Día 135

08 Los Profetas Antes del Exilio

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Lee la Biblia: Miqueas

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de Miqueas, que analiza el diseño literario del libro y su flujo de pensamiento. En este libro, Miqueas anuncia que la justicia de Dios vendrá para crear un nuevo futuro de amor y fidelidad al final del pecado y el exilio de Israel.

Miqueas 1

Miq 1:1 Ésta es la palabra que el SEÑOR dirigió a Miqueas de Moréset, durante los reinados de Jotán, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Ésta es la visión que tuvo acerca de Samaria y de Jerusalén.

La destrucción venidera

Miq 1:2

La venida del Señor

Escuchen, pueblos todos; preste atención la tierra y todo lo que hay en ella. Desde su santo templo el Señor, el SEÑOR omnipotente, será testigo en contra de ustedes.

Miq 1:3 ¡Miren! Ya sale el SEÑOR de su morada; ya baja y se encamina hacia las cumbres de la tierra.

Miq 1:4 A su paso se derriten las montañas como la cera junto al fuego; se parten en dos los valles como partidos por el agua de un torrente.

Miq 1:5 Y todo esto por la transgresión de Jacob, por los pecados del pueblo de Israel. ¿Acaso no representa Samaria la transgresión de Jacob? ¿Y no es acaso en Jerusalén donde están los santuarios paganos de Judá?

Miq 1:6 Dejaré a Samaria hecha un montón de ruinas: ¡convertida en campo arado para viñedos! Arrojaré sus piedras al valle, y pondré al descubierto sus cimientos.

Miq 1:7 Todos sus ídolos serán hechos pedazos; toda su paga de prostituta será arrojada al fuego. Yo destrozaré todas sus imágenes. Todo cuanto ganó como prostituta, en paga de prostituta se convertirá.

Miq 1:8

Lamento de Miqueas

Por eso lloraré y gritaré de dolor, y andaré descalzo y desnudo. Aullaré como chacal y gemiré como avestruz.

Miq 1:9 Porque la herida de Samaria es incurable: ha llegado hasta Judá. Se ha extendido hasta mi pueblo, ¡hasta la entrada misma de Jerusalén!

Miq 1:10 No lo anuncien en Gat,[a] no se entreguen al llanto; ¡revuélquense de dolor en el polvo de Bet Leafrá![b]

Miq 1:11 Habitantes de Safir,[c] emigren desnudos y humillados. Los habitantes de Zanán[d] no se atrevieron a salir. Bet Ésel está gimiendo, y va a retirarles su apoyo.

Miq 1:12 Se retuercen esperando el bien, los habitantes de Marot;[e] el SEÑOR ha enviado el mal hasta la entrada misma de Jerusalén.

Miq 1:13 Habitantes de Laquis,[f] ¡enganchen al carro los corceles! Con ustedes comenzó el pecado de la hija de Sión; en ustedes se hallaron los delitos de Israel.

Miq 1:14 Por tanto, despídanse de Moréset Gat. Los edificios de la ciudad de Aczib[g] son una trampa para los reyes de Israel.

Miq 1:15 Habitantes de Maresá,[h] yo enviaré contra ustedes un conquistador, y hasta Adulán irá a parar la flor y nata de Israel.

Miq 1:16 Así que rasúrate la barba y rápate la cabeza; haz duelo por tus amados hijos; agranda tu calva como la del buitre, pues tus hijos te serán arrebatados.

Miqueas 2

¡Ay de los opresores!

Miq 2:1

El castigo a los ricos opresores

¡Ay de los que sólo piensan en el mal, y aun acostados hacen planes malvados! En cuanto amanece, los llevan a cabo porque tienen el poder en sus manos.

Miq 2:2 Codician campos, y se apropian de ellos; casas, y de ellas se adueñan. Oprimen al varón y a su familia, al hombre y a su propiedad.

Miq 2:3 Por tanto, así dice el SEÑOR: «Ahora soy yo el que piensa traer sobre ellos una desgracia, de la que no podrán escapar. Ya no andarán erguidos, porque ha llegado la hora de su desgracia.

Miq 2:4 En aquel día se les hará burla, y se les cantará este lamento: “¡Estamos perdidos! Se están repartiendo los campos de mi pueblo. ¡Cómo me los arrebatan! Nuestra tierra se la reparten los traidores.” »

Miq 2:5 Por eso no tendrán en la asamblea del SEÑOR a nadie que reparta la tierra.

Miq 2:6

Falsos profetas

Estos profetas me dicen: «¡Deja ya de profetizarnos! ¡No nos vengas con que el oprobio nos alcanzará!»

Miq 2:7 Los descendientes de Jacob declaran: «¿Acaso ha perdido el SEÑOR la paciencia? ¿Es ésta su manera de actuar? ¿Acaso no hacen bien sus palabras? ¿Acaso no caminamos con el Justo?»

Miq 2:8 Ayer ustedes eran mi pueblo, pero hoy se han vuelto mis enemigos. A los que pasan confiados, a los que vuelven de la guerra, los despojan de su manto.

Miq 2:9 A las mujeres de mi pueblo las echan de sus preciadas casas, y a sus niños los despojan para siempre del honor que les di.

Miq 2:10 ¡Levántense! ¡Pónganse en marcha, que éste no es un lugar de reposo! ¡Está contaminado, destruido sin remedio!

Miq 2:11 Si con la intención de mentirles, llega algún embustero y les dice: «Yo les anuncio vino y cerveza», este pueblo lo verá como un profeta.

Miq 2:12

Promesa de liberación

Te aseguro, Jacob, que yo reuniré a todo tu pueblo. Te aseguro, Israel, que yo juntaré a tu remanente. Los congregaré como a rebaño en el aprisco, como a ovejas que, en medio del pastizal, balan huyendo de la gente.

Miq 2:13 El que abre brecha marchará al frente, y también ellos se abrirán camino; atravesarán la puerta y se irán, mientras su rey avanza al frente, mientras el SEÑOR va a la cabeza.

Miqueas 3

Denuncia contra los gobernantes y los profetas

Miq 3:1

El castigo a los gobernantes corruptos

Entonces dije: «Escuchen, gobernantes de Jacob, autoridades del pueblo de Israel: ¿Acaso no les corresponde a ustedes conocer el derecho?

Miq 3:2 Ustedes odian el bien y aman el mal; a mi pueblo le arrancan la piel del cuerpo y la carne de los huesos;

Miq 3:3 ustedes se devoran a mi pueblo, le arrancan la piel, le rompen los huesos; lo descuartizan como carne para la olla, como carne para el horno.»

Miq 3:4 Ya le pedirán auxilio al SEÑOR, pero él no les responderá; esconderá de ellos su rostro porque hicieron lo malo.

Miq 3:5

Contraste entre el profeta falso y el verdadero

Esto es lo que dice el SEÑOR contra ustedes, profetas que descarrían a mi pueblo: «Con el estómago lleno, invitan a la paz; con el vientre vacío, declaran la guerra.

Miq 3:6 Por tanto, tendrán noches sin visiones, oscuridad sin presagios.» El sol se ocultará de estos profetas; ¡el día se les volverá tinieblas!

Miq 3:7 Los videntes quedarán en vergüenza; los adivinos serán humillados. Dios les tapará la boca, pues no les dará respuesta.

Miq 3:8 Yo, en cambio, estoy lleno de poder, lleno del Espíritu del SEÑOR, y lleno de justicia y de fuerza, para echarle en cara a Jacob su delito; para reprocharle a Israel su pecado.

Miq 3:9

El gobierno corrupto, causa de la caída de Sión

Escuchen esto ustedes, gobernantes del pueblo de Jacob, y autoridades del reino de Israel, que abominan la justicia y tuercen el derecho,

Miq 3:10 que edifican a Sión con sangre y a Jerusalén con injusticia.

Miq 3:11 Sus gobernantes juzgan por soborno, sus sacerdotes instruyen por paga, y sus profetas predicen por dinero; para colmo, se apoyan en el SEÑOR, diciendo: «¿No está el SEÑOR entre nosotros? ¡No vendrá sobre nosotros ningún mal!»

Miq 3:12 Por lo tanto, por culpa de ustedes Sión será como un campo arado; Jerusalén quedará en ruinas, y el monte del templo se volverá un matorral.

Miqueas 4

El monte del Señor

Miq 4:1

Futura exaltación de Sión

4:1-3—Is 2:1-4

En los últimos días, el monte del templo del SEÑOR será puesto sobre la cumbre de las montañas y elevado por encima de las colinas. Entonces los pueblos marcharán hacia ella,

Miq 4:2 y muchas naciones se acercarán, diciendo: «Vengan, subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob. Dios mismo nos instruirá en sus caminos, y así andaremos en sus sendas.» Porque de Sión viene la instrucción; de Jerusalén, la palabra del SEÑOR.

Miq 4:3 Dios mismo juzgará entre muchos pueblos, y administrará justicia a naciones poderosas y lejanas. Convertirán en azadones sus espadas, y en hoces sus lanzas. Ya no alzará su espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.

Miq 4:4 Cada uno se sentará bajo su parra y su higuera; y nadie perturbará su solaz —el SEÑOR Todopoderoso lo ha dicho—.

Miq 4:5 Todos los pueblos marchan en nombre de sus dioses, pero nosotros marchamos en el nombre del SEÑOR, en el nombre de nuestro Dios, desde ahora y para siempre.

El Señor librará a Sion

Miq 4:6

Futura restauración de Sión

«En aquel día —afirma el SEÑOR—reuniré a las ovejas lastimadas, dispersas y maltratadas.

Miq 4:7 Con las ovejas heridas formaré un remanente, y con las desterradas, una nación poderosa. El SEÑOR reinará sobre ellas en el monte Sión desde ahora y para siempre.

Miq 4:8 Y tú, Torre del Rebaño, colina fortificada de la ciudad de Sión: a ti volverá tu antiguo poderío, la soberanía de la ciudad de Jerusalén.»

Miq 4:9

Castigo y triunfo de Sión

Ahora, ¿por qué gritas tanto? ¿Acaso no tienes rey? ¿Por qué te han venido dolores de parto? ¿Murió acaso tu consejero?

Miq 4:10 Retuércete y puja, hija de Sión, como mujer a punto de dar a luz, porque ahora vas a salir de tu ciudad, y tendrás que vivir a campo abierto. Irás a Babilonia, pero de allí serás rescatada; el SEÑOR te librará del poder de tus enemigos.

Miq 4:11 Ahora muchas naciones se han reunido contra ti. Y dicen: «¡Que sea profanada Sión! ¡Disfrutemos del espectáculo!»

Miq 4:12 Pero ellas no saben lo que piensa el SEÑOR, ni comprenden sus designios; no saben que él las junta como a gavillas en la era.

Miq 4:13 ¡Levántate, hija de Sión! ¡Ponte a trillar! Yo haré de hierro tus cuernos y de bronce tus pezuñas, para que conviertas en polvo a muchos pueblos, y consagres al SEÑOR sus ganancias injustas; sus riquezas, al Señor de toda la tierra.

Salmo 130

Mi alma espera a Jehová

Sal 130:1

Cántico de los peregrinos.

A ti, SEÑOR, elevo mi clamor desde las profundidades del abismo.

Sal 130:2 Escucha, Señor, mi voz. Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.

Sal 130:3 Si tú, SEÑOR, tomaras en cuenta los pecados, ¿quién, SEÑOR, sería declarado inocente?[a]

Sal 130:4 Pero en ti se halla perdón, y por eso debes ser temido.

Sal 130:5 Espero al SEÑOR, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza.

Sal 130:6 Espero al SEÑOR con toda el alma, más que los centinelas la mañana. Como esperan los centinelas la mañana,

Sal 130:7 así tú, Israel, espera al SEÑOR. Porque en él hay amor inagotable; en él hay plena redención.

Sal 130:8 Él mismo redimirá a Israel de todos sus pecados.