad se ven desoladas: sollozan sus sacerdotes, se turban sus doncellas, ¡toda ella es amargura!

Lam 1:5

He

Sus enemigos se volvieron sus amos; ¡tranquilos se ven sus adversarios! El SEÑOR la ha acongojado por causa de sus muchos pecados. Sus hijos marcharon al cautiverio, arrastrados por sus enemigos.

Lam 1:6

Vav

La bella Sión ha perdido todo su antiguo esplendor. Sus príncipes parecen venados que vagan en busca de pastos. Exhaustos, se dan a la fuga frente a sus perseguidores.

Lam 1:7

Zayin

Jerusalén trae a la memoria los tristes días de su peregrinaje; se acuerda de todos los tesoros que en el pasado fueron suyos. Cuando su pueblo cayó en manos enemigas nadie acudió en su ayuda. Sus adversarios vieron su caída y se burlaron de ella.

Lam 1:8

Jet

Grave es el pecado de Jerusalén; ¡por eso se ha vuelto impura! Los que antes la honraban ahora la desprecian, pues han visto su desnudez; ella misma se deshace en llanto, y no se atreve a dar la cara.

Lam 1:9

Tet

Sus vestidos están llenos de inmundicia; no tomó en cuenta lo que le esperaba. Su caída fue sorprendente; no hubo nadie que la consolara. «¡Mira, SEÑOR, mi aflicción! ¡El enemigo ha triunfado!»

Lam 1:10

Yod

El enemigo se adueñó de todos los tesoros de Jerusalén; vio ella penetrar en su santuario a las naciones paganas, a las que tú prohibiste entrar en tu asamblea.

Lam 1:11

Caf

Todo su pueblo solloza y anda en busca de pan; para mantenerse con vida cambian por comida sus tesoros. «¡Mira, SEÑOR, date cuenta de cómo me están humillando!»

Lam 1:12

Lámed

«Fíjense ustedes, los que pasan por el camino: ¿Acaso no les importa? ¿Dónde hay un sufrimiento como el mío, como el que el SEÑOR me ha hecho padecer, como el que el SEÑOR lanzó sobre mí en el día de su furor?

Lam 1:13

Mem

»Desde lo alto envió el Señor un fuego que me caló hasta los huesos. A mi paso tendió una trampa y me hizo retroceder. Me abandonó por completo; a todas horas me sentía morir.

Lam 1:14

Nun

»Pesan mis pecados como un yugo sobre mí; Dios mismo me los ató con sus manos.[b] Me los ha colgado al cuello, y ha debilitado mis fuerzas. Me ha entregado en manos de gente a la que no puedo ofrecer resistencia.

Lam 1:15

Sámej

»En mi ciudad el SEÑOR ha rechazado a todos los guerreros; ha reunido un ejército para atacarme, para despedazar[c] a mis jóvenes. El SEÑOR ha aplastado a la virginal hija de Judá como quien pisa uvas para hacer vino.

Lam 1:16

Ayin

»Todo esto me hace llorar; los ojos se me nublan de llanto. No tengo cerca a nadie que me consuele; no tengo a nadie que me reanime. Mis hijos quedaron abandonados porque el enemigo salió victorioso.»

Lam 1:17

Pe

Sión clama pidiendo ayuda,[d] pero no hay quien la consuele. Por decreto del SEÑOR los vecinos de Jacob son ahora sus enemigos; Jerusalén ha llegado a ser basura e inmundicia.

Lam 1:18

Tsade

«El SEÑOR es justo, pero yo me rebelé contra sus leyes. Escuchen, ustedes los pueblos; fíjense en mi sufrimiento. Mis jóvenes y mis doncellas han marchado al destierro.

Lam 1:19

Qof

»Llamé a mis amantes, pero ellos me traicionaron. Mis sacerdotes y mis ancianos perecieron en la ciudad, mientras buscaban alimentos para mantenerse con vida.

Lam 1:20

Resh

»¡Mírame, SEÑOR, que me encuentro angustiada! ¡Siento una profunda agonía![e] Mi corazón está desconcertado, pues he sido muy rebelde. Allá afuera, la espada me deja sin hijos; aquí adentro, hay un ambiente de muerte.

Lam 1:21

Shin

»La gente ha escuchado mi gemir, pero no hay quien me consuele. Todos mis enemigos conocen mi pesar y se alegran de lo que has hecho conmigo. ¡Manda ya tu castigo anunciado, para que sufran lo que he sufrido!

Lam 1:22

Tav

»¡Que llegue a tu presencia toda su maldad! ¡Trátalos como me has tratado a mí por causa de todos mis pecados! Son muchos mis gemidos, y mi corazón desfallece.»

Lamentaciones 2

Destruyó el Señor sin misericordia

Lam 2:1

Álef [a]

¡Ay, el SEÑOR ha eclipsado a la bella Sión con la nube de su furor![b] Desde el cielo echó por tierra el esplendor de Israel; en el día de su ira se olvidó del estrado de sus pies.

Lam 2:2

Bet

Sin compasión el Señor ha destruido todas las moradas de Jacob; en su furor ha derribado los baluartes de la bella Judá y ha puesto su honra por los suelos al derrocar a su rey y a sus príncipes.

Lam 2:3

Guímel

Dio rienda suelta a su furor y deshizo todo el poder[c] de Israel. Nos vimos frente al enemigo, y el Señor nos negó su ayuda.[d] Ardió en Jacob como un fuego encendido que consumía cuanto le rodeaba.

Lam 2:4

Dálet

Como enemigo, tensó el arco; lista estaba su mano derecha. Como enemigo, eliminó a nuestros seres queridos. Como fuego, derramó su ira sobre las tiendas de la bella Sión.

Lam 2:5

He

El Señor se porta como enemigo: ha destruido a Israel. Ha destruido todos sus palacios y derribado sus baluartes. Ha multiplicado el luto y los lamentos por la bella Judá.

Lam 2:6

Vav

Ha desolado su morada como a un jardín; ha derribado su lugar de reunión. El SEÑOR ha hecho que Sión olvide sus fiestas solemnes y sus sábados; se desató su furia contra el rey y dejó de lado al sacerdote.

Lam 2:7

Zayin

El Señor ha rechazado su altar; ha abandonado su santuario. Ha puesto en manos del enemigo las murallas de sus palacios. ¡Lanzan gritos en la casa del SEÑOR como en día de fiesta!

Lam 2:8

Jet

El SEÑOR decidió derribar la muralla que rodea a la bella Sión. Tomó la vara y midió; destruyó sin compasión. Hubo lamentos en rampas y muros; todos ellos se derrumbaron.

Lam 2:9

Tet

Las puertas se han desplomado; él rompió por completo sus cerrojos. Su rey y sus príncipes andan entre las naciones; ya no hay ley ni profetas, ni visiones de parte del SEÑOR.

Lam 2:10

Yod

En la bella Sión los ancianos se sientan silenciosos en el suelo; se echan ceniza sobre la cabeza y se visten de luto. Postradas yacen en el suelo las jóvenes de Jerusalén.

Lam 2:11

Caf

El llanto me consume los ojos; siento una profunda agonía.[e] Estoy con el ánimo[f] por los suelos porque mi pueblo ha sido destruido. Niños e infantes desfallecen por las calles de la ciudad.

Lam 2:12

Lámed

«¿Dónde hay pan y vino?», preguntan a sus madres mientras caen por las calles como heridos de muerte, mientras en los brazos maternos exhalan el último suspiro.

Lam 2:13

Mem

¿Qué puedo decir de ti, bella Jerusalén? ¿A qué te puedo comparar? ¿Qué ejemplo darte como consuelo, virginal ciudad de Sión? Profundas como el mar son tus heridas. ¿Quién podría devolverte la salud?

Lam 2:14

Nun

Tus profetas te anunciaron visiones falsas y engañosas. No denunciaron tu maldad; no evitaron tu cautiverio. Los mensajes que te anunciaban eran falsas patrañas.

Lam 2:15

Sámej

Cuantos pasan por el camino aplauden burlones al verte. Ante ti, bella Jerusalén, hacen muecas, y entre silbidos preguntan: «¿Es ésta la ciudad de belleza perfecta? ¿Es ésta la alegría de toda la tierra?»

Lam 2:16

Pe

Todos tus enemigos abren la boca para hablar mal de ti; rechinando los dientes, declaran burlones: «Nos la hemos comido viva. Llegó el día tan esperado; ¡hemos vivido para verlo!»

Lam 2:17

Ayin

El SEÑOR ha llevado a cabo sus planes; ha cumplido su palabra, que decretó hace mucho tiempo. Sin piedad, te echó por tierra; dejó que el enemigo se burlara de ti, y enalteció el poder[g] de tus oponentes.

Lam 2:18

Tsade

El corazón de la gente clama al Señor con angustia. Bella Sión amurallada, ¡deja que día y noche corran tus lágrimas como un río! ¡No te des un momento de descanso! ¡No retengas el llanto de tus ojos![h]

Lam 2:19

Qof

Levántate y clama por las noches, cuando empiece la vigilancia nocturna. Deja correr el llanto de tu corazón como ofrenda derramada ante el Señor. Eleva tus manos a Dios en oración por la vida de tus hijos, que desfallecen de hambre y quedan tendidos por las calles.

Lam 2:20

Resh

«Mira, SEÑOR, y ponte a pensar: ¿A quién trataste alguna vez así? ¿Habrán de comerse las mujeres a sus hijos, fruto de sus entrañas? ¿Habrán de matar a sacerdotes y profetas en el santuario del Señor?

Lam 2:21

Shin

»Jóvenes y ancianos por igual yacen en el polvo de las calles; mis jóvenes y mis doncellas cayeron a filo de espada. En tu enojo les quitaste la vida; ¡los masacraste sin piedad!

Lam 2:22

Tav

»Como si invitaras a una fiesta solemne, enviaste contra mí terror de todas partes. En el día de la ira del SEÑOR nadie pudo escapar, nadie quedó con vida. A mis seres queridos, a los que eduqué, los aniquiló el enemigo.»

Salmo 28

El Señor es mi fortaleza y mi escudo

Sal 28:1

Salmo de David.

A ti clamo, SEÑOR, roca mía; no te desentiendas de mí, porque si guardas silencio, ya puedo contarme entre los muertos

Sal 28:2 Oye mi voz suplicante cuando a ti acudo en busca de ayuda, cuando tiendo los brazos hacia tu lugar santísimo

Sal 28:3 No me arrastres con los malvados, con los que hacen iniquidad, con los que hablan de paz con su prójimo pero en su corazón albergan maldad

Sal 28:4 Págales conforme a sus obras, conforme a sus malas acciones. Págales conforme a las obras de sus manos; ¡dales su merecido!

Sal 28:5 Ya que no toman en cuenta las obras del SEÑOR y lo que él ha hecho con sus manos, él los derribará y nunca más volverá a levantarlos.

Sal 28:6 Bendito sea el SEÑOR, que ha oído mi voz suplicante

Sal 28:7 El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias.

Sal 28:8 El SEÑOR es la fortaleza de su pueblo, y un baluarte de salvación para su ungido

Sal 28:9 Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad, y cual pastor guíalos por siempre.