Día 237

14 Jesús & el Reino

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Lee la Biblia: Mateo 1-13

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de Mateo que desglosa el diseño literario del libro y su línea de pensamiento. En Mateo, Jesús trae a la tierra el reino celestial de Dios e invita a sus discípulos a entrar a una nueva forma de vivir a través de su muerte y resurrección.

Mateo 3

Juan el Bautista prepara el camino

Mat 3:1

Juan el Bautista prepara el camino

3:1-12—Mr 1:3-8; Lc 3:2-17

En aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea.

Mat 3:2 Decía: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»

Mat 3:3 Juan era aquel de quien había escrito el profeta Isaías: «Voz de uno que grita en el desierto: “Preparen el camino para el Señor, háganle sendas derechas.” »[a]

Mat 3:4 La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello. Llevaba puesto un cinturón de cuero y se alimentaba de langostas y miel silvestre.

Mat 3:5 Acudía a él la gente de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región del Jordán.

Mat 3:6 Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.

Mat 3:7 Pero al ver que muchos fariseos y saduceos llegaban adonde él estaba bautizando, les advirtió: «¡Camada de víboras! ¿Quién les dijo que podrán escapar del castigo que se acerca?

Mat 3:8 Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento.

Mat 3:9 No piensen que podrán alegar: “Tenemos a Abraham por padre.” Porque les digo que aun de estas piedras Dios es capaz de darle hijos a Abraham.

Mat 3:10 El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no produzca buen fruto será cortado y arrojado al fuego.

Mat 3:11 »Yo los bautizo a ustedes con[b] agua para que se arrepientan. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.

Mat 3:12 Tiene el rastrillo en la mano y limpiará su era, recogiendo el trigo en su granero; la paja, en cambio, la quemará con fuego que nunca se apagará.»

El bautismo de Jesús

Mat 3:13

Bautismo de Jesús

3:13-17—Mr 1:9-11; Lc 3:21-22; Jn 1:31-34

Un día Jesús fue de Galilea al Jordán para que Juan lo bautizara.

Mat 3:14 Pero Juan trató de disuadirlo. —Yo soy el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? —objetó.

Mat 3:15 —Dejémoslo así por ahora, pues nos conviene cumplir con lo que es justo —le contestó Jesús. Entonces Juan consintió.

Mat 3:16 Tan pronto como Jesús fue bautizado, subió del agua. En ese momento se abrió el cielo, y él vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él.

Mat 3:17 Y una voz del cielo decía: «Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él.»

Mateo 4

Las tentaciones de Jesús

Mat 4:1

Tentación de Jesús

4:1-11—Mr 1:12-13; Lc 4:1-13

Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo sometiera a tentación.

Mat 4:2 Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.

Mat 4:3 El tentador se le acercó y le propuso: —Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan.

Mat 4:4 Jesús le respondió: —Escrito está: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”[a]

Mat 4:5 Luego el diablo lo llevó a la ciudad santa e hizo que se pusiera de pie sobre la parte más alta del templo, y le dijo:

Mat 4:6 —Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo. Porque escrito está: “Ordenará que sus ángeles te sostengan en sus manos, para que no tropieces con piedra alguna.”[b]

Mat 4:7 —También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios”[c] —le contestó Jesús.

Mat 4:8 De nuevo lo tentó el diablo, llevándolo a una montaña muy alta, y le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor.

Mat 4:9 —Todo esto te daré si te postras y me adoras.

Mat 4:10 —¡Vete, Satanás! —le dijo Jesús—. Porque escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él.”[d]

Mat 4:11 Entonces el diablo lo dejó, y unos ángeles acudieron a servirle.

Jesús comienza su ministerio

Mat 4:12

Jesús comienza a predicar

Cuando Jesús oyó que habían encarcelado a Juan, regresó a Galilea.

Mat 4:13 Partió de Nazaret y se fue a vivir a Capernaúm, que está junto al lago en la región de Zabulón y de Neftalí,

Mat 4:14 para cumplir lo dicho por el profeta Isaías:

Mat 4:15 «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles;

Mat 4:16 el pueblo que habitaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas[e] la luz ha resplandecido.»[f]

Mat 4:17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»

Jesús llama a los primeros discípulos

Mat 4:18

Llamamiento de los primeros discípulos

4:18-22—Mr 1:16-20; Lc 5:2-11; Jn 1:35-42

Mientras caminaba junto al mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: uno era Simón, llamado Pedro, y el otro Andrés. Estaban echando la red al lago, pues eran pescadores.

Mat 4:19 «Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres.»

Mat 4:20 Al instante dejaron las redes y lo siguieron.

Mat 4:21 Más adelante vio a otros dos hermanos: Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en una barca remendando las redes. Jesús los llamó,

Mat 4:22 y dejaron en seguida la barca y a su padre, y lo siguieron.

Jesús predica a grandes muchedumbres

Mat 4:23

Jesús sana a los enfermos

Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente.

Mat 4:24 Su fama se extendió por toda Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba.

Mat 4:25 Lo seguían grandes multitudes de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y de la región al otro lado del Jordán.

Salmo 82

Librad al afligido y al necesitado

Sal 82:1

Salmo de Asaf.

Dios preside el consejo celestial; entre los dioses dicta sentencia:

Sal 82:2 «¿Hasta cuándo defenderán la injusticia y favorecerán a los impíos? Selah

Sal 82:3 Defiendan la causa del huérfano y del desvalido; al pobre y al oprimido háganles justicia.

Sal 82:4 Salven al menesteroso y al necesitado; líbrenlos de la mano de los impíos.

Sal 82:5 »Ellos no saben nada, no entienden nada. Deambulan en la oscuridad; se estremecen todos los cimientos de la tierra.

Sal 82:6 »Yo les he dicho: “Ustedes son dioses; todos ustedes son hijos del Altísimo.”

Sal 82:7 Pero morirán como cualquier mortal; caerán como cualquier otro gobernante.»

Sal 82:8 Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra, pues tuyas son todas las naciones.