Día 256

14 Jesús & el Reino

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Marcos 13

Jesús predice la destrucción del templo

Mar 13:1

Señales del fin del mundo

13:1-37—Mt 24:1-51; Lc 21:5-36

Cuando salía Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: —¡Mira, Maestro! ¡Qué piedras! ¡Qué edificios!

Mar 13:2 —¿Ves todos estos grandiosos edificios? —contestó Jesús—. No quedará piedra sobre piedra; todo será derribado.

Señales del fin del mundo

Mar 13:3 Más tarde estaba Jesús sentado en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron en privado:

Mar 13:4 —Dinos, ¿cuándo sucederá eso? ¿Y cuál será la señal de que todo está a punto de cumplirse?

Mar 13:5 —Tengan cuidado de que nadie los engañe —comenzó Jesús a advertirles—.

Mar 13:6 Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy”, y engañarán a muchos.

Mar 13:7 Cuando sepan de guerras y de rumores de guerras, no se alarmen. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin.

Mar 13:8 Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá terremotos por todas partes; también habrá hambre. Esto será apenas el comienzo de los dolores.

Mar 13:9 »Pero ustedes cuídense. Los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. Por mi causa comparecerán ante gobernadores y reyes para dar testimonio ante ellos.

Mar 13:10 Pero primero tendrá que predicarse el evangelio a todas las naciones.

Mar 13:11 Y cuando los arresten y los sometan a juicio, no se preocupen de antemano por lo que van a decir. Sólo declaren lo que se les dé a decir en ese momento, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.

Mar 13:12 »El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres y les darán muerte.

Mar 13:13 Todo el mundo los odiará a ustedes por causa de mi nombre, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.

La abominación desoladora

Mar 13:14 »Ahora bien, cuando vean “el horrible sacrilegio”[a] donde no debe estar (el que lee, que lo entienda), entonces los que estén en Judea huyan a las montañas.

Mar 13:15 El que esté en la azotea no baje ni entre en casa para llevarse nada.

Mar 13:16 Y el que esté en el campo no regrese para buscar su capa.

Mar 13:17 ¡Ay de las que estén embarazadas o amamantando en aquellos días!

Mar 13:18 Oren para que esto no suceda en invierno,

Mar 13:19 porque serán días de tribulación como no la ha habido desde el principio, cuando Dios creó el mundo,[b] ni la habrá jamás.

Mar 13:20 Si el Señor no hubiera acortado esos días, nadie sobreviviría. Pero por causa de los que él ha elegido, los ha acortado.

Mar 13:21 Entonces, si alguien les dice a ustedes: “¡Miren, aquí está el Cristo!” o “¡Miren, allí está!”, no lo crean.

Mar 13:22 Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos.

Mar 13:23 Así que tengan cuidado; los he prevenido de todo.

La venida del Hijo del Hombre

Mar 13:24 »Pero en aquellos días, después de esa tribulación, »“se oscurecerá el sol y no brillará más la luna;

Mar 13:25 las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes serán sacudidos” .[c]

Mar 13:26 »Verán entonces al Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria.

Mar 13:27 Y él enviará a sus ángeles para reunir de los cuatro vientos a los elegidos, desde los confines de la tierra hasta los confines del cielo.

La lección de la higuera

Mar 13:28 »Aprendan de la higuera esta lección: Tan pronto como se ponen tiernas sus ramas y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca.

Mar 13:29 Igualmente, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el tiempo está cerca, a las puertas.

Mar 13:30 Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan.

Mar 13:31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.

Nadie sabe el día y la hora

Mar 13:32

Se desconocen el día y la hora

»Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.

Mar 13:33 ¡Estén alerta! ¡Vigilen![d] Porque ustedes no saben cuándo llegará ese momento.

Mar 13:34 Es como cuando un hombre sale de viaje y deja su casa al cuidado de sus siervos, cada uno con su tarea, y le manda al portero que vigile.

Mar 13:35 »Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben cuándo volverá el dueño de la casa, si al atardecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer;

Mar 13:36 no sea que venga de repente y los encuentre dormidos.

Mar 13:37 Lo que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!

Marcos 14

Complot para matar a Jesús

Mar 14:1

Una mujer unge a Jesús en Betania

14:1-11—Mt 26:2-16

14:1-2, 14— Lc 22:1-6


Faltaban sólo dos días para la Pascua y para la fiesta de los Panes sin levadura. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley buscaban con artimañas cómo arrestar a Jesús para matarlo.

Mar 14:2 Por eso decían: «No durante la fiesta, no sea que se amotine el pueblo.»

Jesús ungido en Betania

Mar 14:3 En Betania, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Simón llamado el leproso, llegó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy costoso, hecho de nardo puro. Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.

Mar 14:4 Algunos de los presentes comentaban indignados: —¿Para qué este desperdicio de perfume?

Mar 14:5 Podía haberse vendido por muchísimo dinero[a] para darlo a los pobres. Y la reprendían con severidad.

Mar 14:6 —Déjenla en paz —dijo Jesús—. ¿Por qué la molestan? Ella ha hecho una obra hermosa conmigo.

Mar 14:7 A los pobres siempre los tendrán con ustedes, y podrán ayudarlos cuando quieran; pero a mí no me van a tener siempre.

Mar 14:8 Ella hizo lo que pudo. Ungió mi cuerpo de antemano, preparándolo para la sepultura.

Mar 14:9 Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique el evangelio, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo.

Judas prepara su traición

Mar 14:10 Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los jefes de los sacerdotes para entregarles a Jesús.

Mar 14:11 Ellos se alegraron al oírlo, y prometieron darle dinero. Así que él buscaba la ocasión propicia para entregarlo.

La Pascua con los discípulos

Mar 14:12

La Cena del Señor

14:12-26—Mt 26:17-30; Lc 22:7-23

14:22-25—1Co 11:23-25

El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, cuando se acostumbraba sacrificar el cordero de la Pascua, los discípulos le preguntaron a Jesús: —¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas la Pascua?

Mar 14:13 Él envió a dos de sus discípulos con este encargo: —Vayan a la ciudad y les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo,

Mar 14:14 y allí donde entre díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la sala en la que pueda comer la Pascua con mis discípulos?”

Mar 14:15 Él les mostrará en la planta alta una sala amplia, amueblada y arreglada. Preparen allí nuestra cena.

Mar 14:16 Los discípulos salieron, entraron en la ciudad y encontraron todo tal y como les había dicho Jesús. Así que prepararon la Pascua.

Mar 14:17 Al anochecer llegó Jesús con los doce.

Mar 14:18 Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo: —Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.

Mar 14:19 Ellos se pusieron tristes, y uno tras otro empezaron a preguntarle: —¿Acaso seré yo?

Mar 14:20 —Es uno de los doce —contestó—, uno que moja el pan conmigo en el plato.

Mar 14:21 A la verdad, el Hijo del hombre se irá tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.

Institución de la Cena del Señor

Mar 14:22 Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos, diciéndoles: —Tomen; esto es mi cuerpo.

Mar 14:23 Después tomó una copa, dio gracias y se la dio a ellos, y todos bebieron de ella.

Mar 14:24 —Esto es mi sangre del pacto,[b] que es derramada por muchos —les dijo—.

Mar 14:25 Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta aquel día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.

Jesús predice la negación de Pedro

Mar 14:26 Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.

Mar 14:27

Jesús predice la negación de Pedro

14:27-31—Mt 26:31-35

—Todos ustedes me abandonarán —les dijo Jesús—, porque está escrito: »“Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas.”[c]

Mar 14:28 Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea.

Mar 14:29 —Aunque todos te abandonen, yo no —declaró Pedro.

Mar 14:30 —Te aseguro —le contestó Jesús—que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez,[d] me negarás tres veces.

Mar 14:31 —Aunque tenga que morir contigo —insistió Pedro con vehemencia—, jamás te negaré. Y los demás dijeron lo mismo.

Jesús ora en Getsemaní

Mar 14:32

Getsemaní

14:32-42—Mt 26:36-46; Lc 22:40-46

Fueron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús les dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí mientras yo oro.»

Mar 14:33 Se llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a sentir temor y tristeza.

Mar 14:34 «Es tal la angustia que me invade que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y vigilen.»

Mar 14:35 Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora.

Mar 14:36 Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo,[e] pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»

Mar 14:37 Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. «Simón —le dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora?

Mar 14:38 Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo[f] es débil.»

Mar 14:39 Una vez más se retiró e hizo la misma oración.

Mar 14:40 Cuando volvió, los encontró dormidos otra vez, porque se les cerraban los ojos de sueño. No sabían qué decirle.

Mar 14:41 Al volver por tercera vez, les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? ¡Se acabó! Ha llegado la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.

Mar 14:42 ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!»

Traición y arresto de Jesús

Mar 14:43

Arresto de Jesús

14:43-50—Mt 26:14-56; Lc 22:47-50; Jn 18:3-11

Todavía estaba hablando Jesús cuando de repente llegó Judas, uno de los doce. Lo acompañaba una turba armada con espadas y palos, enviada por los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos.

Mar 14:44 El traidor les había dado esta contraseña: «Al que yo le dé un beso, ése es; arréstenlo y llévenselo bien asegurado.»

Mar 14:45 Tan pronto como llegó, Judas se acercó a Jesús. —¡Rabí! —le dijo, y lo besó.

Mar 14:46 Entonces los hombres prendieron a Jesús.

Mar 14:47 Pero uno de los que estaban ahí desenfundó la espada e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole una oreja.

Mar 14:48 —¿Acaso soy un bandido[g] —dijo Jesús—, para que vengan con espadas y palos a arrestarme?

Mar 14:49 Día tras día estaba con ustedes, enseñando en el templo, y no me prendieron. Pero es preciso que se cumplan las Escrituras.

Mar 14:50 Entonces todos lo abandonaron y huyeron.

Un joven huye

Mar 14:51 Cierto joven que se cubría con sólo una sábana iba siguiendo a Jesús. Lo detuvieron,

Mar 14:52 pero él soltó la sábana y escapó desnudo.

Jesús ante el Consejo

Mar 14:53

Jesús ante el Consejo

14:53-65—Mt 26:57-68; Jn 18:12-13, 19-24

14:61-63—Lc 22:67-71

Llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote y se reunieron allí todos los jefes de los sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley.

Mar 14:54 Pedro lo siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote. Allí se sentó con los guardias, y se calentaba junto al fuego.

Mar 14:55 Los jefes de los sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban alguna prueba contra Jesús para poder condenarlo a muerte, pero no la encontraban.

Mar 14:56 Muchos testificaban falsamente contra él, pero sus declaraciones no coincidían.

Mar 14:57 Entonces unos decidieron dar este falso testimonio contra él:

Mar 14:58 —Nosotros le oímos decir: “Destruiré este templo hecho por hombres y en tres días construiré otro, no hecho por hombres.”

Mar 14:59 Pero ni aun así concordaban sus declaraciones.

Mar 14:60 Poniéndose de pie en el medio, el sumo sacerdote interrogó a Jesús: —¿No tienes nada que contestar? ¿Qué significan estas denuncias en tu contra?

Mar 14:61 Pero Jesús se quedó callado y no contestó nada. —¿Eres el Cristo, el Hijo del Bendito? —le preguntó de nuevo el sumo sacerdote.

Mar 14:62 —Sí, yo soy —dijo Jesús—. Y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo en las nubes del cielo.

Mar 14:63 —¿Para qué necesitamos más testigos? —dijo el sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras—.

Mar 14:64 ¡Ustedes han oído la blasfemia! ¿Qué les parece? Todos ellos lo condenaron como digno de muerte.

Mar 14:65 Algunos comenzaron a escupirle; le vendaron los ojos y le daban puñetazos. —¡Profetiza! —le gritaban. Los guardias también le daban bofetadas.

Pedro niega a Jesús

Mar 14:66

Pedro niega a Jesús

14:66-72—Mt 26:69-75; Lc 22:56-62; Jn 18:16-18, 25-27

Mientras Pedro estaba abajo en el patio, pasó una de las criadas del sumo sacerdote.

Mar 14:67 Cuando vio a Pedro calentándose, se fijó en él. —Tú también estabas con ese nazareno, con Jesús —le dijo ella.

Mar 14:68 Pero él lo negó: —No lo conozco. Ni siquiera sé de qué estás hablando. Y salió afuera, a la entrada.[h]

Mar 14:69 Cuando la criada lo vio allí, les dijo de nuevo a los presentes: —Éste es uno de ellos.

Mar 14:70 Él lo volvió a negar. Poco después, los que estaban allí le dijeron a Pedro: —Seguro que tú eres uno de ellos, pues eres galileo.

Mar 14:71 Él comenzó a echarse maldiciones. —¡No conozco a ese hombre del que hablan! —les juró.

Mar 14:72 Al instante un gallo cantó por segunda vez.[i] Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: «Antes de que el gallo cante por segunda vez,[j] me negarás tres veces.» Y se echó a llorar.

Salmo 101

Andaré en integridad

Sal 101:1

Salmo de David.

Quiero cantar al amor y a la justicia: quiero, SEÑOR, cantarte salmos.

Sal 101:2 Quiero triunfar en el camino de perfección: ¿Cuándo me visitarás? Quiero conducirme en mi propia casa con integridad de corazón.

Sal 101:3 No me pondré como meta nada en que haya perversidad. Las acciones de gente desleal las aborrezco; no tendrán nada que ver conmigo.

Sal 101:4 Alejaré de mí toda intención perversa; no tendrá cabida en mí la maldad.

Sal 101:5 Al que en secreto calumnie a su prójimo, lo haré callar para siempre; al de ojos altivos y corazón soberbio no lo soportaré.

Sal 101:6 Pondré mis ojos en los fieles de la tierra, para que habiten conmigo; sólo estarán a mi servicio los de conducta intachable.

Sal 101:7 Jamás habitará bajo mi techo nadie que practique el engaño; jamás prevalecerá en mi presencia nadie que hable con falsedad.

Sal 101:8 Cada mañana reduciré al silencio a todos los impíos que hay en la tierra; extirparé de la ciudad del SEÑOR a todos los malhechores.