Día 303

15 El Pueblo del Reino

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1 Corintios 5

La fornicación contamina la Iglesia

1Co 5:1

¡Expulsen al hermano inmoral!

Es ya del dominio público que hay entre ustedes un caso de inmoralidad sexual que ni siquiera entre los paganos se tolera, a saber, que uno de ustedes tiene por mujer a la esposa de su padre.

1Co 5:2 ¡Y de esto se sienten orgullosos! ¿No debieran, más bien, haber lamentado lo sucedido y expulsado de entre ustedes al que hizo tal cosa?

1Co 5:3 Yo, por mi parte, aunque no estoy físicamente entre ustedes, sí estoy presente en espíritu, y ya he juzgado, como si estuviera presente, al que cometió este pecado.

1Co 5:4 Cuando se reúnan en el nombre de nuestro Señor Jesús, y con su poder yo los acompañe en espíritu,

1Co 5:5 entreguen a este hombre a Satanás para destrucción de su naturaleza pecaminosa[a] a fin de que su espíritu sea salvo en el día del Señor.

1Co 5:6 Hacen mal en jactarse. ¿No se dan cuenta de que un poco de levadura hace fermentar toda la masa?

1Co 5:7 Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado.

1Co 5:8 Así que celebremos nuestra Pascua no con la vieja levadura, que es la malicia y la perversidad, sino con pan sin levadura, que es la sinceridad y la verdad.

1Co 5:9 Por carta ya les he dicho que no se relacionen con personas inmorales.

1Co 5:10 Por supuesto, no me refería a la gente inmoral de este mundo, ni a los avaros, estafadores o idólatras. En tal caso, tendrían ustedes que salirse de este mundo.

1Co 5:11 Pero en esta carta quiero aclararles que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer.

1Co 5:12 ¿Acaso me toca a mí juzgar a los de afuera? ¿No son ustedes los que deben juzgar a los de adentro?

1Co 5:13 Dios juzgará a los de afuera. «Expulsen al malvado de entre ustedes.»[b]

1 Corintios 6

Juicios contra los creyentes

1Co 6:1

Pleitos entre creyentes

Si alguno de ustedes tiene un pleito con otro, ¿cómo se atreve a presentar demanda ante los inconversos, en vez de acudir a los creyentes?

1Co 6:2 ¿Acaso no saben que los creyentes juzgarán al mundo? Y si ustedes han de juzgar al mundo, ¿cómo no van a ser capaces de juzgar casos insignificantes?

1Co 6:3 ¿No saben que aun a los ángeles los juzgaremos? ¡Cuánto más los asuntos de esta vida!

1Co 6:4 Por tanto, si tienen pleitos sobre tales asuntos, ¿cómo es que nombran como jueces a los que no cuentan para nada ante la iglesia?[a]

1Co 6:5 Digo esto para que les dé vergüenza. ¿Acaso no hay entre ustedes nadie lo bastante sabio como para juzgar un pleito entre creyentes?

1Co 6:6 Al contrario, un hermano demanda a otro, ¡y esto ante los incrédulos!

1Co 6:7 En realidad, ya es una grave falla el solo hecho de que haya pleitos entre ustedes. ¿No sería mejor soportar la injusticia? ¿No sería mejor dejar que los defrauden?

1Co 6:8 Lejos de eso, son ustedes los que defraudan y cometen injusticias, ¡y conste que se trata de sus hermanos!

1Co 6:9 ¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales,

1Co 6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.

1Co 6:11 Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.

Huid de la fornicación

1Co 6:12

La inmoralidad sexual

«Todo me está permitido», pero no todo es para mi bien. «Todo me está permitido», pero no dejaré que nada me domine.

1Co 6:13 «Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos»; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.

1Co 6:14 Con su poder Dios resucitó al Señor, y nos resucitará también a nosotros.

1Co 6:15 ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo mismo? ¿Tomaré acaso los miembros de Cristo para unirlos con una prostituta? ¡Jamás!

1Co 6:16 ¿No saben que el que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues la Escritura dice: «Los dos llegarán a ser un solo cuerpo.»[b]

1Co 6:17 Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu.

1Co 6:18 Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo.

1Co 6:19 ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños;

1Co 6:20 fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.

Salmo 143

Mi alma tiene sed de ti

Sal 143:1

Salmo de David.

Escucha, SEÑOR, mi oración; atiende a mi súplica. Por tu fidelidad y tu justicia, respóndeme.

Sal 143:2 No lleves a juicio a tu siervo, pues ante ti nadie puede alegar inocencia.

Sal 143:3 El enemigo atenta contra mi vida: quiere hacerme morder el polvo. Me obliga a vivir en las tinieblas, como los que murieron hace tiempo.

Sal 143:4 Ya no me queda aliento; dentro de mí siento paralizado el corazón.

Sal 143:5 Traigo a la memoria los tiempos de antaño: medito en todas tus proezas, considero las obras de tus manos.

Sal 143:6 Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah

Sal 143:7 Respóndeme pronto, SEÑOR, que el aliento se me escapa. No escondas de mí tu rostro, o seré como los que bajan a la fosa.

Sal 143:8 Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.

Sal 143:9 SEÑOR, líbrame de mis enemigos, porque en ti busco refugio.

Sal 143:10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos.

Sal 143:11 Por tu nombre, SEÑOR, dame vida; por tu justicia, sácame de este aprieto.

Sal 143:12 Por tu gran amor, destruye a mis enemigos; acaba con todos mis adversarios. ¡Yo soy tu siervo!