Día 214
Lee la Biblia: Hageo
Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de Hageo, que analiza el diseño literario del libro y su flujo de pensamiento. En este libro, Hageo reta a Israel después del exilio a permanecer fiel a su Dios y a reconstruir el templo.
Hageo 1
La orden de reconstruir el templo
Hag 1:1
Primer oráculo: Exhortación a reedificar el templo
El día primero del mes sexto del segundo año del rey Darío, vino palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué hijo de Josadac:
Hag 1:2 «Así dice el SEÑOR Todopoderoso: “Este pueblo alega que todavía no es el momento apropiado para ir a reconstruir la casa del SEÑOR.” »
Hag 1:3 También vino esta palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo:
Hag 1:4 «¿Acaso es el momento apropiado para que ustedes residan en casas techadas mientras que esta casa está en ruinas?»
Hag 1:5 Así dice ahora el SEÑOR Todopoderoso: «¡Reflexionen sobre su proceder!
Hag 1:6 »Ustedes siembran mucho, pero cosechan poco; comen, pero no quedan satisfechos; beben, pero no llegan a saciarse; se visten, pero no logran abrigarse; y al jornalero se le va su salario como por saco roto.»
Hag 1:7 Así dice el SEÑOR Todopoderoso: «¡Reflexionen sobre su proceder!
Hag 1:8 »Vayan ustedes a los montes; traigan madera y reconstruyan mi casa. Yo veré su reconstrucción con gusto, y manifestaré mi gloria —dice el SEÑOR—.
Hag 1:9 »Ustedes esperan mucho, pero cosechan poco; lo que almacenan en su casa, yo lo disipo de un soplo. ¿Por qué? ¡Porque mi casa está en ruinas, mientras ustedes sólo se ocupan de la suya! —afirma el SEÑOR Todopoderoso—.
Hag 1:10 »Por eso, por culpa de ustedes, los cielos retuvieron el rocío y la tierra se negó a dar sus productos.
Hag 1:11 Yo hice venir una sequía sobre los campos y las montañas, sobre el trigo y el vino nuevo, sobre el aceite fresco y el fruto de la tierra, sobre los animales y los hombres, y sobre toda la obra de sus manos.»
El pueblo obedece al Señor
Hag 1:12 Zorobabel hijo de Salatiel, el sumo sacerdote Josué hijo de Josadac, y todo el resto del pueblo, obedecieron al SEÑOR su Dios, es decir, obedecieron las palabras del profeta Hageo, a quien el SEÑOR su Dios había enviado. Y el pueblo sintió temor en la presencia del SEÑOR.
Hag 1:13 Entonces Hageo su mensajero comunicó al pueblo el mensaje del SEÑOR: «Yo estoy con ustedes. Yo, el SEÑOR, lo afirmo.»
Hag 1:14 Y el SEÑOR inquietó de tal manera a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué hijo de Josadac, y a todo el resto del pueblo, que vinieron y empezaron a trabajar en la casa de su Dios, el SEÑOR Todopoderoso.
Hag 1:15 Era el día veinticuatro del mes sexto del segundo año del rey Darío.
Hageo 2
La gloria futura del templo
Hag 2:1
Segundo oráculo: La presencia del Señor
El día veintiuno del mes séptimo, vino palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo:
Hag 2:2 «Pregunta a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, al sumo sacerdote Josué hijo de Josadac, y al resto del pueblo:
Hag 2:3 “¿Queda alguien entre ustedes que haya visto esta casa en su antiguo esplendor? ¿Qué les parece ahora? ¿No la ven como muy poca cosa?
Hag 2:4 Pues ahora, ¡ánimo, Zorobabel! —afirma el SEÑOR—. ¡Ánimo, Josué hijo de Josadac! ¡Tú eres el sumo sacerdote! ¡Ánimo, pueblo de esta tierra! —afirma el SEÑOR—. ¡Manos a la obra, que yo estoy con ustedes! —afirma el SEÑOR Todopoderoso—.
Hag 2:5 Y mi Espíritu permanece en medio de ustedes, conforme al pacto que hice con ustedes cuando salieron de Egipto.” »No teman,
Hag 2:6 porque así dice el SEÑOR Todopoderoso: “Dentro de muy poco haré que se estremezcan los cielos y la tierra, el mar y la tierra firme;
Hag 2:7 ¡haré temblar a todas las naciones! Sus riquezas llegarán aquí, y así llenaré de esplendor esta casa —dice el SEÑOR Todopoderoso—.
Hag 2:8 Mía es la plata, y mío es el oro —afirma el SEÑOR Todopoderoso—.
Hag 2:9 El esplendor de esta segunda casa será mayor que el de la primera —dice el SEÑOR Todopoderoso—. Y en este lugar concederé la paz”, afirma el SEÑOR Todopoderoso.»
Bendiciones para un pueblo inmundo
Hag 2:10
Tercer oráculo: Consulta a los sacerdotes
El día veinticuatro del mes noveno del segundo año de Darío, vino palabra del SEÑOR al profeta Hageo:
Hag 2:11 «Así dice el SEÑOR Todopoderoso: “Consulta a los sacerdotes sobre las cosas sagradas.” » Entonces Hageo les planteó lo siguiente:
Hag 2:12 —Supongamos que alguien lleva carne consagrada en la falda de su vestido, y sucede que la falda toca pan, o guiso, o vino, o aceite, o cualquier otro alimento; ¿quedarán también consagrados? —¡No! —contestaron los sacerdotes.
Hag 2:13 —Supongamos ahora —prosiguió Hageo—que una persona inmunda por el contacto de un cadáver toca cualquiera de estas cosas; ¿también ellas quedarán inmundas? —¡Sí! —contestaron los sacerdotes.
Hag 2:14 Entonces Hageo respondió: «¡Así es este pueblo! ¡Así es para mí esta nación! —afirma el SEÑOR—. ¡Así es cualquier obra de sus manos! ¡y aun lo que allí ofrecen es inmundo!
Hag 2:15 »Ahora bien, desde hoy en adelante, reflexionen. Antes de que ustedes pusieran piedra sobre piedra en la casa del SEÑOR,
Hag 2:16 ¿cómo les iba? Cuando alguien se acercaba a un montón de grano esperando encontrar veinte medidas, sólo hallaba diez; y si se iba al lagar esperando sacar cincuenta medidas de la artesa del mosto, sólo sacaba veinte.
Hag 2:17 Herí sus campos con quemazón y con plaga, y con granizo toda obra de sus manos. Pero ustedes no se volvieron[a] a mí —afirma el SEÑOR—.
Hag 2:18 Reflexionen desde hoy en adelante, desde el día veinticuatro del mes noveno, día en que se colocaron los cimientos de la casa del SEÑOR. Reflexionen:
Hag 2:19 ¿Queda todavía alguna semilla en el granero? ¿Todavía no producen nada la vid ni la higuera, ni el granado ni el olivo? ¡Pues a partir de hoy yo los bendeciré!»
Zorobabel escogido como anillo de sellar
Hag 2:20
Cuarto oráculo: Promesas a Zorobabel
El día veinticuatro del mismo mes vino por segunda vez palabra del SEÑOR a Hageo:
Hag 2:21 «Di a Zorobabel, gobernante de Judá: “Yo estoy por estremecer los cielos y la tierra.
Hag 2:22 Volcaré los tronos reales y haré pedazos el poderío de los reinos del mundo. Volcaré los carros con sus conductores, y caerán caballos y jinetes, y éstos se matarán a espada unos a otros.
Hag 2:23 En aquel día —afirma el SEÑOR Todopoderoso—te tomaré a ti, mi siervo Zorobabel hijo de Salatiel —afirma el SEÑOR—, y te haré semejante a un anillo de sellar, porque yo te he elegido”, afirma el SEÑOR Todopoderoso.»
Salmo 59
Líbrame de mis enemigos
Sal 59:1
Al director musical. Sígase la tonada de «No destruyas». Mictam de David, cuando Saúl había ordenado que vigilaran la casa de David con el propósito de matarlo.
Líbrame de mis enemigos, oh Dios; protégeme de los que me atacan.
Sal 59:2 Líbrame de los malhechores; sálvame de los asesinos.
Sal 59:3 ¡Mira cómo me acechan! Hombres crueles conspiran contra mí sin que yo, SEÑOR, haya delinquido ni pecado.
Sal 59:4 Presurosos se disponen a atacarme sin que yo haya cometido mal alguno. ¡Levántate y ven en mi ayuda! ¡Mira mi condición!
Sal 59:5 Tú, SEÑOR, eres el Dios Todopoderoso, ¡eres el Dios de Israel! ¡Despiértate y castiga a todas las naciones; no tengas compasión de esos viles traidores! Selah
Sal 59:6 Ellos vuelven por la noche, gruñendo como perros y acechando alrededor de la ciudad.
Sal 59:7 Echan espuma por la boca, lanzan espadas por sus fauces, y dicen: «¿Quién va a oírnos?»
Sal 59:8 Pero tú, SEÑOR, te burlas de ellos; te ríes de todas las naciones.
Sal 59:9 A ti, fortaleza mía, vuelvo los ojos, pues tú, oh Dios, eres mi protector.
Sal 59:10 Tú eres el Dios que me ama, e irás delante de mí para hacerme ver la derrota de mis enemigos.
Sal 59:11 Pero no los mates, para que mi pueblo no lo olvide. Zarandéalos con tu poder; ¡humíllalos! ¡Tú, Señor, eres nuestro escudo!
Sal 59:12 Por los pecados de su boca, por las palabras de sus labios, que caigan en la trampa de su orgullo. Por las maldiciones y mentiras que profieren,
Sal 59:13 consúmelos en tu enojo; ¡consúmelos hasta que dejen de existir! Así todos sabrán que Dios gobierna en Jacob, y hasta los confines de la tierra. Selah
Sal 59:14 Porque ellos vuelven por la noche, gruñendo como perros y acechando alrededor de la ciudad.
Sal 59:15 Van de un lado a otro buscando comida, y aúllan si no quedan satisfechos.
Sal 59:16 Pero yo le cantaré a tu poder, y por la mañana alabaré tu amor; porque tú eres mi protector, mi refugio en momentos de angustia.
Sal 59:17 A ti, fortaleza mía, te cantaré salmos, pues tú, oh Dios, eres mi protector. ¡Tú eres el Dios que me ama!