Día 260
14 Jesús & el Reino
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Juan 5
La curación en la piscina en el día de reposo
Jua 5:1
Jesús sana a un inválido
Algún tiempo después, se celebraba una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
Jua 5:2 Había allí, junto a la puerta de las Ovejas, un estanque rodeado de cinco pórticos, cuyo nombre en arameo es Betzatá.[a]
Jua 5:3 En esos pórticos se hallaban tendidos muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos.[b]
Jua 5:4 --
Jua 5:5 Entre ellos se encontraba un hombre inválido que llevaba enfermo treinta y ocho años.
Jua 5:6 Cuando Jesús lo vio allí, tirado en el suelo, y se enteró de que ya tenía mucho tiempo de estar así, le preguntó: —¿Quieres quedar sano?
Jua 5:7 —Señor —respondió—, no tengo a nadie que me meta en el estanque mientras se agita el agua, y cuando trato de hacerlo, otro se mete antes.
Jua 5:8 —Levántate, recoge tu camilla y anda —le contestó Jesús.
Jua 5:9 Al instante aquel hombre quedó sano, así que tomó su camilla y echó a andar. Pero ese día era sábado.
Jua 5:10 Por eso los judíos le dijeron al que había sido sanado: —Hoy es sábado; no te está permitido cargar tu camilla.
Jua 5:11 —El que me sanó me dijo: “Recoge tu camilla y anda” —les respondió.
Jua 5:12 —¿Quién es ese hombre que te dijo: “Recógela y anda” ? —le interpelaron.
Jua 5:13 El que había sido sanado no tenía idea de quién era, porque Jesús se había escabullido entre la mucha gente que había en el lugar.
Jua 5:14 Después de esto Jesús lo encontró en el templo y le dijo: —Mira, ya has quedado sano. No vuelvas a pecar, no sea que te ocurra algo peor.
Jua 5:15 El hombre se fue e informó a los judíos que Jesús era quien lo había sanado.
Jua 5:16
Vida mediante el Hijo
Precisamente por esto los judíos perseguían a Jesús, pues hacía tales cosas en sábado.
Jua 5:17 Pero Jesús les respondía: —Mi Padre aun hoy está trabajando, y yo también trabajo.
Jesús es igual a Dios
Jua 5:18 Así que los judíos redoblaban sus esfuerzos para matarlo, pues no sólo quebrantaba el sábado sino que incluso llamaba a Dios su propio Padre, con lo que él mismo se hacía igual a Dios.
La autoridad del Hijo
Jua 5:19 Entonces Jesús afirmó: —Ciertamente les aseguro que el hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su padre hace, porque cualquier cosa que hace el padre, la hace también el hijo.
Jua 5:20 Pues el padre ama al hijo y le muestra todo lo que hace. Sí, y aun cosas más grandes que éstas le mostrará, que los dejará a ustedes asombrados.
Jua 5:21 Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a quienes a él le place.
Jua 5:22 Además, el Padre no juzga a nadie, sino que todo juicio lo ha delegado en el Hijo,
Jua 5:23 para que todos honren al Hijo como lo honran a él. El que se niega a honrar al Hijo no honra al Padre que lo envió.
Jua 5:24 »Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
Jua 5:25 Ciertamente les aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.
Jua 5:26 Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha concedido al Hijo el tener vida en sí mismo,
Jua 5:27 y le ha dado autoridad para juzgar, puesto que es el Hijo del hombre.
Jua 5:28 »No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz,
Jua 5:29 y saldrán de allí. Los que han hecho el bien resucitarán para tener vida, pero los que han practicado el mal resucitarán para ser juzgados.
Los testigos de Jesús
Jua 5:30 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo sólo según lo que oigo, y mi juicio es justo, pues no busco hacer mi propia voluntad sino cumplir la voluntad del que me envió.
Jua 5:31
Los testimonios a favor del Hijo
»Si yo testifico en mi favor, ese testimonio no es válido.
Jua 5:32 Otro es el que testifica en mi favor, y me consta que es válido el testimonio que él da de mí.
Jua 5:33 «Ustedes enviaron a preguntarle a Juan, y él dio un testimonio válido.
Jua 5:34 Y no es que acepte yo el testimonio de un hombre; más bien lo menciono para que ustedes sean salvos.
Jua 5:35 Juan era una lámpara encendida y brillante, y ustedes decidieron disfrutar de su luz por algún tiempo.
Jua 5:36 »El testimonio con que yo cuento tiene más peso que el de Juan. Porque esa misma tarea que el Padre me ha encomendado que lleve a cabo, y que estoy haciendo, es la que testifica que el Padre me ha enviado.
Jua 5:37 Y el Padre mismo que me envió ha testificado en mi favor. Ustedes nunca han oído su voz, ni visto su figura,
Jua 5:38 ni vive su palabra en ustedes, porque no creen en aquel a quien él envió.
Jua 5:39 Ustedes estudian[c] con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!
Jua 5:40 Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida.
Jua 5:41 »La gloria humana no la acepto,
Jua 5:42 pero a ustedes los conozco, y sé que no aman realmente a Dios.[d]
Jua 5:43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me aceptan; pero si otro viniera por su propia cuenta, a ése sí lo aceptarían.
Jua 5:44 ¿Cómo va a ser posible que ustedes crean, si unos a otros se rinden gloria pero no buscan la gloria que viene del Dios único?[e]
Jua 5:45 »Pero no piensen que yo voy a acusarlos delante del Padre. Quien los va a acusar es Moisés, en quien tienen puesta su esperanza.
Jua 5:46 Si le creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque de mí escribió él.
Jua 5:47 Pero si no creen lo que él escribió, ¿cómo van a creer mis palabras?
Juan 6
Jesús alimenta a cinco mil
Jua 6:1
Jesús alimenta a los cinco mil
6:1-13—Mt 14:13-21; Mr 6:32-44; Lc 9:10-17
Algún tiempo después, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea (o de Tiberíades).
Jua 6:2 Y mucha gente lo seguía, porque veían las señales milagrosas que hacía en los enfermos.
Jua 6:3 Entonces subió Jesús a una colina y se sentó con sus discípulos.
Jua 6:4 Faltaba muy poco tiempo para la fiesta judía de la Pascua.
Jua 6:5 Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le dijo a Felipe: —¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente?
Jua 6:6 Esto lo dijo sólo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer.
Jua 6:7 —Ni con el salario de ocho meses[a] podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno —respondió Felipe.
Jua 6:8 Otro de sus discípulos, Andrés, que era hermano de Simón Pedro, le dijo:
Jua 6:9 —Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?
Jua 6:10 —Hagan que se sienten todos —ordenó Jesús. En ese lugar había mucha hierba. Así que se sentaron, y los varones adultos eran como cinco mil.
Jua 6:11 Jesús tomó entonces los panes, dio gracias y distribuyó a los que estaban sentados todo lo que quisieron. Lo mismo hizo con los pescados.
Jua 6:12 Una vez que quedaron satisfechos, dijo a sus discípulos: —Recojan los pedazos que sobraron, para que no se desperdicie nada.
Jua 6:13 Así lo hicieron, y con los pedazos de los cinco panes de cebada que les sobraron a los que habían comido, llenaron doce canastas.
Jua 6:14 Al ver la señal que Jesús había realizado, la gente comenzó a decir: «En verdad éste es el profeta, el que ha de venir al mundo.»
Jua 6:15 Pero Jesús, dándose cuenta de que querían llevárselo a la fuerza y declararlo rey, se retiró de nuevo a la montaña él solo.
Jesús camina sobre el agua
Jua 6:16
Jesús camina sobre el agua
6:16-21—Mt 14:22-33; Mr 6:47-51
Cuando ya anochecía, sus discípulos bajaron al lago
Jua 6:17 y subieron a una barca, y comenzaron a cruzar el lago en dirección a Capernaúm. Para entonces ya había oscurecido, y Jesús todavía no se les había unido.
Jua 6:18 Por causa del fuerte viento que soplaba, el lago estaba picado.
Jua 6:19 Habrían remado unos cinco o seis kilómetros[b] cuando vieron que Jesús se acercaba a la barca, caminando sobre el agua, y se asustaron.
Jua 6:20 Pero él les dijo: «No tengan miedo, que soy yo.»
Jua 6:21 Así que se dispusieron a recibirlo a bordo, y en seguida la barca llegó a la orilla adonde se dirigían.
Yo soy el pan de vida
Jua 6:22 Al día siguiente, la multitud que se había quedado en el otro lado del lago se dio cuenta de que los discípulos se habían embarcado solos. Allí había estado una sola barca, y Jesús no había entrado en ella con sus discípulos.
Jua 6:23 Sin embargo, algunas barcas de Tiberíades se aproximaron al lugar donde la gente había comido el pan después de haber dado gracias el Señor.
Jua 6:24 En cuanto la multitud se dio cuenta de que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm a buscar a Jesús.
Jua 6:25
Jesús, el pan de vida
Cuando lo encontraron al otro lado del lago, le preguntaron: —Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
Jua 6:26 —Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales sino porque comieron pan hasta llenarse.
Jua 6:27 Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.
Jua 6:28 —¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige? —le preguntaron.
Jua 6:29 —Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió —les respondió Jesús.
Jua 6:30 —¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer? —insistieron ellos—.
Jua 6:31 Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer.”[c]
Jua 6:32 —Ciertamente les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo —afirmó Jesús—. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre.
Jua 6:33 El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.
Jua 6:34 —Señor —le pidieron—, danos siempre ese pan.
Jua 6:35 —Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.
Jua 6:36 Pero como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen.
Jua 6:37 Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.
Jua 6:38 Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió.
Jua 6:39 Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final.
Jua 6:40 Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
Jua 6:41 Entonces los judíos comenzaron a murmurar contra él, porque dijo: «Yo soy el pan que bajó del cielo.»
Jua 6:42 Y se decían: «¿Acaso no es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que sale diciendo: “Yo bajé del cielo” ?»
Jua 6:43 —Dejen de murmurar —replicó Jesús—.
Jua 6:44 Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.
Jua 6:45 En los profetas está escrito: “A todos los instruirá Dios.”[d] En efecto, todo el que escucha al Padre y aprende de él, viene a mí.
Jua 6:46 Al Padre nadie lo ha visto, excepto el que viene de Dios; sólo él ha visto al Padre.
Jua 6:47 Ciertamente les aseguro que el que cree tiene vida eterna.
Jua 6:48 Yo soy el pan de vida.
Jua 6:49 Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron.
Jua 6:50 Pero éste es el pan que baja del cielo; el que come de él, no muere.
Jua 6:51 Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.
Jua 6:52 Los judíos comenzaron a disputar acaloradamente entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Jua 6:53 —Ciertamente les aseguro —afirmó Jesús—que si no comen la carne del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen realmente vida.
Jua 6:54 El que come[e] mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
Jua 6:55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
Jua 6:56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.
Jua 6:57 Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí, vivirá por mí.
Jua 6:58 Éste es el pan que bajó del cielo. Los antepasados de ustedes comieron maná y murieron, pero el que come de este pan vivirá para siempre.
Jua 6:59 Todo esto lo dijo Jesús mientras enseñaba en la sinagoga de Capernaúm.
Palabras de vida eterna
Jua 6:60
Muchos discípulos abandonan a Jesús
Al escucharlo, muchos de sus discípulos exclamaron: «Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién puede aceptarla?»
Jua 6:61 Jesús, muy consciente de que sus discípulos murmuraban por lo que había dicho, les reprochó: —¿Esto les causa tropiezo?
Jua 6:62 ¿Qué tal si vieran al Hijo del hombre subir adonde antes estaba?
Jua 6:63 El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.
Jua 6:64 Sin embargo, hay algunos de ustedes que no creen. Es que Jesús conocía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que iba a traicionarlo. Así que añadió:
Jua 6:65 —Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre.
Jua 6:66 Desde entonces muchos de sus discípulos le volvieron la espalda y ya no andaban con él. Así que Jesús les preguntó a los doce:
Jua 6:67 —¿También ustedes quieren marcharse?
Jua 6:68 —Señor —contestó Simón Pedro—, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Jua 6:69 Y nosotros hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios.[f]
Jua 6:70 —¿No los he escogido yo a ustedes doce? —repuso Jesús—. No obstante, uno de ustedes es un diablo.
Jua 6:71 Se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote, uno de los doce, que iba a traicionarlo.
Salmo 105
Hablad de todas sus maravillas
Sal 105:1
Den gracias al SEÑOR, invoquen su nombre; den a conocer sus obras entre las naciones.
Sal 105:2 Cántenle, entónenle salmos; hablen de todas sus maravillas.
Sal 105:3 Siéntanse orgullosos de su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan al SEÑOR.
Sal 105:4 Recurran al SEÑOR y a su fuerza; busquen siempre su rostro.
Sal 105:5 Recuerden las maravillas que ha realizado, sus señales, y los decretos que ha emitido.
Sal 105:6 ¡Ustedes, descendientes de Abraham su siervo! ¡Ustedes, hijos de Jacob, elegidos suyos!
Sal 105:7 Él es el SEÑOR, nuestro Dios; en toda la tierra están sus decretos.
Sal 105:8 Él siempre tiene presente su pacto, la palabra que ordenó para mil generaciones.
Sal 105:9 Es el pacto que hizo con Abraham, el juramento que le hizo a Isaac.
Sal 105:10 Se lo confirmó a Jacob como un decreto, a Israel como un pacto eterno,
Sal 105:11 cuando dijo: «Te daré la tierra de Canaán como la herencia que te toca.»
Sal 105:12 Aun cuando eran pocos en número, unos cuantos extranjeros en la tierra
Sal 105:13 que andaban siempre de nación en nación y de reino en reino,
Sal 105:14 a nadie permitió que los oprimiera, sino que por ellos reprendió a los reyes:
Sal 105:15 «No toquen a mis ungidos; no hagan daño a mis profetas.»
Sal 105:16 Dios provocó hambre en la tierra y destruyó todos sus trigales.[a]
Sal 105:17 Pero envió delante de ellos a un hombre: a José, vendido como esclavo.
Sal 105:18 Le sujetaron los pies con grilletes, entre hierros le aprisionaron el cuello,
Sal 105:19 hasta que se cumplió lo que él predijo y la palabra del SEÑOR probó que él era veraz.
Sal 105:20 El rey ordenó ponerlo en libertad, el gobernante de los pueblos lo dejó libre.
Sal 105:21 Le dio autoridad sobre toda su casa y lo puso a cargo de cuanto poseía,
Sal 105:22 con pleno poder para instruir[b] a sus príncipes e impartir sabiduría a sus ancianos.
Sal 105:23 Entonces Israel vino a Egipto; Jacob fue extranjero en el país de Cam.
Sal 105:24 El SEÑOR hizo que su pueblo se multiplicara; lo hizo más numeroso que sus adversarios,
Sal 105:25 a quienes trastornó para que odiaran a su pueblo y se confabularan contra sus siervos.
Sal 105:26 Envió a su siervo Moisés, y a Aarón, a quien había escogido,
Sal 105:27 y éstos hicieron señales milagrosas entre ellos, ¡maravillas en el país de Cam!
Sal 105:28 Envió tinieblas, y la tierra se oscureció, pero ellos no atendieron[c] a sus palabras.
Sal 105:29 Convirtió en sangre sus aguas y causó la muerte de sus peces.
Sal 105:30 Todo Egipto[d] se infestó de ranas, ¡hasta las habitaciones de sus reyes!
Sal 105:31 Habló Dios, e invadieron todo el país enjambres de moscas y mosquitos.
Sal 105:32 Convirtió la lluvia en granizo, y lanzó relámpagos sobre su tierra;
Sal 105:33 derribó sus vides y sus higueras, y en todo el país hizo astillas los árboles.
Sal 105:34 Dio una orden, y llegaron las langostas, ¡infinidad de saltamontes!
Sal 105:35 Arrasaron con toda la vegetación del país, devoraron los frutos de sus campos.
Sal 105:36 Hirió de muerte a todos los primogénitos del país, a las primicias de sus descendientes.
Sal 105:37 Sacó a los israelitas cargados de oro y plata, y no hubo entre sus tribus nadie que tropezara.
Sal 105:38 Los egipcios se alegraron de su partida, pues el miedo a los israelitas los dominaba.
Sal 105:39 El SEÑOR les dio sombra con una nube, y con fuego los alumbró de noche.
Sal 105:40 Pidió el pueblo comida, y les envió codornices; los sació con pan del cielo.
Sal 105:41 Abrió la roca, y brotó agua que corrió por el desierto como un río.
Sal 105:42 Ciertamente Dios se acordó de su santa promesa, la que hizo a su siervo Abraham.
Sal 105:43 Sacó a su pueblo, a sus escogidos, en medio de gran alegría y de gritos jubilosos.
Sal 105:44 Les entregó las tierras que poseían las naciones; heredaron el fruto del trabajo de otros pueblos
Sal 105:45 para que ellos observaran sus preceptos y pusieran en práctica sus leyes. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!