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02 El Pacto con Abraham

Génesis 41

José Interpreta los sueños de Faraón

Gén 41:1

Los sueños del faraón

Dos años más tarde, el faraón tuvo un sueño: Estaba de pie junto al río Nilo

Gén 41:2 cuando, de pronto, del río salieron siete vacas hermosas y gordas que se pusieron a pastar entre los juncos.

Gén 41:3 Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas, que se pararon a orillas del Nilo, junto a las primeras.

Gén 41:4 ¡Y las vacas feas y flacas se comieron a las vacas hermosas y gordas! En ese momento el faraón se despertó.

Gén 41:5 Pero volvió a dormirse, y tuvo otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo.

Gén 41:6 Tras ellas brotaron otras siete espigas, delgadas y quemadas por el viento solano.

Gén 41:7 ¡Y las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y hermosas! En eso el faraón se despertó y se dio cuenta de que sólo era un sueño.

Gén 41:8 Sin embargo, a la mañana siguiente se levantó muy preocupado, mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los dos sueños. Pero nadie se los pudo interpretar.

Gén 41:9 Entonces el jefe de los coperos le dijo al faraón: «Ahora me doy cuenta del grave error que he cometido.

Gén 41:10 Cuando el faraón se enojó con sus servidores, es decir, conmigo y con el jefe de los panaderos, nos mandó a la cárcel, bajo la custodia del capitán de la guardia.

Gén 41:11 Una misma noche, los dos tuvimos un sueño, cada sueño con su propio significado.

Gén 41:12 Allí, con nosotros, había un joven hebreo, esclavo del capitán de la guardia. Le contamos nuestros sueños, y a cada uno nos interpretó el sueño.

Gén 41:13 ¡Y todo sucedió tal como él lo había interpretado! A mí me restituyeron mi cargo, y al jefe de los panaderos lo ahorcaron.»

Gén 41:14 El faraón mandó llamar a José, y en seguida lo sacaron de la cárcel. Luego de afeitarse y cambiarse de ropa, José se presentó ante el faraón,

Gén 41:15 quien le dijo: —Tuve un sueño que nadie ha podido interpretar. Pero me he enterado de que, cuando tú oyes un sueño, eres capaz de interpretarlo.

Gén 41:16 —No soy yo quien puede hacerlo —respondió José—, sino que es Dios quien le dará al faraón una respuesta favorable.

Gén 41:17 El faraón le contó a José lo siguiente: —En mi sueño, estaba yo de pie a orillas del río Nilo.

Gén 41:18 De pronto, salieron del río siete vacas gordas y hermosas, y se pusieron a pastar entre los juncos.

Gén 41:19 Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas. ¡Jamás se habían visto vacas tan raquíticas en toda la tierra de Egipto!

Gén 41:20 Y las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete vacas gordas.

Gén 41:21 Pero, después de habérselas comido, no se les notaba en lo más mínimo, porque seguían tan feas como antes. Entonces me desperté.

Gén 41:22 »Después tuve otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo.

Gén 41:23 Tras ellas brotaron otras siete espigas marchitas, delgadas y quemadas por el viento solano.

Gén 41:24 Las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y hermosas. Todo esto se lo conté a los magos, pero ninguno de ellos me lo pudo interpretar.

Gén 41:25 José le explicó al faraón: —En realidad, los dos sueños del faraón son uno solo. Dios le ha anunciado lo que está por hacer.

Gén 41:26 Las siete vacas hermosas y las siete espigas hermosas son siete años. Se trata del mismo sueño.

Gén 41:27 Y las siete vacas flacas y feas, que salieron detrás de las otras, y las siete espigas delgadas y quemadas por el viento solano, son también siete años. Pero éstos serán siete años de hambre.

Gén 41:28 »Tal como le he dicho al faraón, Dios le está mostrando lo que está por hacer.

Gén 41:29 Están por venir siete años de mucha abundancia en todo Egipto,

Gén 41:30 a los que les seguirán siete años de hambre, que harán olvidar toda la abundancia que antes hubo. ¡El hambre acabará con Egipto!

Gén 41:31 Tan terrible será el hambre, que nadie se acordará de la abundancia que antes hubo en el país.

Gén 41:32 El faraón tuvo el mismo sueño dos veces porque Dios ha resuelto firmemente hacer esto, y lo llevará a cabo muy pronto.

Gén 41:33 »Por todo esto, el faraón debería buscar un hombre competente y sabio, para que se haga cargo de la tierra de Egipto.

Gén 41:34 Además, el faraón debería nombrar inspectores en todo Egipto, para que durante los siete años de abundancia recauden la quinta parte de la cosecha en todo el país.

Gén 41:35 Bajo el control del faraón, esos inspectores deberán juntar el grano de los años buenos que vienen y almacenarlo en las ciudades, para que haya una reserva de alimento.

Gén 41:36 Este alimento almacenado le servirá a Egipto para los siete años de hambre que sufrirá, y así la gente del país no morirá de hambre.

José hecho gobernante

Gén 41:37 Al faraón y a sus servidores les pareció bueno el plan.

Gén 41:38 Entonces el faraón les preguntó a sus servidores: —¿Podremos encontrar una persona así, en quien repose el espíritu de Dios?

Gén 41:39 Luego le dijo a José: —Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio que tú.

Gén 41:40 Quedarás a cargo de mi palacio, y todo mi pueblo cumplirá tus órdenes. Sólo yo tendré más autoridad que tú, porque soy el rey.

Gén 41:41

José, gobernador de Egipto

Así que el faraón le informó a José: —Mira, yo te pongo a cargo de todo el territorio de Egipto.

Gén 41:42 De inmediato, el faraón se quitó el anillo oficial y se lo puso a José. Hizo que lo vistieran con ropas de lino fino, y que le pusieran un collar de oro en el cuello.

Gén 41:43 Después lo invitó a subirse al carro reservado para el segundo en autoridad, y ordenó que gritaran: «¡Abran paso!»[a] Fue así como el faraón puso a José al frente de todo el territorio de Egipto.

Gén 41:44 Entonces el faraón le dijo: —Yo soy el faraón, pero nadie en todo Egipto podrá hacer nada sin tu permiso.

Gén 41:45 Y le cambió el nombre a José, y lo llamó Zafenat Panea; además, le dio por esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On.[b] De este modo quedó José a cargo de Egipto.

Gén 41:46 Tenía treinta años cuando comenzó a trabajar al servicio del faraón, rey de Egipto. Tan pronto como se retiró José de la presencia del faraón, se dedicó a recorrer todo el territorio de Egipto.

Gén 41:47 Durante los siete años de abundancia la tierra produjo grandes cosechas,

Gén 41:48 así que José fue recogiendo todo el alimento que se produjo en Egipto durante esos siete años, y lo almacenó en las ciudades.

Gén 41:49 Juntó alimento como quien junta arena del mar, y fue tanto lo que recogió que dejó de contabilizarlo. ¡Ya no había forma de mantener el control!

Gén 41:50 Antes de comenzar el primer año de hambre, José tuvo dos hijos con su esposa Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de On.

Gén 41:51 Al primero lo llamó Manasés, porque dijo: «Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas, y de mi casa paterna.»

Gén 41:52 Al segundo lo llamó Efraín, porque dijo: «Dios me ha hecho fecundo en esta tierra donde he sufrido.»

Gén 41:53 Los siete años de abundancia en Egipto llegaron a su fin

Gén 41:54 y, tal como José lo había anunciado, comenzaron los siete años de hambre, la cual se extendió por todos los países. Pero a lo largo y a lo ancho del territorio de Egipto había alimento.

Gén 41:55 Cuando también en Egipto comenzó a sentirse el hambre, el pueblo clamó al faraón pidiéndole comida. Entonces el faraón le dijo a todo el pueblo de Egipto: «Vayan a ver a José, y hagan lo que él les diga.»

Gén 41:56 Cuando ya el hambre se había extendido por todo el territorio, y había arreciado, José abrió los graneros para vender alimento a los egipcios.

Gén 41:57 Además, de todos los países llegaban a Egipto para comprarle alimento a José, porque el hambre cundía ya por todo el mundo.

Génesis 42

Los hermanos de José van a Egipto

Gén 42:1

Los hermanos de José van a Egipto

Cuando Jacob se enteró de que había alimento en Egipto, les dijo a sus hijos: «¿Qué hacen ahí parados, mirándose unos a otros?

Gén 42:2 He sabido que hay alimento en Egipto. Vayan allá y compren comida para nosotros, para que no muramos, sino que podamos sobrevivir.»

Gén 42:3 Diez de los hermanos de José fueron a Egipto a comprar alimento.

Gén 42:4 Pero Jacob no dejó que Benjamín, el hermano de José, se fuera con ellos porque pensó que podría sucederle alguna desgracia.

Gén 42:5 Fue así como los hijos de Israel fueron a comprar alimento, al igual que otros, porque el hambre se había apoderado de Canaán.

Gén 42:6 José era el gobernador del país, y el que vendía trigo a todo el mundo. Cuando sus hermanos llegaron ante él, se postraron rostro en tierra.

Gén 42:7 En cuanto José vio a sus hermanos, los reconoció; pero, fingiendo no conocerlos, les habló con rudeza: —¡Y ustedes!, ¿de dónde vienen? —Venimos de Canaán, para comprar alimento —contestaron.

Gén 42:8 Aunque José los había reconocido, sus hermanos no lo reconocieron a él.

Gén 42:9 En ese momento se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo: —¡De seguro ustedes son espías, y han venido para investigar las zonas desprotegidas del país!

Gén 42:10 —¡No, señor! —respondieron—. Sus siervos hemos venido a comprar alimento.

Gén 42:11 Todos nosotros somos hijos de un mismo padre, y además somos gente honrada. ¡Sus siervos no somos espías!

Gén 42:12 —¡No es verdad! —insistió José—. Ustedes han venido para investigar las zonas desprotegidas del país.

Gén 42:13 Pero ellos volvieron a responder: —Nosotros, sus siervos, éramos doce hermanos, todos hijos de un mismo padre que vive en Canaán. El menor se ha quedado con nuestro padre, y el otro ya no vive.

Gén 42:14 Pero José los increpó una vez más: —Es tal como les he dicho. ¡Ustedes son espías!

Gén 42:15 Y con esto lo vamos a comprobar: Les juro por la vida del faraón, que de aquí no saldrán con vida a menos que traigan a su hermano menor.

Gén 42:16 Manden a uno de ustedes a buscar a su hermano; los demás se quedarán en la cárcel. Así sabremos si es verdad lo que dicen. Y si no es así, ¡por la vida del faraón, ustedes son espías!

Gén 42:17 José los encerró en la cárcel durante tres días.

Gén 42:18 Al tercer día les dijo: —Yo soy un hombre temeroso de Dios. Hagan lo siguiente y salvarán su vida.

Gén 42:19 Si en verdad son honrados, quédese uno de ustedes bajo custodia, y vayan los demás y lleven alimento para calmar el hambre de sus familias.

Gén 42:20 Pero tráiganme a su hermano menor y pruébenme que dicen la verdad. Así no morirán. Ellos aceptaron la propuesta,

Gén 42:21 pero se decían unos a otros: —Sin duda estamos sufriendo las consecuencias de lo que hicimos con nuestro hermano. Aunque vimos su angustia cuando nos suplicaba que le tuviéramos compasión, no le hicimos caso. Por eso ahora nos vemos en aprietos.

Gén 42:22 Entonces habló Rubén: —Yo les advertí que no le hicieran daño al muchacho, pero no me hicieron caso. ¡Ahora tenemos que pagar el precio de su sangre!

Gén 42:23 Como José les hablaba por medio de un intérprete, ellos no sabían que él entendía todo lo que estaban diciendo.

Gén 42:24 José se apartó de ellos y se echó a llorar. Luego, cuando se controló y pudo hablarles, apartó a Simeón y ordenó que lo ataran en presencia de ellos.

Gén 42:25 José dio también la orden de que llenaran de alimentos sus costales, que repusieran en cada una de sus bolsas el dinero que habían pagado, y que les dieran provisiones para el viaje. Y así se hizo.

Gén 42:26 Entonces ellos cargaron el alimento sobre sus asnos y emprendieron el viaje de vuelta.

Gén 42:27 Cuando llegaron al lugar donde acamparían esa noche, uno de ellos abrió su bolsa para darle de comer a su asno, ¡y allí en la abertura descubrió su dinero!

Gén 42:28 Entonces les dijo a sus hermanos: —¡Me devolvieron el dinero! Miren, ¡aquí está, en mi bolsa! Los otros se asustaron mucho, y temblando se decían unos a otros: —¿Qué es lo que Dios nos ha hecho?

Gén 42:29 Al llegar a Canaán, donde estaba su padre Jacob, le contaron todo lo que les había sucedido:

Gén 42:30 —El hombre que gobierna aquel país nos trató con rudeza, a tal grado que nos acusó de ser espías.

Gén 42:31 Nosotros le dijimos: “Somos gente honrada. No somos espías.”

Gén 42:32 Además, le dijimos: “Somos doce hermanos, hijos de un mismo padre. Uno ya no vive, y el menor se ha quedado con nuestro padre en Canaán.”

Gén 42:33 »Entonces el hombre que gobierna aquel país nos dijo: “Con esto voy a comprobar si en verdad son gente honrada. Dejen aquí conmigo a uno de sus hermanos, y vayan a llevar alimento para calmar el hambre de sus familias.

Gén 42:34 Pero a la vuelta tráiganme a su hermano menor. Así comprobaré que no son espías, y que en verdad son gente honrada. Luego les entregaré de vuelta a su hermano, y podrán moverse[a] con libertad por el país.”

Gén 42:35 Cuando comenzaron a vaciar sus costales, se encontraron con que la bolsa de dinero de cada uno estaba allí. Esto hizo que ellos y su padre se llenaran de temor.

Gén 42:36 Entonces Jacob, su padre, les dijo: —¡Ustedes me van a dejar sin hijos! José ya no está con nosotros, Simeón tampoco está aquí, ¡y ahora se quieren llevar a Benjamín! ¡Todo esto me perjudica!

Gén 42:37 Pero Rubén le dijo a su padre: —Yo me hago cargo de Benjamín. Si no te lo devuelvo, podrás matar a mis dos hijos.

Gén 42:38 —¡Mi hijo no se irá con ustedes! —replicó Jacob—. Su hermano José ya está muerto, y ahora sólo él me queda. Si le llega a pasar una desgracia en el viaje que van a emprender, ustedes tendrán la culpa de que este pobre viejo se muera de tristeza.

Salmo 13

"¿Hasta cuándo, Jehová?"

Al director musical. Salmo de David.

¿Hasta cuándo, SEÑOR, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?

Sal 13:2 ¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el enemigo me seguirá dominando?

Sal 13:3 SEÑOR y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumina mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte;

Sal 13:4 así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída.

Sal 13:5 Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación.

Sal 13:6 Canto salmos al SEÑOR. ¡El SEÑOR ha sido bueno conmigo!