Día 138
Lee la Biblia: Habacuc
Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de Habacuc, que analiza el diseño literario del libro y su flujo de pensamiento. En este libro, Habacuc se esfuerza por comprender la bondad de Dios en medio de tanta maldad e injusticia en el mundo.
Habacuc 1
Hab 1:1 Ésta es la profecía que el profeta Habacuc recibió en visión.
Queja de Habacuc
Hab 1:2
La primera queja de Habacuc
¿Hasta cuándo, SEÑOR, he de pedirte ayuda sin que tú me escuches? ¿Hasta cuándo he de quejarme de la violencia sin que tú nos salves?
Hab 1:3 ¿Por qué me haces presenciar calamidades? ¿Por qué debo contemplar el sufrimiento? Veo ante mis ojos destrucción y violencia; surgen riñas y abundan las contiendas.
Hab 1:4 Por lo tanto, se entorpece la ley y no se da curso a la justicia. El impío acosa al justo, y las sentencias que se dictan son injustas.
La respuesta del Señor
Hab 1:5
La respuesta del SEÑOR
«¡Miren a las naciones! ¡Contémplenlas y quédense asombrados! Estoy por hacer en estos días cosas tan sorprendentes que no las creerán aunque alguien se las explique.
Hab 1:6 Estoy incitando a los caldeos, ese pueblo despiadado e impetuoso, que recorre toda la tierra para apoderarse de territorios ajenos.
Hab 1:7 Son un pueblo temible y espantoso, que impone su propia justicia y grandeza.
Hab 1:8 Sus caballos son más veloces que leopardos, más feroces que lobos nocturnos. Su caballería se lanza a todo galope; sus jinetes vienen de muy lejos. ¡Caen como buitres sobre su presa!
Hab 1:9 Vienen en son de violencia; avanzan sus hordas[a] como el viento del desierto, hacen prisioneros como quien recoge arena.
Hab 1:10 Ridiculizan a los reyes, se burlan de los gobernantes; se ríen de toda ciudad amurallada, pues construyen terraplenes y la toman.
Hab 1:11 Son un viento que a su paso arrasa todo; su pecado es hacer de su fuerza un dios.»
Segunda queja de Habacuc
Hab 1:12
La segunda queja de Habacuc
¡Tú, SEÑOR, existes desde la eternidad! ¡Tú, mi santo Dios, eres inmortal![b] Tú, SEÑOR, los has puesto para hacer justicia; tú, mi Roca, los has puesto para ejecutar tu castigo.
Hab 1:13 Son tan puros tus ojos que no puedes ver el mal; no te es posible contemplar el sufrimiento. ¿Por qué entonces toleras a los traidores? ¿Por qué guardas silencio mientras los impíos se tragan a los justos?
Hab 1:14 Has hecho a los hombres como peces del mar, como reptiles que no tienen jefe.
Hab 1:15 Babilonia los saca a todos con anzuelo, los arrastra con sus redes, los recoge entre sus mallas, y así se alegra y regocija.
Hab 1:16 Por lo tanto, ofrece sacrificios a sus redes y quema incienso a sus mallas, pues gracias a sus redes su porción es sabrosa y su comida es suculenta.
Hab 1:17 ¿Continuará vaciando sus redes y matando sin piedad a las naciones?
Habacuc 2
Hab 2:1 Me mantendré alerta, me apostaré en los terraplenes; estaré pendiente de lo que me diga, de su respuesta a mi reclamo.
El justo vivirá por su fe
Hab 2:2
La respuesta del SEÑOR
Y el SEÑOR me respondió: «Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido.
Hab 2:3 Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá.
Hab 2:4 »El insolente no tiene el alma recta, pero el justo vivirá por su fe.
Hab 2:5 Además, la riqueza es traicionera;[a] por eso el soberbio no permanecerá. Pues ensancha su garganta, como el sepulcro, y es insaciable como la muerte. Reúne en torno suyo a todas las naciones y toma cautivos a todos los pueblos.
¡Ay de los caldeos!
Hab 2:6 Y éstos lo harán objeto de burla en sus sátiras y adivinanzas. »¡Ay del que se hace rico con lo ajeno y acumula prendas empeñadas! ¿Hasta cuándo seguirá con esta práctica?
Hab 2:7 ¿No se levantarán de repente tus acreedores? ¿No se despertarán para sacudirte y despojarte con violencia?
Hab 2:8 Son tantas las naciones que has saqueado, que los pueblos que se salven te saquearán a ti; porque es mucha la sangre que has derramado, y mucha tu violencia contra este país, contra esta ciudad y sus habitantes.
Hab 2:9 »¡Ay del que llena su casa de ganancias injustas en un intento por salvar su nido y escapar de las garras del infortunio!
Hab 2:10 »Son tus maquinaciones la vergüenza de tu casa: exterminaste a muchas naciones, pero causaste tu propia desgracia.
Hab 2:11 Por eso hasta las piedras del muro claman, y resuenan las vigas del enmaderado.
Hab 2:12 »¡Ay del que construye una ciudad con asesinatos y establece un poblado mediante el crimen!
Hab 2:13 ¿No ha determinado el SEÑOR Todopoderoso que los pueblos trabajen para el fuego y las naciones se fatiguen por nada?
Hab 2:14 Porque así como las aguas cubren los mares, así también se llenará la tierra del conocimiento de la gloria del SEÑOR.
Hab 2:15 »¡Ay de ti, que emborrachas a tu prójimo! ¡Ay de ti, que lo embriagas con vino[b] para contemplar su cuerpo desnudo!
Hab 2:16 Con esto te has cubierto de ignominia y no de gloria. ¡Pues bebe también tú, y muestra lo pagano que eres![c] ¡Que se vuelque sobre ti la copa de la diestra del SEÑOR, y sobre tu gloria, la ignominia!
Hab 2:17 ¡Que te aplaste la violencia que cometiste contra el Líbano! ¡Que te abata la destrucción que hiciste de los animales! ¡Porque es mucha la sangre que has derramado, y mucha tu violencia contra este país, contra esta ciudad y sus habitantes!
Hab 2:18 »¿De qué sirve una imagen, si quien la esculpe es un artesano? ¿De qué sirve un ídolo fundido, si tan sólo enseña mentiras? El artesano que hace ídolos que no pueden hablar sólo está confiando en su propio artificio.
Hab 2:19 ¡Ay del que le dice al madero: “Despierta”, y a la piedra muda: “Levántate” ! Aunque están recubiertos de oro y plata, nada pueden enseñarle, pues carecen de aliento de vida.
Hab 2:20 En cambio, el SEÑOR está en su santo templo; ¡guarde toda la tierra silencio en su presencia!»
Habacuc 3
Oración de Habacuc
Hab 3:1
La oración de Habacuc
Oración del profeta Habacuc. Según sigionot.[a]
Hab 3:2 SEÑOR, he sabido de tu fama; tus obras, SEÑOR, me dejan pasmado. Realízalas de nuevo en nuestros días, dalas a conocer en nuestro tiempo; en tu ira, ten presente tu misericordia.
Hab 3:3 De Temán viene Dios, del monte de Parán viene el Santo. Selah
Su gloria cubre el cielo y su alabanza llena la tierra.
Hab 3:4 Su brillantez es la del relámpago; rayos brotan de sus manos; ¡tras ellos se esconde su poder!
Hab 3:5 Una plaga mortal lo precede, un fuego abrasador le sigue los pasos.
Hab 3:6 Se detiene, y la tierra se estremece; lanza una mirada, y las naciones tiemblan. Se desmoronan las antiguas montañas y se desploman las viejas colinas, pero los caminos de Dios son eternos.
Hab 3:7 He visto afligidos los campamentos de Cusán, y angustiadas las moradas de Madián.
Hab 3:8 ¿Te enojaste, oh SEÑOR, con los ríos? ¿Estuviste airado contra las corrientes? ¿Tan enfurecido estabas contra el mar que cabalgaste en tus caballos y montaste en tus carros victoriosos?
Hab 3:9 Descubriste tu arco, llenaste de flechas tu aljaba.[b] Selah
Tus ríos surcan la tierra;
Hab 3:10 las montañas te ven y se retuercen. Pasan los torrentes de agua, y ruge el abismo, levantando sus manos.
Hab 3:11 El sol y la luna se detienen en el cielo por el fulgor de tus veloces flechas, por el deslumbrante brillo de tu lanza.
Hab 3:12 Indignado, marchas sobre la tierra; lleno de ira, trillas a las naciones.
Hab 3:13 Saliste a liberar a tu pueblo, saliste a salvar a tu ungido. Aplastaste al rey de la perversa dinastía, ¡lo desnudaste de pies a cabeza! Selah
Hab 3:14 Con tu lanza les partiste la cabeza a sus guerreros, que enfurecidos querían dispersarme, que con placer arrogante se lanzaron contra mí, como quien se lanza contra un pobre indefenso.[c]
Hab 3:15 Pisoteaste el mar con tus corceles, agitando las inmensas aguas.
Hab 3:16 Al oírlo, se estremecieron mis entrañas; a su voz, me temblaron los labios; la carcoma me caló en los huesos, y se me aflojaron las piernas. Pero yo espero con paciencia el día en que la calamidad vendrá sobre la nación que nos invade.
Habacuc se regocija en el Señor
Hab 3:17 Aunque la higuera no dé renuevos, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos;
Hab 3:18 aun así, yo me regocijaré en el SEÑOR, ¡me alegraré en Dios, mi libertador!
Hab 3:19 El SEÑOR omnipotente es mi fuerza; da a mis pies la ligereza de una gacela y me hace caminar por las alturas. Al director musical.Sobre instrumentos de cuerda.
Salmo 133
Los hermanos juntos en armonía
Sal 133:1
Cántico de los peregrinos. De David.
¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía!
Sal 133:2 Es como el buen aceite que, desde la cabeza, va descendiendo por la barba, por la barba de Aarón, hasta el borde de sus vestiduras.
Sal 133:3 Es como el rocío de Hermón que va descendiendo sobre los montes de Sión. Donde se da esta armonía,[a] el SEÑOR concede bendición y vida eterna.