Día 290

14 Jesús & el Reino

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Yakhal - "Esperanza"

En la Biblia, ¡las personas que tienen esperanza son muy distintas a los optimistas! En este video exploraremos cómo la esperanza bíblica se fundamenta solamente en el carácter de Dios como la base para confiar en que el futuro será mejor que el presente.

Hechos 23

Hch 23:1 Pablo se quedó mirando fijamente al Consejo y dijo: —Hermanos, hasta hoy yo he actuado delante de Dios con toda buena conciencia.

Hch 23:2 Ante esto, el sumo sacerdote Ananías ordenó a los que estaban cerca de Pablo que lo golpearan en la boca.

Hch 23:3 —¡Hipócrita,[a] a usted también lo va a golpear Dios! —reaccionó Pablo—. ¡Ahí está sentado para juzgarme según la ley!, ¿y usted mismo viola la ley al mandar que me golpeen?

Hch 23:4 Los que estaban junto a Pablo le interpelaron: —¿Cómo te atreves a insultar al sumo sacerdote de Dios?

Hch 23:5 —Hermanos, no me había dado cuenta de que es el sumo sacerdote —respondió Pablo—; de hecho está escrito: “No hables mal del jefe de tu pueblo.”[b]

Hch 23:6 Pablo, sabiendo que unos de ellos eran saduceos y los demás fariseos, exclamó en el Consejo: —Hermanos, yo soy fariseo de pura cepa. Me están juzgando porque he puesto mi esperanza en la resurrección de los muertos.

Hch 23:7 Apenas dijo esto, surgió un altercado entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea quedó dividida.

Hch 23:8 (Los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles ni espíritus; los fariseos, en cambio, reconocen todo esto.)

Hch 23:9 Se produjo un gran alboroto, y algunos de los maestros de la ley que eran fariseos se pusieron de pie y protestaron. «No encontramos ningún delito en este hombre —dijeron—. ¿Acaso no podría haberle hablado un espíritu o un ángel?»

Hch 23:10 Se tornó tan violento el altercado que el comandante tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo. Así que ordenó a los soldados que bajaran para sacarlo de allí por la fuerza y llevárselo al cuartel.

Hch 23:11 A la noche siguiente el Señor se apareció a Pablo, y le dijo: «¡Ánimo! Así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, es necesario que lo des también en Roma.»

Complot para matar a Pablo

Hch 23:12

Conspiración para matar a Pablo

Muy de mañana los judíos tramaron una conspiración y juraron bajo maldición no comer ni beber hasta que lograran matar a Pablo.

Hch 23:13 Más de cuarenta hombres estaban implicados en esta conspiración.

Hch 23:14 Se presentaron ante los jefes de los sacerdotes y los ancianos, y les dijeron: —Nosotros hemos jurado bajo maldición no comer nada hasta que logremos matar a Pablo.

Hch 23:15 Ahora, con el respaldo del Consejo, pídanle al comandante que haga comparecer al reo ante ustedes, con el pretexto de obtener información más precisa sobre su caso. Nosotros estaremos listos para matarlo en el camino.

Hch 23:16 Pero cuando el hijo de la hermana de Pablo se enteró de esta emboscada, entró en el cuartel y avisó a Pablo.

Hch 23:17 Éste llamó entonces a uno de los centuriones y le pidió: —Lleve a este joven al comandante, porque tiene algo que decirle.

Hch 23:18 Así que el centurión lo llevó al comandante, y le dijo: —El preso Pablo me llamó y me pidió que le trajera este joven, porque tiene algo que decirle.

Hch 23:19 El comandante tomó de la mano al joven, lo llevó aparte y le preguntó: —¿Qué quieres decirme?

Hch 23:20 —Los judíos se han puesto de acuerdo para pedirle a usted que mañana lleve a Pablo ante el Consejo con el pretexto de obtener información más precisa acerca de él.

Hch 23:21 No se deje convencer, porque más de cuarenta de ellos lo esperan emboscados. Han jurado bajo maldición no comer ni beber hasta que hayan logrado matarlo. Ya están listos; sólo aguardan a que usted les conceda su petición.

Hch 23:22 El comandante despidió al joven con esta advertencia: —No le digas a nadie que me has informado de esto.

Pablo enviado al gobernador Félix

Hch 23:23

Trasladan a Pablo a Cesarea

Entonces el comandante llamó a dos de sus centuriones y les ordenó: —Alisten un destacamento de doscientos soldados de infantería, setenta de caballería y doscientos lanceros para que vayan a Cesarea esta noche a las nueve.[c]

Hch 23:24 Y preparen cabalgaduras para llevar a Pablo sano y salvo al gobernador Félix.

Hch 23:25 Además, escribió una carta en estos términos:

Hch 23:26 Claudio Lisias, a su excelencia el gobernador Félix: Saludos.

Hch 23:27 Los judíos prendieron a este hombre y estaban a punto de matarlo, pero yo llegué con mis soldados y lo rescaté, porque me había enterado de que es ciudadano romano.

Hch 23:28 Yo quería saber de qué lo acusaban, así que lo llevé al Consejo judío.

Hch 23:29 Descubrí que lo acusaban de algunas cuestiones de su ley, pero no había contra él cargo alguno que mereciera la muerte o la cárcel.

Hch 23:30 Cuando me informaron que se tramaba una conspiración contra este hombre, decidí enviarlo a usted en seguida. También les ordené a sus acusadores que expongan delante de usted los cargos que tengan contra él.

Hch 23:31 Así que los soldados, según se les había ordenado, tomaron a Pablo y lo llevaron de noche hasta Antípatris.

Hch 23:32 Al día siguiente dejaron que la caballería siguiera con él mientras ellos volvían al cuartel.

Hch 23:33 Cuando la caballería llegó a Cesarea, le entregaron la carta al gobernador y le presentaron también a Pablo.

Hch 23:34 Félix leyó la carta y le preguntó de qué provincia era. Al enterarse de que Pablo era de Cilicia,

Hch 23:35 le dijo: «Te daré audiencia cuando lleguen tus acusadores.» Y ordenó que lo dejaran bajo custodia en el palacio de Herodes.

Hechos 24

Pablo ante Félix en Cesarea

Hch 24:1

El proceso ante Félix

Cinco días después, el sumo sacerdote Ananías bajó a Cesarea con algunos de los ancianos y un abogado llamado Tértulo, para presentar ante el gobernador las acusaciones contra Pablo.

Hch 24:2 Cuando se hizo comparecer al acusado, Tértulo expuso su caso ante Félix: —Excelentísimo Félix, bajo su mandato hemos disfrutado de un largo período de paz, y gracias a la previsión suya se han llevado a cabo reformas en pro de esta nación.

Hch 24:3 En todas partes y en toda ocasión reconocemos esto con profunda gratitud.

Hch 24:4 Pero a fin de no importunarlo más, le ruego que, con la bondad que lo caracteriza, nos escuche brevemente.

Hch 24:5 Hemos descubierto que este hombre es una plaga que por todas partes anda provocando disturbios entre los judíos. Es cabecilla de la secta de los nazarenos.

Hch 24:6 Incluso trató de profanar el templo; por eso lo prendimos.

Hch 24:7 --

Hch 24:8 Usted[a] mismo, al interrogarlo, podrá cerciorarse de la verdad de todas las acusaciones que presentamos contra él.

Hch 24:9 Los judíos corroboraron la acusación, afirmando que todo esto era cierto.

Hch 24:10 Cuando el gobernador, con un gesto, le concedió la palabra, Pablo respondió: —Sé que desde hace muchos años usted ha sido juez de esta nación; así que de buena gana presento mi defensa.

Hch 24:11 Usted puede comprobar fácilmente que no hace más de doce días que subí a Jerusalén para adorar.

Hch 24:12 Mis acusadores no me encontraron discutiendo con nadie en el templo, ni promoviendo motines entre la gente en las sinagogas ni en ninguna otra parte de la ciudad.

Hch 24:13 Tampoco pueden probarle a usted las cosas de que ahora me acusan.

Hch 24:14 Sin embargo, esto sí confieso: que adoro al Dios de nuestros antepasados siguiendo este Camino que mis acusadores llaman secta, pues estoy de acuerdo con todo lo que enseña la ley y creo lo que está escrito en los profetas.

Hch 24:15 Tengo en Dios la misma esperanza que estos hombres profesan, de que habrá una resurrección de los justos y de los injustos.

Hch 24:16 En todo esto procuro conservar siempre limpia mi conciencia delante de Dios y de los hombres.

Hch 24:17 »Después de una ausencia de varios años, volví a Jerusalén para traerle donativos a mi pueblo y presentar ofrendas.

Hch 24:18 En esto estaba, habiéndome ya purificado, cuando me encontraron en el templo. No me acompañaba ninguna multitud, ni estaba implicado en ningún disturbio.

Hch 24:19 Los que me vieron eran algunos judíos de la provincia de Asia, y son ellos los que deberían estar delante de usted para formular sus acusaciones, si es que tienen algo contra mí.

Hch 24:20 De otro modo, estos que están aquí deberían declarar qué delito hallaron en mí cuando comparecí ante el Consejo,

Hch 24:21 a no ser lo que exclamé en presencia de ellos: “Es por la resurrección de los muertos por lo que hoy me encuentro procesado delante de ustedes.”

Pablo bajo custodia

Hch 24:22 Entonces Félix, que estaba bien informado del Camino, suspendió la sesión. —Cuando venga el comandante Lisias, decidiré su caso —les dijo.

Hch 24:23 Luego le ordenó al centurión que mantuviera custodiado a Pablo, pero que le diera cierta libertad y permitiera que sus amigos lo atendieran.

Hch 24:24 Algunos días después llegó Félix con su esposa Drusila, que era judía. Mandó llamar a Pablo y lo escuchó hablar acerca de la fe en Cristo Jesús.

Hch 24:25 Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo y le dijo: «¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando sea oportuno te mandaré llamar otra vez.»

Hch 24:26 Félix también esperaba que Pablo le ofreciera dinero; por eso mandaba llamarlo con frecuencia y conversaba con él.

Hch 24:27 Transcurridos dos años, Félix tuvo como sucesor a Porcio Festo, pero como Félix quería congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo.

Salmo 130

Mi alma espera a Jehová

Sal 130:1

Cántico de los peregrinos.

A ti, SEÑOR, elevo mi clamor desde las profundidades del abismo.

Sal 130:2 Escucha, Señor, mi voz. Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.

Sal 130:3 Si tú, SEÑOR, tomaras en cuenta los pecados, ¿quién, SEÑOR, sería declarado inocente?[a]

Sal 130:4 Pero en ti se halla perdón, y por eso debes ser temido.

Sal 130:5 Espero al SEÑOR, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza.

Sal 130:6 Espero al SEÑOR con toda el alma, más que los centinelas la mañana. Como esperan los centinelas la mañana,

Sal 130:7 así tú, Israel, espera al SEÑOR. Porque en él hay amor inagotable; en él hay plena redención.

Sal 130:8 Él mismo redimirá a Israel de todos sus pecados.