Día 19
Cielo y Tierra
¿Qué enseña realmente la Biblia acerca del cielo y cuál es la relación del cielo con la tierra? En este video, exploramos el sorprendente punto de vista bíblico de que el cielo y la tierra fueron creados para superponerse uno dentro del otro, y de cómo Jesús tiene la misión de unirlos de una vez por todas.
Éxodo 7
Moisés y Aarón ante Faraón
Éxo 7:1 —Toma en cuenta —le dijo el SEÑOR a Moisés—que te pongo por Dios ante el faraón. Tu hermano Aarón será tu profeta.
Éxo 7:2 Tu obligación es decir todo lo que yo te ordene que digas; tu hermano Aarón, por su parte, le pedirá al faraón que deje salir de su país a los israelitas.
Éxo 7:3 Yo voy a endurecer el corazón del faraón, y aunque haré muchas señales milagrosas y prodigios en Egipto,
Éxo 7:4 él no les hará caso. Entonces descargaré mi poder sobre Egipto; ¡con grandes actos de justicia sacaré de allí a los escuadrones de mi pueblo, los israelitas!
Éxo 7:5 Y cuando yo despliegue mi poder contra Egipto y saque de allí a los israelitas, sabrán los egipcios que yo soy el SEÑOR.
Éxo 7:6
La vara de Moisés
Moisés y Aarón cumplieron al pie de la letra las órdenes del SEÑOR.
Éxo 7:7 Cuando hablaron con el faraón, Moisés tenía ochenta años y Aarón ochenta y tres.
Éxo 7:8 El SEÑOR les dijo a Moisés y a Aarón:
Éxo 7:9 «Cuando el faraón les pida que hagan un milagro, le dirás a Aarón que tome la vara y la arroje al suelo ante el faraón. Así la vara se convertirá en serpiente.»
Éxo 7:10 Moisés y Aarón fueron a ver al faraón y cumplieron las órdenes del SEÑOR. Aarón arrojó su vara al suelo ante el faraón y sus funcionarios, y la vara se convirtió en serpiente.
Éxo 7:11 Pero el faraón llamó a los sabios y hechiceros y, mediante sus artes secretas, también los magos egipcios hicieron lo mismo:
Éxo 7:12 Cada uno de ellos arrojó su vara al suelo, y cada vara se convirtió en una serpiente. Sin embargo, la vara de Aarón se tragó las varas de todos ellos.
Éxo 7:13 A pesar de esto, y tal como lo había advertido el SEÑOR, el faraón endureció su corazón y no les hizo caso.
La primera plaga: el agua convertida en sangre
Éxo 7:14
La plaga de sangre
El SEÑOR le dijo a Moisés: «El corazón del faraón se ha obstinado, y se niega a dejar salir al pueblo.
Éxo 7:15 Anda a verlo por la mañana, cuando salga a bañarse. Espéralo a orillas del río Nilo, y sal luego a su encuentro. No dejes de llevar la vara que se convirtió en serpiente.
Éxo 7:16 Dile allí: “El SEÑOR, Dios de los hebreos, me ha enviado a decirte: ‘¡Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto en el desierto!’ Como no has querido obedecer,
Éxo 7:17 el SEÑOR dice: ‘¡Ahora vas a saber que yo soy el SEÑOR!’ Con esta vara que llevo en la mano voy a golpear las aguas del Nilo, y el río se convertirá en sangre.
Éxo 7:18 Morirán los peces que hay en el río, y el río apestará y los egipcios no podrán beber agua de allí.” »
Éxo 7:19 Dijo también el SEÑOR a Moisés: «Dile a Aarón que tome su vara y extienda el brazo sobre las aguas de Egipto, para que se conviertan en sangre sus arroyos y canales, y sus lagunas y depósitos de agua. Habrá sangre por todo el territorio de Egipto, ¡hasta en las vasijas de madera y de piedra!»
Éxo 7:20 Moisés y Aarón cumplieron las órdenes del SEÑOR. En presencia del faraón y de sus funcionarios, Aarón levantó su vara y golpeó las aguas del Nilo. ¡Y toda el agua del río se convirtió en sangre!
Éxo 7:21 Murieron los peces que había en el Nilo, y tan mal olía el río que los egipcios no podían beber agua de allí. Por todo Egipto se veía sangre.
Éxo 7:22 Sin embargo, mediante sus artes secretas los magos egipcios hicieron lo mismo, de modo que el faraón endureció su corazón y, tal como el SEÑOR lo había advertido, no les hizo caso ni a Aarón ni a Moisés.
Éxo 7:23 Como si nada hubiera pasado, se dio media vuelta y regresó a su palacio.
Éxo 7:24 Mientras tanto, todos los egipcios hacían pozos a la orilla del Nilo en busca de agua potable, porque no podían beber el agua del río.
Éxo 7:25
La plaga de ranas
Siete días pasaron después de que el SEÑOR golpeó el Nilo.
Éxodo 8
La segunda plaga: ranas
Éxo 8:1 El SEÑOR le ordenó a Moisés: «Ve a advertirle al faraón que así dice el SEÑOR: “Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto.
Éxo 8:2 Si no los dejas ir, infestaré de ranas todo tu país.
Éxo 8:3 El Nilo hervirá de ranas, y se meterán en tu palacio, y hasta en tu alcoba y en tu cama, y en las casas de tus funcionarios y de tu pueblo, y en tus hornos y artesas.
Éxo 8:4 Se treparán sobre ti, sobre tu pueblo y sobre tus funcionarios.” »
Éxo 8:5 Luego el SEÑOR le dijo a Moisés: «Dile a Aarón que extienda su vara sobre ríos, arroyos y lagunas, para que todo Egipto se llene de ranas.»
Éxo 8:6 Aarón extendió su brazo sobre las aguas de Egipto, y las ranas llegaron a cubrir todo el país.
Éxo 8:7 Pero, mediante sus artes secretas, los magos hicieron lo mismo, de modo que hicieron venir ranas sobre todo Egipto.
Éxo 8:8 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: —Ruéguenle al SEÑOR que aleje las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que le ofrezca sacrificios.
Éxo 8:9 Moisés le respondió: —Dime cuándo quieres que ruegue al SEÑOR por ti, por tus funcionarios y por tu pueblo. Las ranas se quedarán sólo en el Nilo, y tú y tus casas se librarán de ellas.
Éxo 8:10 —Mañana mismo —contestó el faraón. —Así se hará —respondió Moisés—, y sabrás que no hay dios como el SEÑOR, nuestro Dios.
Éxo 8:11 Las ranas se apartarán de ti y de tus casas, de tus funcionarios y de tu pueblo, y se quedarán únicamente en el Nilo.
Éxo 8:12 Tan pronto como salieron Moisés y Aarón de hablar con el faraón, Moisés clamó al SEÑOR en cuanto a las ranas que había mandado sobre el faraón.
Éxo 8:13 El SEÑOR atendió a los ruegos de Moisés, y las ranas comenzaron a morirse en las casas, en los patios y en los campos.
Éxo 8:14 La gente las recogía y las amontonaba, y el hedor de las ranas llenaba el país.
Éxo 8:15 Pero en cuanto el faraón experimentó alivio, endureció su corazón y, tal como el SEÑOR lo había advertido, ya no quiso saber nada de Moisés ni de Aarón.
La tercera plaga: mosquitos
Éxo 8:16
La plaga de mosquitos
El SEÑOR le ordenó a Moisés que le dijera a Aarón: «Extiende tu vara y golpea el suelo, para que en todo Egipto el polvo se convierta en mosquitos.»
Éxo 8:17 Así lo hizo. Y Aarón extendió su brazo, golpeó el suelo con la vara, y del polvo salieron mosquitos que picaban a hombres y animales. En todo Egipto el polvo se convirtió en mosquitos.
Éxo 8:18 Los magos, recurriendo a sus artes secretas, trataron también de producir mosquitos, pero no pudieron. Mientras tanto, los mosquitos picaban a hombres y animales.
Éxo 8:19 «En todo esto anda la mano de Dios», admitieron los magos ante el faraón, pero éste había endurecido su corazón, así que no les hizo caso, tal como el SEÑOR lo había advertido.
La cuarta plaga: moscas
Éxo 8:20
La plaga de tábanos
El SEÑOR le dijo a Moisés: «Mañana vas a madrugar. Le saldrás al paso al faraón cuando baje al río, y le advertirás: “Así dice el SEÑOR: ‘Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto.
Éxo 8:21 Si no lo dejas ir, enviaré enjambres de tábanos sobre ti y sobre tus funcionarios, sobre tu pueblo y sobre tus casas. Todas las casas egipcias, y aun el suelo que pisan, se llenarán de tábanos.
Éxo 8:22 Cuando eso suceda, la única región donde no habrá tábanos será la de Gosén, porque allí vive mi pueblo. Así sabrás que yo, el SEÑOR, estoy en este país.
Éxo 8:23 Haré distinción[a] entre mi pueblo y tu pueblo. Esta señal milagrosa tendrá lugar mañana.’” »
Éxo 8:24 Y así lo hizo el SEÑOR. Densas nubes de tábanos irrumpieron en el palacio del faraón y en las casas de sus funcionarios, y por todo Egipto. Por causa de los tábanos, el país quedó arruinado.
Éxo 8:25 Llamó entonces el faraón a Moisés y a Aarón, y les dijo: —Vayan y ofrezcan sacrificios a su Dios aquí en el país.
Éxo 8:26 —No estaría bien hacerlo así —contestó Moisés—, porque los sacrificios que ofrecemos al SEÑOR nuestro Dios resultan ofensivos para los egipcios. Si a la vista de ellos ofrecemos sacrificios que les son ofensivos, seguramente nos apedrearán.
Éxo 8:27 Tenemos que hacer un viaje de tres días, hasta el desierto, para ofrecerle sacrificios al SEÑOR nuestro Dios, pues así nos lo ha ordenado.
Éxo 8:28 El faraón respondió: —Voy a dejarlos ir para que ofrezcan sacrificios al SEÑOR su Dios en el desierto, con tal de que no se vayan muy lejos y de que rueguen a Dios por mí.
Éxo 8:29 —En cuanto salga yo de aquí —le aseguró Moisés al faraón—, rogaré por ti al SEÑOR, y de aquí a mañana los tábanos se habrán apartado de ti, de tus funcionarios y de tu pueblo. Pero tú no debes seguir engañándonos ni impidiendo que el pueblo vaya a ofrecerle sacrificios al SEÑOR.
Éxo 8:30 Así que Moisés salió y le rogó al SEÑOR por el faraón.
Éxo 8:31 El SEÑOR accedió a los ruegos de Moisés y apartó los tábanos del faraón, de sus funcionarios y de su pueblo. No quedó un sólo tábano.
Éxo 8:32 Pero una vez más el faraón endureció su corazón y no dejó que el pueblo se fuera.
Éxodo 9
La quinta plaga: muere el ganado de Egipto
Éxo 9:1
La plaga en el ganado
El SEÑOR le ordenó a Moisés que fuera a hablar con el faraón y le advirtiera: «Así dice el SEÑOR, Dios de los hebreos: “Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto.”
Éxo 9:2 Si te niegas a dejarlos ir y sigues reteniéndolos,
Éxo 9:3 la mano del SEÑOR provocará una terrible plaga entre los ganados que tienes en el campo, y entre tus caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas.
Éxo 9:4 Pero el SEÑOR hará distinción entre el ganado de Israel y el de Egipto, de modo que no morirá un solo animal que pertenezca a los israelitas.»
Éxo 9:5 Además, el SEÑOR fijó un plazo y dijo: «Mañana yo, el SEÑOR, haré esto en el país.»
Éxo 9:6 En efecto, al día siguiente murió todo el ganado de los egipcios, pero del ganado de los israelitas no murió ni un solo animal.
Éxo 9:7 Envió el faraón gente a ver los ganados de los israelitas, y se encontraron con que ni un solo animal había muerto. Sin embargo, el faraón endureció su corazón y no quiso dejar ir al pueblo.
La sexta plaga: úlceras
Éxo 9:8
La plaga de úlceras
Entonces el SEÑOR les dijo a Moisés y a Aarón: «Tomen de algún horno puñados de ceniza, y que la arroje Moisés al aire en presencia del faraón.
Éxo 9:9 La ceniza se convertirá en polvo fino, y caerá sobre todo Egipto y abrirá úlceras en personas y animales en todo el país.»
Éxo 9:10 Moisés y Aarón tomaron ceniza de un horno y se plantaron ante el faraón. Allí Moisés la arrojó al aire, y se abrieron úlceras purulentas en personas y animales.
Éxo 9:11 Los magos no pudieron enfrentarse a Moisés, pues ellos y todos los egipcios tenían úlceras.
Éxo 9:12 Pero el SEÑOR endureció el corazón del faraón y, tal como el SEÑOR se lo había advertido a Moisés, no quiso el faraón saber nada de Moisés ni de Aarón.
La séptima plaga: granizo
Éxo 9:13
La plaga de granizo
El SEÑOR le ordenó a Moisés madrugar al día siguiente, y salirle al paso al faraón para advertirle: «Así dice el SEÑOR y Dios de los hebreos: “Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto.
Éxo 9:14 Porque esta vez voy a enviar el grueso de mis plagas contra ti, y contra tus funcionarios y tu pueblo, para que sepas que no hay en toda la tierra nadie como yo.
Éxo 9:15 Si en este momento desplegara yo mi poder, y a ti y a tu pueblo los azotara con una plaga, desaparecerían de la tierra.
Éxo 9:16 Pero te he dejado con vida precisamente para mostrarte mi poder, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra.
Éxo 9:17 Tú, sin embargo, sigues enfrentándote a mi pueblo y no quieres dejarlo ir.
Éxo 9:18 Por eso mañana a esta hora enviaré la peor granizada que haya caído en Egipto desde su fundación.
Éxo 9:19 Ordena inmediatamente que se pongan bajo techo tus ganados y todo lo que tengas en el campo, lo mismo personas que animales, porque el granizo caerá sobre los que anden al aire libre y los matará.” »
Éxo 9:20 Algunos funcionarios del faraón temieron la palabra del SEÑOR y se apresuraron a poner bajo techo a sus esclavos y ganados,
Éxo 9:21 pero otros no hicieron caso de la palabra de Dios y dejaron en el campo a sus esclavos y ganados.
Éxo 9:22 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: «Levanta los brazos al cielo, para que en todo Egipto caiga granizo sobre la gente y los animales, y sobre todo lo que crece en el campo.»
Éxo 9:23 Moisés levantó su vara hacia el cielo, y el SEÑOR hizo que cayera granizo sobre todo Egipto: envió truenos, granizo y rayos sobre toda la tierra.
Éxo 9:24 Llovió granizo, y con el granizo caían rayos zigzagueantes. Nunca en toda la historia de Egipto como nación hubo una tormenta peor que ésta.
Éxo 9:25 El granizo arrasó con todo lo que había en los campos de Egipto, y con personas y animales; acabó con todos los cultivos y derribó todos los árboles.
Éxo 9:26 El único lugar en donde no granizó fue en la tierra de Gosén, donde estaban los israelitas.
Éxo 9:27 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: —Esta vez reconozco mi pecado. El SEÑOR ha actuado con justicia, mientras que yo y mi pueblo hemos actuado mal.
Éxo 9:28 No voy a detenerlos más tiempo; voy a dejarlos ir. Pero rueguen por mí al SEÑOR, que truenos y granizo los hemos tenido de sobra.
Éxo 9:29 —En cuanto yo salga de la ciudad —le contestó Moisés—, elevaré mis manos en oración al SEÑOR, y cesarán los truenos y dejará de granizar. Así sabrás que la tierra es del SEÑOR.
Éxo 9:30 Sin embargo, yo sé que tú y tus funcionarios aún no tienen temor de Dios.
Éxo 9:31 El lino y la cebada fueron destruidos, ya que la cebada estaba en espiga, y el lino en flor.
Éxo 9:32 Sin embargo, el trigo y la espelta no se echaron a perder porque maduran más tarde.
Éxo 9:33 Tan pronto como Moisés dejó al faraón y salió de la ciudad, elevó sus manos en oración al SEÑOR y, en seguida, cesaron los truenos y dejó de granizar y de llover sobre la tierra.
Éxo 9:34 Pero en cuanto vio el faraón que habían cesado la lluvia, el granizo y los truenos, reincidió en su pecado, y tanto él como sus funcionarios endurecieron su corazón.
Éxo 9:35 Tal como el SEÑOR lo había advertido por medio de Moisés, el faraón endureció su corazón y ya no dejó que los israelitas se fueran.
Salmo 19
La ley del Señor es perfecta
Sal 19:1
Al director musical. Salmo de David.
Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos
Sal 19:2 Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber
Sal 19:3 Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible,
Sal 19:4 por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo! Dios ha plantado en los cielos un pabellón para el sol
Sal 19:5 Y éste, como novio que sale de la cámara nupcial, se apresta, cual atleta, a recorrer el camino
Sal 19:6 Sale de un extremo de los cielos y, en su recorrido, llega al otro extremo, sin que nada se libre de su calor.
Sal 19:7 La ley del SEÑOR es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del SEÑOR es digno de confianza: da sabiduría al sencillo
Sal 19:8 Los preceptos del SEÑOR son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del SEÑOR es claro: da luz a los ojos
Sal 19:9 El temor del SEÑOR es puro: permanece para siempre. Las sentencias del SEÑOR son verdaderas: todas ellas son justas
Sal 19:10 Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal
Sal 19:11 Por ellas queda advertido tu siervo; quien las obedece recibe una gran recompensa.
Sal 19:12 ¿Quién está consciente de sus propios errores? ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!
Sal 19:13 Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas; no permitas que tales pecados me dominen. Así estaré libre de culpa y de multiplicar mis pecados.
Sal 19:14 Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh SEÑOR, roca mía y redentor mío.