Día 311

15 El Pueblo del Reino

293 - 294 - 295 - 296 - 297 - 298 - 299 - 300 - 301 - 302 - 303 - 304 - 305 - 306 - 307 - 308 - 309 - 310 - 311 - 312 - 313 - 314 - 315 - 316 - 317 - 318 - 319 - 320 - 321 - 322 - 323 - 324 - 325 - 326 - 327 - 328 - 329 - 330 - 331 - 332 - 333 - 334 - 335 - 336 - 337 - 338 - 339 - 340 - 341 - 342 - 343 - 344 - 345 - 346 - 347 - 348 - 349

2 Corintios 5

Nuestra morada celestial

2Co 5:1

Nuestra morada celestial

De hecho, sabemos que si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas.

2Co 5:2 Mientras tanto suspiramos, anhelando ser revestidos de nuestra morada celestial,

2Co 5:3 porque cuando seamos revestidos, no se nos hallará desnudos.

2Co 5:4 Realmente, vivimos en esta tienda de campaña, suspirando y agobiados, pues no deseamos ser desvestidos sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.

2Co 5:5 Es Dios quien nos ha hecho para este fin y nos ha dado su Espíritu como garantía de sus promesas.

2Co 5:6 Por eso mantenemos siempre la confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo estaremos alejados del Señor.

2Co 5:7 Vivimos por fe, no por vista.

2Co 5:8 Así que nos mantenemos confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor.

2Co 5:9 Por eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado.

2Co 5:10 Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.

El ministerio de la reconciliación

2Co 5:11

El ministerio de la reconciliación

Por tanto, como sabemos lo que es temer al Señor, tratamos de persuadir a todos, aunque para Dios es evidente lo que somos, y espero que también lo sea para la conciencia de ustedes.

2Co 5:12 No buscamos el recomendarnos otra vez a ustedes, sino que les damos una oportunidad de sentirse orgullosos de nosotros, para que tengan con qué responder a los que se dejan llevar por las apariencias y no por lo que hay dentro del corazón.

2Co 5:13 Si estamos locos, es por Dios; y si estamos cuerdos, es por ustedes.

2Co 5:14 El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron.

2Co 5:15 Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado.

2Co 5:16 Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos.[a] Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así.

2Co 5:17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!

2Co 5:18 Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación:

2Co 5:19 esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.

2Co 5:20 Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.»

2Co 5:21 Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador,[b] para que en él recibiéramos[c] la justicia de Dios.

2 Corintios 6

2Co 6:1 Nosotros, colaboradores de Dios, les rogamos que no reciban su gracia en vano.

2Co 6:2 Porque él dice: «En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé.»[a] Les digo que éste es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación!

2Co 6:3

Privaciones de Pablo

Por nuestra parte, a nadie damos motivo alguno de tropiezo, para que no se desacredite nuestro servicio.

2Co 6:4 Más bien, en todo y con mucha paciencia nos acreditamos como servidores de Dios: en sufrimientos, privaciones y angustias;

2Co 6:5 en azotes, cárceles y tumultos; en trabajos pesados, desvelos y hambre.

2Co 6:6 Servimos con pureza, conocimiento, constancia y bondad; en el Espíritu Santo y en amor sincero;

2Co 6:7 con palabras de verdad y con el poder de Dios; con armas de justicia, tanto ofensivas como defensivas;[b]

2Co 6:8 por honra y por deshonra, por mala y por buena fama; veraces, pero tenidos por engañadores;

2Co 6:9 conocidos, pero tenidos por desconocidos; como moribundos, pero aún con vida; golpeados, pero no muertos;

2Co 6:10 aparentemente tristes, pero siempre alegres; pobres en apariencia, pero enriqueciendo a muchos; como si no tuviéramos nada, pero poseyéndolo todo.

2Co 6:11 Hermanos corintios, les hemos hablado con toda franqueza; les hemos abierto de par en par nuestro corazón.

2Co 6:12 Nunca les hemos negado nuestro afecto, pero ustedes sí nos niegan el suyo.

2Co 6:13 Para corresponder del mismo modo —les hablo como si fueran mis hijos—, ¡abran también su corazón de par en par!

El templo del Dios viviente

2Co 6:14

No formen yunta con los incrédulos

No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad?

2Co 6:15 ¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo?[c] ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo?

2Co 6:16 ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.»[d] Por tanto, el Señor añade:

2Co 6:17 «Salgan de en medio de ellos y apártense. No toquen nada impuro, y yo los recibiré.»[e]

2Co 6:18 «Yo seré un padre para ustedes, y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso.»[f]

Salmo 1

El camino del justo y del malvado

Sal 1:1

LIBRO I

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos,

Sal 1:2 sino que en la ley del SEÑOR se deleita, y día y noche medita en ella.

Sal 1:3 Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!

Sal 1:4 En cambio, los malvados son como paja arrastrada por el viento.

Sal 1:5 Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio, ni los pecadores en la asamblea de los justos.

Sal 1:6 Porque el SEÑOR cuida el camino de los justos, mas la senda de los malos lleva a la perdición.