Día 263
14 Jesús & el Reino
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Juan 11
La muerte de Lázaro
Jua 11:1
Muerte de Lázaro
Había un hombre enfermo llamado Lázaro, que era de Betania, el pueblo de María y Marta, sus hermanas.
Jua 11:2 María era la misma que ungió con perfume al Señor, y le secó los pies con sus cabellos.
Jua 11:3 Las dos hermanas mandaron a decirle a Jesús: «Señor, tu amigo querido está enfermo.»
Jua 11:4 Cuando Jesús oyó esto, dijo: «Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado.»
Jua 11:5 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
Jua 11:6 A pesar de eso, cuando oyó que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más donde se encontraba.
Jua 11:7 Después dijo a sus discípulos: —Volvamos a Judea.
Jua 11:8 —Rabí —objetaron ellos—, hace muy poco los judíos intentaron apedrearte, ¿y todavía quieres volver allá?
Jua 11:9 —¿Acaso el día no tiene doce horas? —respondió Jesús—. El que anda de día no tropieza, porque tiene la luz de este mundo.
Jua 11:10 Pero el que anda de noche sí tropieza, porque no tiene luz.
Jua 11:11 Dicho esto, añadió: —Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo.
Jua 11:12 —Señor —respondieron sus discípulos—, si duerme, es que va a recuperarse.
Jua 11:13 Jesús les hablaba de la muerte de Lázaro, pero sus discípulos pensaron que se refería al sueño natural.
Jua 11:14 Por eso les dijo claramente: —Lázaro ha muerto,
Jua 11:15 y por causa de ustedes me alegro de no haber estado allí, para que crean. Pero vamos a verlo.
Jua 11:16 Entonces Tomás, apodado el Gemelo,[a] dijo a los otros discípulos: —Vayamos también nosotros, para morir con él.
Yo soy la resurrección y la vida
Jua 11:17
Jesús consuela a las hermanas de Lázaro
A su llegada, Jesús se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.
Jua 11:18 Betania estaba cerca de Jerusalén, como a tres kilómetros[b] de distancia,
Jua 11:19 y muchos judíos habían ido a casa de Marta y de María, a darles el pésame por la muerte de su hermano.
Jua 11:20 Cuando Marta supo que Jesús llegaba, fue a su encuentro; pero María se quedó en la casa.
Jua 11:21 —Señor —le dijo Marta a Jesús—, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Jua 11:22 Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.
Jua 11:23 —Tu hermano resucitará —le dijo Jesús.
Jua 11:24 —Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final —respondió Marta.
Jua 11:25 Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera;
Jua 11:26 y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?
Jua 11:27 —Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo.
Jesús llora
Jua 11:28 Dicho esto, Marta regresó a la casa y, llamando a su hermana María, le dijo en privado: —El Maestro está aquí y te llama.
Jua 11:29 Cuando María oyó esto, se levantó rápidamente y fue a su encuentro.
Jua 11:30 Jesús aún no había entrado en el pueblo, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él.
Jua 11:31 Los judíos que habían estado con María en la casa, dándole el pésame, al ver que se había levantado y había salido de prisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar.
Jua 11:32 Cuando María llegó adonde estaba Jesús y lo vio, se arrojó a sus pies y le dijo: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Jua 11:33 Al ver llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente.
Jua 11:34 —¿Dónde lo han puesto? —preguntó. —Ven a verlo, Señor —le respondieron.
Jua 11:35 Jesús lloró.
Jua 11:36 —¡Miren cuánto lo quería! —dijeron los judíos.
Jua 11:37 Pero algunos de ellos comentaban: —Éste, que le abrió los ojos al ciego, ¿no podría haber impedido que Lázaro muriera?
Jesús resucita a Lázaro
Jua 11:38
Jesús resucita a Lázaro
Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra.
Jua 11:39 —Quiten la piedra —ordenó Jesús. Marta, la hermana del difunto, objetó: —Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí.
Jua 11:40 —¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.
Jua 11:41 Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: —Padre, te doy gracias porque me has escuchado.
Jua 11:42 Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.
Jua 11:43 Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: —¡Lázaro, sal fuera!
Jua 11:44 El muerto salió, con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario. —Quítenle las vendas y dejen que se vaya —les dijo Jesús.
Complot para matar a Jesús
Jua 11:45
La conspiración para matar a Jesús
Muchos de los judíos que habían ido a ver a María y que habían presenciado lo hecho por Jesús, creyeron en él.
Jua 11:46 Pero algunos de ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.
Jua 11:47 Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron a una reunión del Consejo. —¿Qué vamos a hacer? —dijeron—. Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas.
Jua 11:48 Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, y vendrán los romanos y acabarán con nuestro lugar sagrado, e incluso con nuestra nación.
Jua 11:49 Uno de ellos, llamado Caifás, que ese año era el sumo sacerdote, les dijo: —¡Ustedes no saben nada en absoluto!
Jua 11:50 No entienden que les conviene más que muera un solo hombre por el pueblo, y no que perezca toda la nación.
Jua 11:51 Pero esto no lo dijo por su propia cuenta sino que, como era sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús moriría por la nación judía,
Jua 11:52 y no sólo por esa nación sino también por los hijos de Dios que estaban dispersos, para congregarlos y unificarlos.
Jua 11:53 Así que desde ese día convinieron en quitarle la vida.
Jua 11:54 Por eso Jesús ya no andaba en público entre los judíos. Se retiró más bien a una región cercana al desierto, a un pueblo llamado Efraín, donde se quedó con sus discípulos.
Jua 11:55 Faltaba poco para la Pascua judía, así que muchos subieron del campo a Jerusalén para su purificación ceremonial antes de la Pascua.
Jua 11:56 Andaban buscando a Jesús, y mientras estaban en el templo comentaban entre sí: «¿Qué les parece? ¿Acaso no vendrá a la fiesta?»
Jua 11:57 Por su parte, los jefes de los sacerdotes y los fariseos habían dado la orden de que si alguien llegaba a saber dónde estaba Jesús, debía denunciarlo para que lo arrestaran.
Juan 12
María unge a Jesús en Betania
Jua 12:1
María unge a Jesús en Betania
Seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien Jesús había resucitado.
Jua 12:2 Allí se dio una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él.
Jua 12:3 María tomó entonces como medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándoselos luego con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Jua 12:4 Judas Iscariote, que era uno de sus discípulos y que más tarde lo traicionaría, objetó:
Jua 12:5 —¿Por qué no se vendió este perfume, que vale muchísimo dinero,[a] para dárselo a los pobres?
Jua 12:6 Dijo esto, no porque se interesara por los pobres sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba robarse lo que echaban en ella.
Jua 12:7 —Déjala en paz —respondió Jesús—. Ella ha estado guardando este perfume para el día de mi sepultura.[b]
Jua 12:8 A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.
Complot para matar a Lázaro
Jua 12:9 Mientras tanto, muchos de los judíos se enteraron de que Jesús estaba allí, y fueron a ver no sólo a Jesús sino también a Lázaro, a quien Jesús había resucitado.
Jua 12:10 Entonces los jefes de los sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro,
Jua 12:11 pues por su causa muchos se apartaban de los judíos y creían en Jesús.
La entrada triunfal
Jua 12:12
La entrada triunfal
12:12-15—Mt 21:4-9; Mr 11:7-10; Lc 19:35-38
Al día siguiente muchos de los que habían ido a la fiesta se enteraron de que Jesús se dirigía a Jerusalén;
Jua 12:13 tomaron ramas de palma y salieron a recibirlo, gritando a voz en cuello: —¡Hosanna! —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor![c] —¡Bendito el Rey de Israel!
Jua 12:14 Jesús encontró un burrito y se montó en él, como dice la Escritura:
Jua 12:15 «No temas, oh hija de Sión; mira, que aquí viene tu rey, montado sobre un burrito.»[d]
Jua 12:16 Al principio, sus discípulos no entendieron lo que sucedía. Sólo después de que Jesús fue glorificado se dieron cuenta de que se había cumplido en él lo que de él ya estaba escrito.
Jua 12:17 La gente que había estado con Jesús cuando él llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos, seguía difundiendo la noticia.
Jua 12:18 Muchos que se habían enterado de la señal realizada por Jesús salían a su encuentro.
Jua 12:19 Por eso los fariseos comentaban entre sí: «Como pueden ver, así no vamos a lograr nada. ¡Miren cómo lo sigue todo el mundo!»
Unos griegos buscan a Jesús
Jua 12:20
Jesús predice su muerte
Entre los que habían subido a adorar en la fiesta había algunos griegos.
Jua 12:21 Éstos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le pidieron: —Señor, queremos ver a Jesús.
Jua 12:22 Felipe fue a decírselo a Andrés, y ambos fueron a decírselo a Jesús.
Jua 12:23 —Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado —les contestó Jesús—.
Jua 12:24 Ciertamente les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto.
Jua 12:25 El que se apega a su vida la pierde; en cambio, el que aborrece su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna.
Jua 12:26 Quien quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará.
El Hijo del hombre tiene que ser levantado
Jua 12:27 »Ahora todo mi ser está angustiado, ¿y acaso voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil” ? ¡Si precisamente para afrontarla he venido!
Jua 12:28 ¡Padre, glorifica tu nombre! Se oyó entonces, desde el cielo, una voz que decía: «Ya lo he glorificado, y volveré a glorificarlo.»
Jua 12:29 La multitud que estaba allí, y que oyó la voz, decía que había sido un trueno; otros decían que un ángel le había hablado.
Jua 12:30 —Esa voz no vino por mí sino por ustedes —dijo Jesús—.
Jua 12:31 El juicio de este mundo ha llegado ya, y el príncipe de este mundo va a ser expulsado.
Jua 12:32 Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.
Jua 12:33 Con esto daba Jesús a entender de qué manera iba a morir.
Jua 12:34 —De la ley hemos sabido —le respondió la gente—que el Cristo permanecerá para siempre; ¿cómo, pues, dices que el Hijo del hombre tiene que ser levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre?
Jua 12:35 —Ustedes van a tener la luz sólo un poco más de tiempo —les dijo Jesús—. Caminen mientras tienen la luz, antes de que los envuelvan las tinieblas. El que camina en las tinieblas no sabe a dónde va.
La incredulidad del pueblo
Jua 12:36 Mientras tienen la luz, crean en ella, para que sean hijos de la luz. Cuando terminó de hablar, Jesús se fue y se escondió de ellos.
Jua 12:37
Los judíos siguen en su incredulidad
A pesar de haber hecho Jesús todas estas señales en presencia de ellos, todavía no creían en él.
Jua 12:38 Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje, y a quién se le ha revelado el poder del Señor?»[e]
Jua 12:39 Por eso no podían creer, pues también había dicho Isaías:
Jua 12:40 «Les ha cegado los ojos y endurecido el corazón, para que no vean con los ojos, ni entiendan con el corazón ni se conviertan; y yo los sane.»[f]
Jua 12:41 Esto lo dijo Isaías porque vio la gloria de Jesús y habló de él.
Jua 12:42 Sin embargo, muchos de ellos, incluso de entre los jefes, creyeron en él, pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga.
Jua 12:43 Preferían recibir honores de los hombres más que de parte de Dios.
Jesús vino a salvar al mundo
Jua 12:44 «El que cree en mí —clamó Jesús con voz fuerte—, cree no sólo en mí sino en el que me envió.
Jua 12:45 Y el que me ve a mí, ve al que me envió.
Jua 12:46 Yo soy la luz que ha venido al mundo, para que todo el que crea en mí no viva en tinieblas.
Jua 12:47 »Si alguno escucha mis palabras, pero no las obedece, no seré yo quien lo juzgue; pues no vine a juzgar al mundo sino a salvarlo.
Jua 12:48 El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue. La palabra que yo he proclamado lo condenará en el día final.
Jua 12:49 Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo.
Jua 12:50 Y sé muy bien que su mandato es vida eterna. Así que todo lo que digo es lo que el Padre me ha ordenado decir.»
Salmo 108
En Dios haremos proezas
Sal 108:1
Cántico. Salmo de David.
Firme está, oh Dios, mi corazón; ¡voy a cantarte salmos, gloria mía!
Sal 108:2 ¡Despierten, arpa y lira! ¡Haré despertar al nuevo día!
Sal 108:3 Te alabaré, SEÑOR, entre los pueblos; te cantaré salmos entre las naciones.
Sal 108:4 Pues tu amor es tan grande que rebasa los cielos; ¡tu verdad llega hasta el firmamento!
Sal 108:5 Tú, oh Dios, estás sobre los cielos, y tu gloria cubre toda la tierra.
Sal 108:6 Líbranos con tu diestra, respóndeme para que tu pueblo amado quede a salvo.
Sal 108:7 Dios ha dicho en su santuario: «Triunfante repartiré a Siquén, y dividiré el valle de Sucot.
Sal 108:8 Mío es Galaad, mío es Manasés; Efraín es mi yelmo y Judá mi cetro.
Sal 108:9 En Moab me lavo las manos, sobre Edom arrojo mi sandalia; sobre Filistea lanzo gritos de triunfo.»
Sal 108:10 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me mostrará el camino a Edom?
Sal 108:11 ¿No es Dios quien nos ha rechazado? ¡Ya no sales, oh Dios, con nuestros ejércitos!
Sal 108:12 Bríndanos tu ayuda contra el enemigo, pues de nada sirve la ayuda humana.
Sal 108:13 Con Dios obtendremos la victoria; ¡él pisoteará a nuestros enemigos!