Día 255

14 Jesús & el Reino

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Marcos 11

La entrada triunfal

Mar 11:1

La entrada triunfal

11:1-10—Mt 21:1-9; Lc 19:29-38

11:7-10—Jn 12:12-15

Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagué y a Betania, junto al monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos

Mar 11:2 con este encargo: «Vayan a la aldea que tienen enfrente. Tan pronto como entren en ella, encontrarán atado un burrito, en el que nunca se ha montado nadie. Desátenlo y tráiganlo acá.

Mar 11:3 Y si alguien les dice: “¿Por qué hacen eso?”, díganle: “El Señor lo necesita, y en seguida lo devolverá.” »

Mar 11:4 Fueron, encontraron un burrito afuera en la calle, atado a un portón, y lo desataron.

Mar 11:5 Entonces algunos de los que estaban allí les preguntaron: «¿Qué hacen desatando el burrito?»

Mar 11:6 Ellos contestaron como Jesús les había dicho, y les dejaron desatarlo.

Mar 11:7 Le llevaron, pues, el burrito a Jesús. Luego pusieron encima sus mantos, y él se montó.

Mar 11:8 Muchos tendieron sus mantos sobre el camino; otros usaron ramas que habían cortado en los campos.

Mar 11:9 Tanto los que iban delante como los que iban detrás, gritaban: —¡Hosanna![a] —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor![b]

Mar 11:10 —¡Bendito el reino venidero de nuestro padre David! —¡Hosanna en las alturas!

Mar 11:11 Jesús entró en Jerusalén y fue al templo. Después de observarlo todo, como ya era tarde, salió para Betania con los doce.

Jesús maldice la higuera

Mar 11:12

Jesús purifica el templo

11:12-14—Mt 21:18-22

11:15-18—Mt 21:12-16; Lc 19:45-47; Jn 2:13-16

Al día siguiente, cuando salían de Betania, Jesús tuvo hambre.

Mar 11:13 Viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si hallaba algún fruto. Cuando llegó a ella sólo encontró hojas, porque no era tiempo de higos.

Mar 11:14 «¡Nadie vuelva jamás a comer fruto de ti!», le dijo a la higuera. Y lo oyeron sus discípulos.

Jesús limpia el templo

Mar 11:15 Llegaron, pues, a Jerusalén. Jesús entró en el templo[c] y comenzó a echar de allí a los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas,

Mar 11:16 y no permitía que nadie atravesara el templo llevando mercancías.

Mar 11:17 También les enseñaba con estas palabras: «¿No está escrito: »“Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones” ?[d] Pero ustedes la han convertido en “cueva de ladrones” .»[e]

Mar 11:18 Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley lo oyeron y comenzaron a buscar la manera de matarlo, pues le temían, ya que toda la gente se maravillaba de sus enseñanzas.

Mar 11:19 Cuando cayó la tarde, salieron[f] de la ciudad.

La lección de la higuera marchita

Mar 11:20

La higuera seca

11:20-24—Mt 21:19-22

Por la mañana, al pasar junto a la higuera, vieron que se había secado de raíz.

Mar 11:21 Pedro, acordándose, le dijo a Jesús: —¡Rabí, mira, se ha secado la higuera que maldijiste!

Mar 11:22 —Tengan fe en Dios —respondió Jesús—.

Mar 11:23 Les aseguro[g] que si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá.

Mar 11:24 Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán.

Mar 11:25 Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.[h]

Mar 11:26 --

Cuestionan la autoridad de Jesús

Mar 11:27

La autoridad de Jesús puesta en duda

11:27-33—Mt 21:23-27; Lc 20:1-8

Llegaron de nuevo a Jerusalén, y mientras Jesús andaba por el templo, se le acercaron los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos.

Mar 11:28 —¿Con qué autoridad haces esto? —lo interrogaron—. ¿Quién te dio autoridad para actuar así?

Mar 11:29 —Yo voy a hacerles una pregunta a ustedes —replicó él—. Contéstenmela, y les diré con qué autoridad hago esto:

Mar 11:30 El bautismo de Juan, ¿procedía del cielo o de la tierra?[i] Respóndanme.

Mar 11:31 Ellos se pusieron a discutir entre sí: «Si respondemos: “Del cielo”, nos dirá: “Entonces, ¿por qué no le creyeron?”

Mar 11:32 Pero si decimos: “De la tierra”...» Es que temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan era realmente un profeta.

Mar 11:33 Así que le respondieron a Jesús: —No lo sabemos. —Pues yo tampoco les voy a decir con qué autoridad hago esto.

Marcos 12

La parábola de los labradores

Mar 12:1

Parábola de los labradores malvados

12:1-12—Mt 21:33-46; Lc 20:9-19

Entonces comenzó Jesús a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje.

Mar 12:2 Llegada la cosecha, mandó un siervo a los labradores para recibir de ellos una parte del fruto.

Mar 12:3 Pero ellos lo agarraron, lo golpearon y lo despidieron con las manos vacías.

Mar 12:4 Entonces les mandó otro siervo; a éste le rompieron la cabeza y lo humillaron.

Mar 12:5 Mandó a otro, y a éste lo mataron. Mandó a otros muchos, a unos los golpearon, a otros los mataron.

Mar 12:6 »Le quedaba todavía uno, su hijo amado. Por último, lo mandó a él, pensando: “¡A mi hijo sí lo respetarán!”

Mar 12:7 Pero aquellos labradores se dijeron unos a otros: “Éste es el heredero. Matémoslo, y la herencia será nuestra.”

Mar 12:8 Así que le echaron mano y lo mataron, y lo arrojaron fuera del viñedo.

Mar 12:9 »¿Qué hará el dueño? Volverá, acabará con los labradores, y dará el viñedo a otros.

Mar 12:10 ¿No han leído ustedes esta Escritura: »“La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular;

Mar 12:11 esto es obra del Señor, y nos deja maravillados” ?»[a]

Mar 12:12 Cayendo en la cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos, buscaban la manera de arrestarlo. Pero temían a la multitud; así que lo dejaron y se fueron.

Pagar impuestos al César

Mar 12:13

El pago de impuestos al césar

12:13-17—Mt 22:15-22; Lc 20:20-26

Luego enviaron a Jesús algunos de los fariseos y de los herodianos para tenderle una trampa con sus mismas palabras.

Mar 12:14 Al llegar le dijeron: —Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias, sino que de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no?

Mar 12:15 ¿Debemos pagar o no? Pero Jesús, sabiendo que fingían, les replicó: —¿Por qué me tienden trampas? Tráiganme una moneda romana[b] para verla.

Mar 12:16 Le llevaron la moneda, y él les preguntó: —¿De quién son esta imagen y esta inscripción? —Del césar —contestaron.

Mar 12:17 —Denle, pues, al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios. Y se quedaron admirados de él.

Los saduceos preguntan acerca de la resurrección

Mar 12:18

El matrimonio en la resurrección

12:18-27—Mt 22:23-33; Lc 20:27-38

Entonces los saduceos, que dicen que no hay resurrección, fueron a verlo y le plantearon un problema:

Mar 12:19 —Maestro, Moisés nos enseñó en sus escritos que si un hombre muere y deja a la viuda sin hijos, el hermano de ese hombre tiene que casarse con la viuda para que su hermano tenga descendencia.

Mar 12:20 Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin dejar descendencia.

Mar 12:21 El segundo se casó con la viuda, pero también murió sin dejar descendencia. Lo mismo le pasó al tercero.

Mar 12:22 En fin, ninguno de los siete dejó descendencia. Por último, murió también la mujer.

Mar 12:23 Cuando resuciten, ¿de cuál será esposa esta mujer, ya que los siete estuvieron casados con ella?

Mar 12:24 —¿Acaso no andan ustedes equivocados? —les replicó Jesús—. ¡Es que desconocen las Escrituras y el poder de Dios!

Mar 12:25 Cuando resuciten los muertos, no se casarán ni serán dados en casamiento, sino que serán como los ángeles que están en el cielo.

Mar 12:26 Pero en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no han leído en el libro de Moisés, en el pasaje sobre la zarza, cómo Dios le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob” ?[c]

Mar 12:27 Él no es Dios de muertos, sino de vivos. ¡Ustedes andan muy equivocados!

El Gran Mandamiento

Mar 12:28

El mandamiento más importante

12:28-34—Mt 22:34-40

Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó: —De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?

Mar 12:29 —El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor[d] —contestó Jesús—.

Mar 12:30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.”[e]

Mar 12:31 El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”[f] No hay otro mandamiento más importante que éstos.

Mar 12:32 —Bien dicho, Maestro —respondió el hombre—. Tienes razón al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de él.

Mar 12:33 Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios.

Mar 12:34 Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo: —No estás lejos del reino de Dios. Y desde entonces nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

¿De quién es hijo el Cristo?

Mar 12:35

¿De quién es hijo el Cristo?

12:35-37—Mt 22:41-46; Lc 20:41-44

12:38-40—Mt 23:1-7; Lc 20:45-47

Mientras enseñaba en el templo, Jesús les propuso: —¿Cómo es que los maestros de la ley dicen que el Cristo es hijo de David?

Mar 12:36 David mismo, hablando por el Espíritu Santo, declaró: »“Dijo el Señor a mi Señor: ‘Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies.’”[g]

Mar 12:37 Si David mismo lo llama “Señor”, ¿cómo puede ser su hijo? La muchedumbre lo escuchaba con agrado.

Guardaos de los escribas

Mar 12:38 Como parte de su enseñanza Jesús decía: —Tengan cuidado de los maestros de la ley. Les gusta pasearse con ropas ostentosas y que los saluden en las plazas,

Mar 12:39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes.

Mar 12:40 Se apoderan de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Éstos recibirán peor castigo.

La ofrenda de la viuda

Mar 12:41

La ofrenda de la viuda

12:41-44—Lc 21:1-4

Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades.

Mar 12:42 Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor.[h]

Mar 12:43 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás.

Mar 12:44 Éstos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento.»

Salmo 100

Para siempre es su misericordia

Sal 100:1

Salmo de acción de gracias.

Aclamen alegres al SEÑOR, habitantes de toda la tierra;

Sal 100:2 adoren al SEÑOR con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo.

Sal 100:3 Reconozcan que el SEÑOR es Dios; él nos hizo, y somos suyos.[a] Somos su pueblo, ovejas de su prado.

Sal 100:4 Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre.

Sal 100:5 Porque el SEÑOR es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre.