Día 343

15 El Pueblo del Reino

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Lee la Biblia: 1 Pedro

Mira nuestro video Lee la Biblia sobre 1era de Pedro, que desglosa el diseño literario del libro y su línea de pensamiento. Pedro ofrece esperanza a los cristianos perseguidos y les guía con instrucciones prácticas para vivir una vida coherente con la decisión de seguir a Jesús.

1 Pedro 1

Saludo

1Pe 1:1 Pedro, apóstol de Jesucristo, a los elegidos, extranjeros dispersos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,

1Pe 1:2 según la previsión[a] de Dios el Padre, mediante la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser redimidos[b] por su sangre: Que abunden en ustedes la gracia y la paz.

Renacidos para una esperanza viva

1Pe 1:3

Alabanza a Dios por una esperanza viva

¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva

1Pe 1:4 y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes,

1Pe 1:5 a quienes el poder de Dios protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos.

1Pe 1:6 Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo.

1Pe 1:7 El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.

1Pe 1:8 Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso,

1Pe 1:9 pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación.

1Pe 1:10 Los profetas, que anunciaron la gracia reservada para ustedes, estudiaron y observaron esta salvación.

1Pe 1:11 Querían descubrir a qué tiempo y a cuáles circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando testificó de antemano acerca de los sufrimientos de Cristo y de la gloria que vendría después de éstos.

1Pe 1:12 A ellos se les reveló que no se estaban sirviendo a sí mismos, sino que les servían a ustedes. Hablaban de las cosas que ahora les han anunciado los que les predicaron el evangelio por medio del Espíritu Santo enviado del cielo. Aun los mismos ángeles anhelan contemplar esas cosas.

Llamados a ser santos

1Pe 1:13

Sean santos

Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia;[c] tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo.

1Pe 1:14 Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia.

1Pe 1:15 Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó;

1Pe 1:16 pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.»[d]

1Pe 1:17 Ya que invocan como Padre al que juzga con imparcialidad las obras de cada uno, vivan con temor reverente mientras sean peregrinos en este mundo.

1Pe 1:18 Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata,

1Pe 1:19 sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto.

1Pe 1:20 Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación del mundo, se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes.

1Pe 1:21 Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios.

1Pe 1:22 Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón[e] los unos a los otros.

1Pe 1:23 Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.

1Pe 1:24 Porque «todo mortal es como la hierba, y toda su gloria como la flor del campo; la hierba se seca y la flor se cae,

1Pe 1:25 pero la palabra del Señor permanece para siempre.»[f]

1 Pedro 2

Una piedra viva y un pueblo santo

1Pe 2:1 Y ésta es la palabra del evangelio que se les ha anunciado a ustedes. Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia,

1Pe 2:2 deseen con ansias la leche pura de la palabra,[a] como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación,

1Pe 2:3 ahora que han probado lo bueno que es el Señor.

1Pe 2:4

La piedra viva y su pueblo escogido

Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él,

1Pe 2:5 también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo.

1Pe 2:6 Así dice la Escritura: «Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa, y el que confíe en ella no será jamás defraudado.»[b]

1Pe 2:7 Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos, «la piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular»,[c]

1Pe 2:8 y también: «una piedra de tropiezo y una roca que hace caer.»[d] Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban destinados.

1Pe 2:9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.

1Pe 2:10 Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.

1Pe 2:11 Queridos hermanos, les ruego como a extranjeros y peregrinos en este mundo, que se aparten de los deseos pecaminosos[e] que combaten contra la vida.

1Pe 2:12 Mantengan entre los incrédulos[f] una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación.[g]

Sumisión a la autoridad

1Pe 2:13

Sumisión a los gobernantes y a los superiores

Sométanse por causa del Señor a toda autoridad humana, ya sea al rey como suprema autoridad,

1Pe 2:14 o a los gobernadores que él envía para castigar a los que hacen el mal y reconocer a los que hacen el bien.

1Pe 2:15 Porque ésta es la voluntad de Dios: que, practicando el bien, hagan callar la ignorancia de los insensatos.

1Pe 2:16 Eso es actuar como personas libres que no se valen de su libertad para disimular la maldad, sino que viven como siervos de Dios.

1Pe 2:17 Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey.

1Pe 2:18 Criados, sométanse con todo respeto a sus amos, no sólo a los buenos y comprensivos sino también a los insoportables.

1Pe 2:19 Porque es digno de elogio que, por sentido de responsabilidad delante de Dios, se soporten las penalidades, aun sufriendo injustamente.

1Pe 2:20 Pero ¿cómo pueden ustedes atribuirse mérito alguno si soportan que los maltraten por hacer el mal? En cambio, si sufren por hacer el bien, eso merece elogio delante de Dios.

1Pe 2:21 Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos.

1Pe 2:22 «Él no cometió ningún pecado, ni hubo engaño en su boca.»[h]

1Pe 2:23 Cuando proferían insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia.

1Pe 2:24 Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados.

1Pe 2:25 Antes eran ustedes como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al Pastor que cuida[i] de sus vidas.

Salmo 33

La misericordia del Señor

Sal 33:1

Canten al SEÑOR con alegría, ustedes los justos;

es propio de los íntegros alabar al SEÑOR

Sal 33:2 Alaben al SEÑOR al son del arpa; entonen alabanzas con el decacordio

Sal 33:3 Cántenle una canción nueva; toquen con destreza, y den voces de alegría.

Sal 33:4 La palabra del SEÑOR es justa; fieles son todas sus obras

Sal 33:5 El SEÑOR ama la justicia y el derecho; llena está la tierra de su amor.

Sal 33:6 Por la palabra del SEÑOR fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas

Sal 33:7 Él recoge en un cántaro el agua de los mares, y junta en vasijas los océanos

Sal 33:8 Tema toda la tierra al SEÑOR; hónrenlo todos los pueblos del mundo;

Sal 33:9 porque él habló, y todo fue creado; dio una orden, y todo quedó firme

Sal 33:10 El SEÑOR frustra los planes de las naciones; desbarata los designios de los pueblos

Sal 33:11 Pero los planes del SEÑOR quedan firmes para siempre; los designios de su mente son eternos.

Sal 33:12 Dichosa la nación cuyo Dios es el SEÑOR, el pueblo que escogió por su heredad

Sal 33:13 El SEÑOR observa desde el cielo y ve a toda la humanidad;

Sal 33:14 él contempla desde su trono a todos los habitantes de la tierra

Sal 33:15 Él es quien formó el corazón de todos, y quien conoce a fondo todas sus acciones

Sal 33:16 No se salva el rey por sus muchos soldados, ni por su mucha fuerza se libra el valiente

Sal 33:17 Vana esperanza de victoria es el caballo; a pesar de su mucha fuerza no puede salvar

Sal 33:18 Pero el SEÑOR cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran amor;

Sal 33:19 él los libra de la muerte, y en épocas de hambre los mantiene con vida.

Sal 33:20 Esperamos confiados en el SEÑOR; él es nuestro socorro y nuestro escudo

Sal 33:21 En él se regocija nuestro corazón, porque confiamos en su santo nombre

Sal 33:22 Que tu gran amor, SEÑOR, nos acompañe, tal como lo esperamos de ti.