Día 28

Dios

El Dios representado en la Biblia no es fácil de entender, pero ¿y si pudiéramos entender mejor qué es lo que no podemos entender? En este video, exploraremos la compleja identidad de Dios que se muestra en la historia de la Biblia, y (¡sorpresa!) todo esto conduce a Jesús.

04 El Pacto en el Monte Sinaí

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Éxodo 32

El becerro de oro

Éxo 32:1

El becerro de oro

Al ver los israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, fueron a reunirse con Aarón y le dijeron: —Tienes que hacernos dioses que marchen[a] al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!

Éxo 32:2 Aarón les respondió: —Quítenles a sus mujeres los aretes de oro, y también a sus hijos e hijas, y tráiganmelos.

Éxo 32:3 Todos los israelitas se quitaron los aretes de oro que llevaban puestos, y se los llevaron a Aarón,

Éxo 32:4 quien los recibió y los fundió; luego cinceló el oro fundido e hizo un ídolo en forma de becerro. Entonces exclamó el pueblo: «Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!»

Éxo 32:5 Cuando Aarón vio esto, construyó un altar enfrente del becerro y anunció: —Mañana haremos fiesta en honor del SEÑOR.

Éxo 32:6 En efecto, al día siguiente los israelitas madrugaron y presentaron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y se entregó al desenfreno.

Éxo 32:7 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: —Baja, porque ya se ha corrompido el pueblo que sacaste de Egipto.

Éxo 32:8 Demasiado pronto se han apartado del camino que les ordené seguir, pues no sólo han fundido oro y se han hecho un ídolo en forma de becerro, sino que se han inclinado ante él, le han ofrecido sacrificios, y han declarado: “Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!”

Éxo 32:9 »Ya me he dado cuenta de que éste es un pueblo terco —añadió el SEÑOR, dirigiéndose a Moisés—.

Éxo 32:10 Tú no te metas. Yo voy a descargar mi ira sobre ellos, y los voy a destruir. Pero de ti haré una gran nación.

Éxo 32:11 Moisés intentó apaciguar al SEÑOR su Dios, y le suplicó: —SEÑOR, ¿por qué ha de encenderse tu ira contra este pueblo tuyo, que sacaste de Egipto con gran poder y con mano poderosa?

Éxo 32:12 ¿Por qué dar pie a que los egipcios digan que nos sacaste de su país con la intención de matarnos en las montañas y borrarnos de la faz de la tierra? ¡Calma ya tu enojo! ¡Aplácate y no traigas sobre tu pueblo esa desgracia!

Éxo 32:13 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel. Tú mismo les juraste que harías a sus descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo; ¡tú les prometiste que a sus descendientes les darías toda esta tierra como su herencia eterna!

Éxo 32:14 Entonces el SEÑOR se calmó y desistió de hacerle a su pueblo el daño que le había sentenciado.

Éxo 32:15 Moisés volvió entonces del monte. Cuando bajó, traía en sus manos las dos tablas de la ley, las cuales estaban escritas por sus dos lados.

Éxo 32:16 Tanto las tablas como la escritura grabada en ellas eran obra de Dios.

Éxo 32:17 Cuando Josué oyó el ruido y los gritos del pueblo, le dijo a Moisés: —Se oyen en el campamento gritos de guerra.

Éxo 32:18 Pero Moisés respondió: «Lo que escucho no son gritos de victoria, ni tampoco lamentos de derrota; más bien, lo que escucho son canciones.»

Éxo 32:19 Cuando Moisés se acercó al campamento y vio el becerro y las danzas, ardió en ira y arrojó de sus manos las tablas de la ley, haciéndolas pedazos al pie del monte.

Éxo 32:20 Tomó entonces el becerro que habían hecho, lo arrojó al fuego y, luego de machacarlo hasta hacerlo polvo, lo esparció en el agua y se la dio a beber a los israelitas.

Éxo 32:21 A Aarón le dijo: —¿Qué te hizo este pueblo? ¿Por qué lo has hecho cometer semejante pecado?

Éxo 32:22 —Hermano mío,[b] no te enojes —contestó Aarón—. Tú bien sabes cuán inclinado al mal es este pueblo.

Éxo 32:23 Ellos me dijeron: “Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!”

Éxo 32:24 Yo les contesté que todo el que tuviera joyas de oro se desprendiera de ellas. Ellos me dieron el oro, yo lo eché al fuego, ¡y lo que salió fue este becerro!

Éxo 32:25 Al ver Moisés que el pueblo estaba desenfrenado y que Aarón les había permitido desmandarse y convertirse en el hazmerreír de sus enemigos,

Éxo 32:26 se puso a la entrada del campamento y dijo: «Todo el que esté de parte del SEÑOR, que se pase de mi lado.» Y se le unieron todos los levitas.

Éxo 32:27 Entonces les dijo Moisés: «El SEÑOR, Dios de Israel, ordena lo siguiente: “Cíñase cada uno la espada y recorra todo el campamento de un extremo al otro, y mate al que se le ponga enfrente, sea hermano, amigo o vecino.” »

Éxo 32:28 Los levitas hicieron lo que les mandó Moisés, y aquel día mataron como a tres mil israelitas.

Éxo 32:29 Entonces dijo Moisés: «Hoy han recibido ustedes plena autoridad de parte del SEÑOR; él los ha bendecido este día, pues se pusieron en contra de sus propios hijos y hermanos.»

Éxo 32:30 Al día siguiente, Moisés les dijo a los israelitas: «Ustedes han cometido un gran pecado. Pero voy a subir ahora para reunirme con el SEÑOR, y tal vez logre yo que Dios les perdone su pecado.»

Éxo 32:31 Volvió entonces Moisés para hablar con el SEÑOR, y le dijo: —¡Qué pecado tan grande ha cometido este pueblo al hacerse dioses[c] de oro!

Éxo 32:32 Sin embargo, yo te ruego que les perdones su pecado. Pero si no vas a perdonarlos, ¡bórrame del libro que has escrito!

Éxo 32:33 El SEÑOR le respondió a Moisés: —Sólo borraré de mi libro a quien haya pecado contra mí.

Éxo 32:34 Tú ve y lleva al pueblo al lugar del que te hablé. Delante de ti irá mi ángel. Llegará el día en que deba castigarlos por su pecado, y entonces los castigaré.

Éxo 32:35 Fue así como, por causa del becerro que había hecho Aarón, el SEÑOR lanzó una plaga sobre el pueblo.

Éxodo 33

Parten del Sinaí

Éxo 33:1 El SEÑOR le dijo a Moisés: «Anda, vete de este lugar, junto con el pueblo que sacaste de Egipto, y dirígete a la tierra que bajo juramento prometí a Abraham, Isaac y Jacob que les daría a sus descendientes.

Éxo 33:2 Enviaré un ángel delante de ti, y desalojaré a cananeos, amorreos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos.

Éxo 33:3 Ve a la tierra donde abundan la leche y la miel. Yo no los acompañaré, porque ustedes son un pueblo terco, y podría yo destruirlos en el camino.»

Éxo 33:4 Cuando los israelitas oyeron estas palabras tan demoledoras, comenzaron a llorar y nadie volvió a ponerse sus joyas,

Éxo 33:5 pues el SEÑOR le había dicho a Moisés: «Diles a los israelitas que son un pueblo terco. Si aun por un momento tuviera que acompañarlos, podría destruirlos. Diles que se quiten esas joyas, que ya decidiré qué hacer con ellos.»

Éxo 33:6 Por eso, a partir del monte Horeb los israelitas no volvieron a ponerse joyas.

El tabernáculo de reunión

Éxo 33:7

La Tienda de reunión

Moisés tomó una tienda de campaña y la armó a cierta distancia fuera del campamento. La llamó «la Tienda de la reunión con el SEÑOR». Cuando alguien quería consultar al SEÑOR, tenía que salir del campamento e ir a esa tienda.

Éxo 33:8 Siempre que Moisés se dirigía a ella, todo el pueblo se quedaba de pie a la entrada de su carpa y seguía a Moisés con la mirada, hasta que éste entraba en la Tienda de reunión.

Éxo 33:9 En cuanto Moisés entraba en ella, la columna de nube descendía y tapaba la entrada, mientras el SEÑOR hablaba con Moisés.

Éxo 33:10 Cuando los israelitas veían que la columna de nube se detenía a la entrada de la Tienda de reunión, todos ellos se inclinaban a la entrada de su carpa y adoraban al SEÑOR.

Éxo 33:11 Y hablaba el SEÑOR con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo. Después de eso, Moisés regresaba al campamento; pero Josué, su joven asistente, nunca se apartaba de la Tienda de reunión.

Intercesión de Moisés

Éxo 33:12

La gloria del SEÑOR

Moisés le dijo al SEÑOR: —Tú insistes en que yo debo guiar a este pueblo, pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. También me has dicho que soy tu amigo[a] y que cuento con tu favor.

Éxo 33:13 Pues si realmente es así, dime qué quieres que haga. Así sabré que en verdad cuento con tu favor. Ten presente que los israelitas son tu pueblo.

Éxo 33:14 —Yo mismo iré contigo y te daré descanso —respondió el SEÑOR.

Éxo 33:15 —O vas con todos nosotros —replicó Moisés—, o mejor no nos hagas salir de aquí.

Éxo 33:16 Si no vienes con nosotros, ¿cómo vamos a saber, tu pueblo y yo, que contamos con tu favor? ¿En qué seríamos diferentes de los demás pueblos de la tierra?

Éxo 33:17 —Está bien, haré lo que me pides —le dijo el SEÑOR a Moisés—, pues cuentas con mi favor y te considero mi amigo.[b]

Éxo 33:18 —Déjame verte en todo tu esplendor —insistió Moisés.

Éxo 33:19 Y el SEÑOR le respondió: —Voy a darte pruebas de mi bondad, y te daré a conocer mi nombre. Y verás que tengo clemencia de quien quiero tenerla, y soy compasivo con quien quiero serlo.

Éxo 33:20 Pero debo aclararte que no podrás ver mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida.

Éxo 33:21 »Cerca de mí hay un lugar sobre una roca —añadió el SEÑOR—. Puedes quedarte allí.

Éxo 33:22 Cuando yo pase en todo mi esplendor, te pondré en una hendidura de la roca y te cubriré con mi mano, hasta que haya pasado.

Éxo 33:23 Luego, retiraré la mano y podrás verme la espalda. Pero mi rostro no lo verás.

Éxodo 34

Moisés hace nuevas tablas

Éxo 34:1

Las nuevas tablas de piedra

El SEÑOR le dijo a Moisés: «Labra dos tablas de piedra semejantes a las primeras que rompiste. Voy a escribir en ellas lo mismo que estaba escrito en las primeras.

Éxo 34:2 Prepárate para subir mañana a la cumbre del monte Sinaí, y presentarte allí ante mí.

Éxo 34:3 Nadie debe acompañarte, ni debe verse a nadie en ninguna parte del monte. Ni siquiera las ovejas y las vacas deben pastar frente al monte.»

Éxo 34:4 Moisés labró dos tablas de piedra semejantes a las primeras, y muy de mañana subió con ellas al monte Sinaí, como se lo había ordenado el SEÑOR.

Éxo 34:5 El SEÑOR descendió en la nube y se puso junto a Moisés. Luego le dio a conocer su nombre:

Éxo 34:6 pasando delante de él, proclamó: —El SEÑOR, el SEÑOR, Dios clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor y fidelidad,

Éxo 34:7 que mantiene su amor hasta mil generaciones después, y que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que no deja sin castigo al culpable, sino que castiga la maldad de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y la cuarta generación.

Éxo 34:8 En seguida Moisés se inclinó hasta el suelo, y oró al Señor

Éxo 34:9 de la siguiente manera: —Señor, si realmente cuento con tu favor, ven y quédate entre nosotros. Reconozco que éste es un pueblo terco, pero perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y adóptanos como tu herencia.

El pacto renovado

Éxo 34:10 —Mira el pacto que hago contigo —respondió el SEÑOR—. A la vista de todo tu pueblo haré maravillas que ante ninguna nación del mundo han sido realizadas. El pueblo en medio del cual vives verá las imponentes obras que yo, el SEÑOR, haré por ti.

Éxo 34:11 Por lo que a ti toca, cumple con lo que hoy te mando. Echaré de tu presencia a los amorreos, cananeos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos.

Éxo 34:12 Ten mucho cuidado de no hacer ningún pacto con los habitantes de la tierra que vas a ocupar, pues de lo contrario serán para ti una trampa.

Éxo 34:13 Derriba sus altares, y haz pedazos sus piedras sagradas y sus imágenes de la diosa Aserá.

Éxo 34:14 No adores a otros dioses, porque el SEÑOR es muy celoso. Su nombre es Dios celoso.

Éxo 34:15 »No hagas ningún pacto con los habitantes de esta tierra, porque se prostituyen por ir tras sus dioses, y cuando les ofrezcan sacrificios a esos dioses, te invitarán a participar de ellos.

Éxo 34:16 Y si casas a tu hijo con una de sus mujeres, cuando ella se prostituya por ir tras sus dioses, inducirá a tu hijo a hacer lo mismo.

Éxo 34:17 »No te hagas ídolos de metal fundido.

Éxo 34:18 »Celebra la fiesta de los Panes sin levadura, y come de ese pan durante siete días, como te lo he ordenado. Celebra esa fiesta en el mes de aviv, que es la fecha señalada, pues en ese mes saliste de Egipto.

Éxo 34:19 »Todo hijo primogénito me pertenece, incluyendo las primeras crías de tus vacas y de tus ovejas.

Éxo 34:20 Deberás rescatar a todos tus primogénitos. Al asno primogénito podrás rescatarlo a cambio de un cordero; pero si no lo rescatas, tendrás que romperle el cuello. »Nadie se presentará ante mí con las manos vacías.

Éxo 34:21 »Trabaja durante seis días, pero descansa el séptimo. Ese día deberás descansar, incluso en el tiempo de arar y cosechar.

Éxo 34:22 »Celebra con las primicias la fiesta de las Semanas, y también la fiesta de la cosecha de fin de año.[a]

Éxo 34:23 »Todos tus varones deberán presentarse ante mí, su SEÑOR y Dios, el Dios de Israel, tres veces al año.

Éxo 34:24 Entonces yo echaré de tu presencia a las naciones, ensancharé tu territorio y nadie codiciará tu tierra.

Éxo 34:25 »Cuando me ofrezcas un animal, no mezcles con levadura su sangre. »Del animal que se ofrece en la fiesta de la Pascua no debe quedar nada para el día siguiente.

Éxo 34:26 »Lleva tus mejores primicias a la casa del SEÑOR tu Dios. »No cuezas ningún cabrito en la leche de su madre.

Éxo 34:27 El SEÑOR le dijo a Moisés: —Pon estas palabras por escrito, pues en ellas se basa el pacto que ahora hago contigo y con Israel.

Éxo 34:28 Y Moisés se quedó en el monte, con el SEÑOR, cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber nada. Allí, en las tablas, escribió los términos del pacto, es decir, los diez mandamientos.

El rostro resplandeciente de Moisés

Éxo 34:29

El rostro radiante de Moisés

Cuando Moisés descendió del monte Sinaí, traía en sus manos las dos tablas de la ley. Pero no sabía que, por haberle hablado el SEÑOR, de su rostro salía un haz de luz.

Éxo 34:30 Al ver Aarón y todos los israelitas el rostro resplandeciente de Moisés, tuvieron miedo de acercársele;

Éxo 34:31 pero Moisés llamó a Aarón y a todos los jefes, y ellos regresaron para hablar con él.

Éxo 34:32 Luego se le acercaron todos los israelitas, y Moisés les ordenó acatar todo lo que el SEÑOR le había dicho en el monte Sinaí.

Éxo 34:33 En cuanto Moisés terminó de hablar con ellos, se cubrió el rostro con un velo.

Éxo 34:34 Siempre que entraba a la presencia del SEÑOR para hablar con él, se quitaba el velo mientras no salía. Al salir, les comunicaba a los israelitas lo que el Señor le había ordenado decir.

Éxo 34:35 Y como los israelitas veían que su rostro resplandecía, Moisés se cubría de nuevo el rostro, hasta que entraba a hablar otra vez con el SEÑOR.

Salmo 28

El Señor es mi fortaleza y mi escudo

Sal 28:1

Salmo de David.

A ti clamo, SEÑOR, roca mía; no te desentiendas de mí, porque si guardas silencio, ya puedo contarme entre los muertos

Sal 28:2 Oye mi voz suplicante cuando a ti acudo en busca de ayuda, cuando tiendo los brazos hacia tu lugar santísimo

Sal 28:3 No me arrastres con los malvados, con los que hacen iniquidad, con los que hablan de paz con su prójimo pero en su corazón albergan maldad

Sal 28:4 Págales conforme a sus obras, conforme a sus malas acciones. Págales conforme a las obras de sus manos; ¡dales su merecido!

Sal 28:5 Ya que no toman en cuenta las obras del SEÑOR y lo que él ha hecho con sus manos, él los derribará y nunca más volverá a levantarlos.

Sal 28:6 Bendito sea el SEÑOR, que ha oído mi voz suplicante

Sal 28:7 El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias.

Sal 28:8 El SEÑOR es la fortaleza de su pueblo, y un baluarte de salvación para su ungido

Sal 28:9 Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad, y cual pastor guíalos por siempre.